Por José Calero
La presidenta Cristina Fernández ratificó en Nueva York un
latiguillo que corre riesgo de volverse vacío a fuerza de
repetido, según la lectura de referentes del mercado y sectores
políticos, empresariales y financieros.
El argumento de que todo lo malo que le sucede a la Argentina
es "culpa de los fondos buitre" puede terminar sonando a retórica
vacía para algunos sectores de poder, preocupados porque sus
negocios empezaron a mermar.
Los ´lobos´ de la city porteña siguen en cambio con interés
creciente los desequilibrios liderados por la inflación, el
déficit fiscal, la emisión monetaria casi descontrolada, la falta
de dólares para importar y la desaceleración que se esparce en
cada vez más amplios sectores.
Con buen ´timing´, la jefa de Estado aprovechó primero su
almuerzo con el papa Francisco en el Vaticano y luego su
exposición en la Asamblea de la ONU en Nueva York, para denunciar
una confabulación del sistema financiero internacional contra la
Argentina.
Ese entramado de intereses que supuestamente buscaría derrumbar
el modelo económico argentino estaría integrado, según la
mandataria, por la Justicia norteamericana -con aval de la
administración de Barack Obama y hasta su encargado de negocios en
el país, Kevin Sullivan, a quien se amenazó con echar de
territorio nacional-, y los fondos buitre.
A ese conjunto de intereses que buscarían quedarse con el
petróleo que la Argentina poseería, según la presidenta, en
niveles similares a los de "Arabia Saudita" gracias al yacimiento
no convencional de Vaca Muerta, se habría sumado este mes el
gobierno alemán, de acuerdo con el razonamiento que retumba por
estas horas en las oficinas de la Rosada.
Para el gobierno, la trama se complica porque la supuesta
confabulación incluye "enemigos internos" que buscan esmerilar el
sistema cambiario provocando "psicosis" en cientos de miles de
ahorristas que salen a las calles ansiosos por comprar dólares,
según lo afirmado por el viceministro de Economía, Emmanuel
Alvarez Agis.
Esa "fiebre" por el dólar habría alcanzado tanto a asalariados
de gran porte como a jubilados, a los que a veces les sobran unos
pesos al finalizar el mes y buscan resguardar sus ahorros.
En el año, el inversor que apostó al mercado paralelo obtuvo
una ganancia récord del 57,5 por ciento, ya que el blue cotizaba a
$10 a principios de año y cerró la semana a $15,75.
Nada mal para una operación que carece de sofisticaciones y se
puede concretar con el ´arbolito´ de la esquina.
La presidenta dijo que la ganancia del 1.600 por ciento en
dólares que el fallo del juez Griesa le brinda a los fondos buitre
es "inconcebible" en cualquier lugar del mundo.
También lo es que el gobierno admita, más por impotencia que
por estrategia, que se pueda hacer semejante negocio con una
actividad improductiva como el mercado paralelo del dólar.
A esta altura, los avatares del modelo económico parecen más el
resultado de la impericia de haber aplicado un cepo cambiario sin
plan, o haber confiado en que la Corte norteamericana le daría a
la Argentina el tiempo necesario para salir del escollo de la
deuda, ahora convertido en un dolor de cabeza interminable.
Todavía replican las palabras confiadas del ministro Axel
Kicillof cuando dijo que tenía "todo estudiado" tras la decisión
de la Corte de Estados Unidos de desestimar el tratamiento del
litigio por la deuda.
Pareció una exceso de confianza del funcionario, casi "sobrar
la situación", como se dice en la calle.
Algo parecido ocurre con la "psicosis" por el dólar denunciada
por su segundo, Alvarez Agis.
Casi siempre que los funcionarios apelaron a la psiquiatría
para justificar fallas de política, la historia terminó patas para
arriba.
Algunos especialistas suelen definir a la psicosis como una
escisión o pérdida de contacto con la realidad.
Algo de eso parece estar ocurriendo con ciertas políticas que
terminan generando más daños que beneficios a la gente.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.