Por Redacción
Así las cosas, el mundo es un barco al que le entra agua desde todos los costados. Por ahora, no hay motivo alguno para festejar eufóricos la muerte del narcotráfico y la pobreza. Estos problemas no pertenecen a otro planeta; son bien nuestros, aunque produzca bostezos en el primer mundo, al que poco le importan estas vicisitudes de países menores.
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