Por Guillermo Briggiler
Podemos suprimir la ley de gravedad. Si coloco un gran forzador de aire en el piso, la fuerza del viento compensará la atracción y flotaré. Pero nunca debo olvidarme que existe, por más tiempo que pasemos flotando, no podemos ignorar la realidad. Si se apaga el ventilador, caigo al piso. El sistema funciona porque conozco la ley de gravedad y trabajé para anularla.
En la Argentina de las últimas décadas se niegan cosas obvias, el inicio de la vida en la concepción, la inflación, la pobreza, el desempleo, la manera de generar riqueza y muchas más. A esto le sumamos que el forzador de aire que nos mantiene a flote se está depreciando y se comienza a descreer de él.
Tenemos un problema de gestión del Estado que traspasó signos políticos y que debe solucionarse urgentemente. Se gasta más de lo que se recauda, unos lo cubrieron con reservas, otros con endeudamiento y los actuales con emisión. Ninguna de las opciones son viables, el país necesita un cambio de modelo de negocio como Nación. El empleo privado escasea en el país, por lo que el Estado debe encargarse de atender las necesidades económicas de gran parte de la población económicamente activa y de los jubilados que llegan a la edad sin aportes suficientes, así como de las cajas de seguridad social a las que cada vez llegan menos aportes.
Con este diagnóstico nos acercamos a las elecciones que terminan tapando todo y sumiendo a la economía en modo electoral, donde las únicas propuestas son uno (o el otro) o el abismo. Infantilidades y tiempo perdido que demora las posibilidades de recuperación económica y con ello, los sueños de prosperidad de generaciones enteras.
Es urgente que se arregle con el FMI, recuperemos el crédito externo como país serio que alguna vez fuimos y logremos que ingresen inversiones, que no vienen simplemente de especulación financiera, sino que es el ahorro de los argentinos que cambia de estar en el colchón sin producir nada -ni para el que lo posee- a financiar empresas que generen bienes, servicios y empleos en el país, pero que además generen una renta a sus tenedores, ya sea vía dividendo o intereses. El mercado de capitales no es para oscuros especuladores como muchos nos lo quieren mostrar, sino para que el conjunto de la sociedad transfiera fondos ociosos a quienes lo necesitan para producir y el riesgo se distribuya entre muchos para lograr proyectos de mayor tamaño y rentabilidad para todas las partes.
Hasta las elecciones tendremos un dólar oficial atrasado, los verdes alternativos con amplia brecha, inversiones suspendidas, gasto público financiado con emisión e inflación del 50% anual, importaciones restringidas y exportaciones escasas y tarifas que demoran su actualización. Luego la clave estará en el arreglo con el Fondo, si se logra y adecuamos las variables macros a las leyes de “gravedad” económica, el país puede volver a crecer y los individuos pueden volver a ilusionarse y soñar con mejorar su condiciones actuales.
#BuenaSaludFinanciera
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@GuilleBriggiler
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