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Suplemento Economía Domingo 9 de Febrero de 2014

Vuelta a la ortodoxia para contener el dólar

Los acuerdos o controles de precios y los escraches a empresas o altos ejecutivos son las pobres medidas que hasta ahora se le ocurrieron al Gobierno para neutralizar los aumentos. Pero los resultados son magros. Con las paritarias encima, el escenario perfila una creciente conflictividad.

José Calero

Por José Calero

El

Gobierno apeló a recetas ortodoxas para contener el dólar y logró

enfriar la corrida cambiaria, mientras busca bajar expectativas

inflacionarias, algo complicado si no reduce la emisión monetaria

y achica el gasto público, para retomar la senda del superávit

fiscal extraviada hace dos años.

El Banco Central sorprendió a los bancos con una circular que

los obliga a desprenderse de buena parte de los dólares que tenían

cómo respaldo, una receta de manual aplicada en la Argentina en el

2003, y que ahora Juan Carlos Fábrega desempolvó en medio de

la corrida cambiaria.


En paralelo subió las tasas de interés, una decisión que no

será gratuita, ya que pondrá en el freezer muchas decisiones

económicas y puede llevar a que en el 2014 la economía

prácticamente no crezca.

El cimbronazo se sintió y el dólar bajó, aunque todavía el

paralelo se mantenga por encima de los 12 pesos, un nivel que el

gobierno considera elevado.


El Banco Central volvió a comprar dólares, bajó 15 centavos la

cotización del oficial a $7,90 y fue fuerte la caída de precios de

los bonos que se usan para comprar dólares en la Bolsa, lo que

también derrumbó el precio de acciones.

El panorama se calmó también al trascender que las cerealeras

liquidarán este mes 2.000 millones de dólares, más del doble de lo

que entraron en enero.


Lo hicieron tras recibir señales inequívocas de la Casa Rosada

de que hay margen para mantener el dólar oficial en 8 pesos.

El gobierno necesita pasar el verano hasta que fluyan las

liquidaciones de divisas por exportaciones agropecuarias, en

especial de la soja, a partir de mediados de marzo.

Esto tendrá un doble beneficio: permitirá robustecer las

alicaídas reservas monetarias y le dará más fondos al Fisco por la

recaudación por retenciones.


Además esto aliviará el frente fiscal, pero no alcanzará a solucionar

el principal problema que afronta la economía argentina: las

expectativas inflacionarias generadas por la emisión monetaria, el

aumento del gasto público y el déficit fiscal, que volvió para

quedarse a partir del 2012.


La necesidad de aquietar los bríos inflacionarios que desató la

devaluación del peso en diciembre y enero demandó ahora volver a

un dólar calmo y tasas de interés mucho más altas.

A esto se sumó la apertura parcial del cepo cambiario para

permitir las compras de dólares a precio oficial para ahorro

mientras devaluaban.


La compra promedio de divisas arrancó en unos 30 millones de

dólares diarios, y ahora parece estar bajando, después de que la

Presidenta amenazó con quitarle a los compradores los subsidios a

la luz y el gas por tener "tanta capacidad de ahorro".

El problema para el que por ahora no se encuentra salida es la

escalada de precios.


Los "precios cuidados", la canasta escolar y otras medidas son

apenas paliativos, medidas de poco alcance más ligadas a la

propaganda, y de control confuso para los consumidores.

La falta de éxito de estos nuevos acuerdos de precios tal vez

explique que el ultrakirchnerismo haya impulsado un boicot de los

consumidores con aval oficial, y que haya recurrido otra vez a la

metodología del escrache en un momento difícil, con afiches que

apuntan contra los principales directivos de las cadenas de

supermercados y electrodomésticos.


La inflación en enero rondó el 5 por ciento, según datos

coincidentes de la exdirectora de Precios del INDEC, Graciela

Bevacqua, del estudio Bein y de Indecom, el instituto que releva

precios en comercios de proximidad.

Proyectado, este indicador eleva a 60 por ciento la inflación

anual, un nivel insostenible y que le meterá presión a las

paritarias.


No es casualidad que los docentes bonaerenses haya puesto ese

60 por ciento como meta de aumento.

Los maestros nacionales arrancaron ya las negociaciones con el

gobierno de Cristina Kirchner, y de su resultado dependerá la

oferta que el gobierno de Daniel Scioli hará a los de Suteba y a

los estatales, con quienes arrancará reuniones técnicas esta

semana, así como también el resto de los gobernadores (en Santa Fe las negociaciones por la cuestión salarial se inició la semana pasada).


Pero para que esta ecuación cierre el gobierno deberá bajar en

forma drástica las expectativas inflacionarias.

Necesita reducir la emisión monetaria, achicar los subsidios,

reducir las importaciones de energía y fijar un horizonte de

retorno al equilibrio fiscal para el segundo semestre del año.

Por ahora ha recorrido el camino inverso, ya que incluso

aumentó subsidios sociales y volvería a subirlos en las próximas

semanas para calmar el efecto erosionante que las remarcaciones

están teniendo en la base social de los barrios más postergados.

Es por eso que el gran interrogante ahora es si tras aplicarse

una devaluación ortodoxa, superior al 20%, el equipo económico se

animará a adoptar las otras decisiones de fondo que parece

demandar la Argentina, y asumir el costo político de aplicar más

remedios amargos.

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