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Suplemento Economía Domingo 3 de Marzo de 2013

Manejo de conflictos en las empresas

Cuando las disputas son tratadas en forma correcta asoman oportunidades que permiten tomar decisiones sustentables en torno a problemas organizacionales.

Germán Ciceri

Por Germán Ciceri

Los conflictos son intrínsecos a las organizaciones. Muchos, sintiéndose incómodos, intentan ignorarlos, minimizarlos y seguir como si no existiera, lo que suele ser contraproducente. Por el contrario, al abordarlos eficazmente, los conflictos pueden ser una fuente generadora de cambios productivos y fortalecer la propia gestión, no sólo en lo que respecta a la conducción del propio equipo, sino también en otras relaciones laborales, tanto hacia dentro como hacia fuera de la organización.

En este artículo, presentaremos un recorrido por el concepto de conflicto, los diferentes tipos, sus impactos en la organización y cómo sacar provecho si se presentan en su empresa.


¿QUE ES UN CONFLICTO?

Un conflicto es una situación de tensión que se genera en una relación, cuando la manera en que una de las partes intenta responder a sus propios deseos, necesidades y/o expectativas frustra los deseos, necesidades y/o expectativas de la otra parte.

Los conflictos en toda organización se presentan frecuentemente, esto es normal pues donde hay personas que interactúan e intercambian ideas siempre van a haber discrepancias, ya que todos somos diferentes, poseemos diversidad de objetivos, opiniones, intereses y maneras de pensar, conocer, percibir y vincularnos.

Los conflictos se pueden definir en función de los efectos que produce en una organización. Bajo este punto de vista los conflictos pueden ser: funcionales, son aquellos en los que existe una confrontación que resulta positiva para el rendimiento de la organización; o disfuncionales, donde cualquier confrontación o interacción perjudica a la organización o impide que esta alcance sus objetivos.

Además del impacto que el conflicto ocasiona a la organización, distinguimos diversos tipos de conflictos según el ámbito en el que se sitúa:


* Conflicto intraindividual: El conflicto dentro del individuo ocurre cuando una persona persigue objetivos divergentes con los de la organización, o no sabe qué trabajo debe realizar, o cuando la persona debe hacer más de lo que es capaz de realizar. Con frecuencia, este tipo de conflicto influye en la manera en que el individuo responde a otros tipos de conflictos organizativos.


* Conflicto interindividual: El conflicto entre individuos de la misma organización se debe a diferencias de personalidad o provienen de las presiones referentes a los roles.


* Conflicto intragrupal: El conflicto entre individuos y grupos frecuentemente se relaciona con la manera en que las personas afrontan las presiones de conformidad que les impone su grupo de trabajo.


* Conflicto intergrupal: El conflicto entre grupos dentro de la misma organización proviene de diferencias de perspectivas temporales o de colisión en los subobjetivos que persiguen los departamentos.


* Conflicto intraorganizativo: Todos los conflictos anteriores tienen, en un sentido amplio, esta naturaleza. En un sentido estricto, nos referimos a los ocasionados cuando su configuración organizativa provoca una serie de debilidades.


* Conflicto interorganizativo: El conflicto normal entre organizaciones recibe el nombre de competencia. Se ha reconocido que lleva al desarrollo de nuevos productos, tecnologías y servicios, así como a una utilización más eficiente de los recursos.


Cuando el conflicto actúa como una fuerza negativa y no se maneja de forma adecuada, impone costos difíciles de cuantificar, pero sin duda muy elevados como: despilfarro de tiempo de los directivos, pérdida de talento, postergación o impedimento para la toma de decisiones eficaces, caída de la productividad, entre otros.

Ahora bien, las disputas tratadas correctamente presentan oportunidades valiosas para tomar decisiones sustentables de problemas organizacionales, aumentar el rendimiento de los grupos de las personas, reducir costos, así como indirectamente aprovechar mejor las oportunidades y hacer una adecuada reestructuración de las situaciones o problemas en la organización para un mejor control.

De igual forma, a nivel personal, promueve la competitividad, la investigación y hasta la proactividad el estar en conflicto, ya que para poder llegar a soluciones, uno debe estar preparado, no sólo con una buena actitud, sino también en conocimientos, ideas, criterios, etc. Podemos decir que los conflictos actúan como catalizador para mejorar los desempeños de las personas y por ende de las organizaciones.

Para la resolución de conflictos se debe contar con personal altamente capacitado para evaluar la dimensión de este, dialogar, planear las estrategias adecuadas y de esta manera hacer frente al problema.

Algunas actitudes, comportamientos y habilidades fundamentales para tratarlo son: tener una mente abierta, conocimiento del problema, disposición para manejarlo y resolverlo, contar con un moderador capacitado, dejar a un lado los sentimientos y buscar soluciones prácticas.

El manejo del conflicto es una oportunidad para lograr el fortalecimiento de la cultura organizacional, dado que posibilita integrar los valores en prácticas sistemáticas, generando que los miembros de la organización se sientan involucrados.

El conflicto es inevitable, por lo cual debemos aprender a manejar los diversos factores que propicien una solución positiva logrando el consenso de opiniones y aceptación de diferencias de las partes involucradas (posición activa y de cooperación).

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