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Suplemento Economía Domingo 4 de Agosto de 2013

Récords de recaudación, pero también de inflación

PANORAMA NACIONAL

José Calero

Por José Calero

Los

sucesivos récords experimentados por la recaudación se explican en

parte por una administración tributaria más eficaz, pero sobre

todo por la falta de actualización por inflación de Ganancias, el

mantenimiento de impuestos distorsivos y el incremento de la

recaudación del IVA por efecto de la inflación. 

La recaudación de julio alcanzó los $80.298 millones y creció

31% en comparación con el mismo mes de 2012, por aumento del

consumo, inflación, aportes patronales, Ganancias e impuesto

al Cheque.

La recaudación por IVA alcanzó los $14.897,9 millones, con un

alza del 38,6%, que reflejó mayor consumo por aumentos salariales,

pero también por el efecto inflación.

En cambio, las retenciones bajaron 15,8% con respecto a julio

de 2012 porque los productores vendieron menos y el precio de los

commodities retrocedió.

El alza en la recaudación fue producto también de un récord en

los ingresos por el impuesto al Cheque, un gravamen creado por

Domingo Cavallo cuando era ministro de Fernando de la Rúa, que iba

a ser transitorio y terminó siendo uno de los principales factores

de recaudación para el Fisco.


Ricardo Echegaray destacó que solo en julio se recaudaron

$5.089,6 millones por el impuesto a las cuentas corrientes, dolor

de cabeza permanente para las pequeñas y medianas empresas, para

las cuales representa un costo operativo cada vez más oneroso.

Es decir, el Estado argentino le saca al sector privado unos

60.000 millones de pesos anuales mediante un gravamen que no

debería existir.


Los tributaristas sostienen que este impuesto carece de razón

de ser, y señalan que en ningún lugar del mundo se cobra, mientras

que en la Argentina lleva trece años erosionando la rentabilidad

de personas físicas y empresas.

Un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad

Argentina y Latinoamericana (IERAL) estima que la carga impositiva

alcanzará este año 42,8% del Producto, lo cual significa 28.366

pesos por habitante.

En términos del PIB y considerando los tres niveles de

gobierno, sostiene el estudio, se pasó de una presión tributaria

efectiva de 22% en 2001 a 38,6% en 2012.

El IERAL calcula que este año cada habitante pagará en promedio

impuestos por $26.515, cifra 134% superior a la de 2001 ($11.330,

expresados a valores de 2013).


El estudio también advierte sobre el fuerte crecimiento de los

subsidios a empresas (731% entre 2005 y 2012), como consecuencia

de una "inadecuada política de precios, que le puso un freno al

crecimiento de la obra pública e hizo desaparecer al ahorro fiscal

(pasó de $2.178 per cápita en 2007 a un déficit de $133 en 2012)".


Otro impuesto en el centro de la polémica es Ganancias: la AFIP

subrayó que llegó a los $15.648,8 millones en julio y subió 42,4%.

Pero las empresas sostienen que esa recaudación es "ficticia",

porque en realidad las utilidades están infladas porque el

gobierno no actualiza balances por inflación y hace que se deba

tributar más.


En medio de la campaña, la presidenta Cristina Fernández viene

asegurando que su administración no aumentó impuestos.

Sin embargo, las retenciones sufrieron incrementos, aunque la

mayor presión impositiva -la más alta de la historia según

tributaristas- se produce especialmente por el efecto inflación.


El costo de vida, que vuelve a proyectarse por encima del 25

por ciento para este año, engorda ventas, ganancias y los

movimientos económicos sobre los cuales se calculan y pagan los

impuestos.

La falta de ajuste por inflación de los mínimos o de la base

imponible de los impuestos hace el resto del trabajo para que la

AFIP siga recaudando a manos llenas.

Desde 2001, el mínimo no imponible de Ganancias se ajustó la

mitad de la inflación real y las escalas sobre las que se aplican

las alícuotas se mantienen congeladas hace 13 años.

A esto se suma que Bienes Personales no se actualiza desde 2007

y, en la misma línea, las categorías del Monotributo no se ajustan

desde 2010, creando un problema cada vez más complejo para los

pequeños contribuyentes.

En el marco de la "originalidad" que suele caracterizar a la

política económica, la inflación y la ausencia de ajuste de los

mínimos permiten aumentar la presión impositiva sin subir

impuestos.

Así, haciendo una lectura a fondo, la recaudación récord no es

tal, como tampoco lo es el crecimiento de la economía.


Ni que hablar de la supuesta robustez de las cuentas del

Estado, cuyo déficit se agiganta mes tras mes en medio de una

maraña de subsidios y gastos que se incrementaron por la campaña

electoral.

Pero habrá que dar crédito a la capacidad de inventiva oficial,

que parece haber encontrado una fórmula para incrementar la

presión impositiva sin tener que admitirlo.

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