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Suplemento Economía Domingo 1 de Junio de 2014

Los colchones se pusieron de moda, ¿volverá esta moda a la Argentina?

Como parece que alguien se toma el trabajo de leer esta columna, intentaré, vía los argumentos vertidos, responder a varias preguntas sin exponerlas una por una.

Fernando Camusso

Por Fernando Camusso

Los colchones están de moda, por lo menos en el ámbito del fútbol. El Atlético Madrid (colchonero) barrió al Barcelona de Martino y Messi a fuerza de garra, orden y disciplina consagrándose campeón de la liga española, aunque se quedó sin combustible en la final de la Champions. Enorme mérito igualmente para ese equipo. Hablando de Atlético, el celeste sigue en primera. Ahora podemos respirar un poco.


DINAMICA MACROECONOMICA

En Argentina otro tipo de colchón, el cambiario, sirvió de base para buenos momentos de la economía allá por el año 2006. Hoy ese colchón cambiario no está, se fue, se esfumó, desapareció, ¿se entiende? Esto permitió, entre otras cosas, bancar un tiempo sin mover el tipo de cambio nominal. Cualquier especie de corrida, como ocurrió en el año 2010, era posible apagarse en dos días con el poder de fuego del BCRA que, por entonces, estaba cercano a los USD 50.000 millones.

¿Cómo se logró ese colchón? Con tipo de cambio alto, o sea una moneda depreciada con respecto al dólar que estimulaba al sector exportador, pero que ponía un peaje vía derechos de exportación. Si Uds. recuerdan, por el año 2006, nadie hablaba de retenciones, sólo los ámbitos técnicos. Néstor era vivo, “pará un cacho decía entre bambalinas, que de esta forma ganamos todos” y tenía razón. Esto generó superávit comercial. Atención, para que el círculo cerrara también garantizó superávit fiscal a través de su libretita diaria. Para ese año el superávit fiscal primario (sin incluir intereses de la deuda) llegó a 3% del PBI.

Este fue el modelo por casi 5 años, diría del 2004 al 2009. De aquí y hasta mediados del 2010 íbamos y veníamos, pero a partir del 2011 la cosa empezó a cambiar. En parte por los resabios de la crisis internacional, pero sobre todo por mala estrategia económica. El proceso inflacionario comenzó a erosionar la competitividad y el dólar comenzó a atrasarse incentivando el aumento de las importaciones que comenzaron a estrangular el balance comercial. Allí llegó Comercio Interior para sofocar el fuego con nafta. Restricciones y cepo.

Como la inversión, que a propósito ahora sabemos que no fue del 22% del PBI sino del 17%, no era suficiente para garantizar un crecimiento sostenido, se apeló a sostener la demanda agregada a través del consumo. Para esto era necesario mantener un gasto público alto, solo posible vía aumento de la presión tributaria, retenciones hasta en trigo y una emisión monetaria creciente para financiar un déficit fiscal que mostraba signos de aceleración. Los recursos no eran, y no son, suficientes.

Este esquema de dominancia fiscal retroalimentó el proceso inflacionario. La tasa de emisión monetaria de los años 2011, 2012 y primeros meses del 2013 era del 30% anual promedio. Sin financiamiento externo y con restricción de divisas, el nivel de reservas llegó al mínimo de USD 25.000 millones.

Solo para tomar dimensión, el colchón cambiario (nivel de reservas internacionales) en la actualidad de Brasil es de USD 350.000 millones, de Perú USD 65.700 milllones, de Colombia USD 43.500 millones, de Chile USD 41.000 millones.


El 2014 nos recibió con una economía mostrando todas sus restricciones y la presión sobre el dólar generó una mini-corrida cambiaria que terminó con una devaluación del 23% en la semana del 20 de enero pasado. Menos mal que apareció un Presidente del BCRA que impuso cierta lógica y frenó la corrida básicamente con tres medidas: suba de tasas, restricción de tenencia de activos en moneda extranjera a las entidades financieras y fuerte absorción monetaria. ¿Lo malo? Frenazo de la actividad económica. Es obvio, el modelo ajusta vía caída del salario real.


REALIDAD ACTUAL

Como dije, con la llegada del nuevo Presidente del BCRA tenemos unos meses de relativa paz cambiaria, aunque estos últimos días el dólar oficial comenzó a levantar nuevamente. Los rumores sobre discrepancias entre el Ministerio de Economía y el Banco Central son muchos por estos días, al punto de obligar a este último a publicar una desmentida. Cierto es que la falta de coordinación existe y es manifiesta. Como escribiera hace un tiempo, era cantado que por estos meses se venía el proceso de sintonía fina, frase políticamente correcta para evitar decir prueba y error. Las restricciones que mencionaba permanecen intactas, nada se ha hecho en este sentido para liberarlas al menos un poco. Conforme el proceso inflacionario y la falta de dólares continúa, la ausencia de financiamiento externo sólo nos lleva a una nueva/vieja situación: expectativas de devaluación.


Así las cosas, el mecanismo de prueba y error comenzó nomás impulsado por una reducción de la tasa de interés. Batalla ganada por Kicillof a Fábrega. Este último sabía que aún no era tiempo. Que recrear nuevas expectativas de devaluación en plena liquidación del agro era un error.

Pero batallas son batallas. ¿Qué pasó? Se disparó el paralelo. De manual. Pura sábana corta. Seamos honestos, el paralelo también se disparó por los vivos “corre rumores” de siempre, que aprovechan para embolsar alguna diferencia. De momento el Presidente del BCRA declaró el día 27/05 en el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción que espera que las reservas internacionales se mantengan en USD 28.000 millones para finales del 2014 y que solo propiciaría una mayor reducción de tasas de interés si el nivel de precios mensual se redujera en forma permanente por debajo del 2%.


Es absolutamente necesario entender una cosa, es claro que se necesita reactivar el nivel de actividad, pero hasta que no puedas domar un poco al dólar, es imposible en Argentina producir mejoras reales. Es así, nuestra economía es un experimento a escala planetaria. Parece que las autoridades habrían tomado nota del error y estarían tratando de “coordinar”. El BCRA está intentando poner calma vía el mercado de futuros, por lo menos es lo que mostró el 22 y 23/05 y 29/05. Pero esa es otra historia.

Por lo pronto parece que se arregló con el Club de París (USD 9.700 milllones en cinco años) y Rusia nos habría invitado a participar del grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), al que se sumó Sudáfrica hace un tiempo. Algo así como BRICSA.

Son buenas noticias, la primera se las anticipé hace un tiempo. Aunque el arreglo con el Club de París nos salió caro, es absolutamente necesario dar señales claras hacia la comunidad financiera internacional. Debemos descomprimir el frente externo, quitar presión sobre el dólar y tener financiamiento internacional público y privado disponible. Todos los países disponen de estos recursos y nosotros hace diez años que estamos fuera.

Tener fuentes potenciales de financiamiento externo no es para endeudarse a lo bruto, como en los viejos tiempos, sino para momentos como este donde la restricción externa no genera divisas. ¿O acaso no es bueno que una empresa tenga una calificación crediticia en un banco por si necesita disponer de un crédito? ¿Qué tal si esta empresa no tiene problemas de solvencia pero si de liquidez momentánea?


PROTECCION

DEL BOLSILLO

La pregunta que más me realizan es casi obvia: ¿Qué va a pasar con la economía en unos meses y específicamente con el dólar? Más allá de dar mi opinión, que por supuesto no implica ninguna verdad absoluta ni mucho menos, siempre sugiero tomar la siguiente actitud. Es bastante común que la gente en general analice cuál será la política del gobierno nacional pero desde su propia perspectiva. Eso es un error. Si Ud. quiere analizar lo mejor posible el devenir de los acontecimientos, deje de lado lo que desearía o le gustaría, e intente pensar como político. Acá de lo que se trata es de analizar lo mejor posible la realidad para tomar decisiones.

Ejemplo, entramos en un contexto electoral. ¿Conoce Ud. algún gobierno que desee achicar el gasto en estos momentos? Por lo tanto lo más probable es que la expansión del gasto continúe, tal vez con una mayor coordinación en la política monetaria. Como consecuencia la inflación seguirá alta, digamos aproximadamente 35% anual.


¿Conoce Ud. algún gobierno que desee meter un salto devaluatorio en este contexto? Aunque esto es algo más complicado, lo más probable es que intente ajustar el tipo de cambio (dólar) al compás de la inflación. Si ese fuera el caso, y suponiendo que en el primer cuatrimestre tuvimos un 14% de inflación, una posibilidad sería que a la micro devaluación iniciada hace una semana, le reste aproximadamente un 20% hasta fin de año. O sea, un dólar alrededor de $9,60 para diciembre.

En lo personal prefiero un plan anti-inflacionario a devaluaciones. Pero recuerde, no se trata de lo que uno prefiera, sino de lo que podría hacer el gobierno nacional.

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