Por Redacción
Internacional que asesorará al Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
(Indec) en la elaboración de un índice de precios de carácter federal.
Ningún
funcionario fue a recibirlos a Ezeiza. A diferencia de los años noventa, cuando
las autoridades nacionales hacían de la llegada de una misión del FMI una
cuestión de Estado, esta vez no hubo alfombra roja.
La causa es una decisión
puramente nacional. La delegación técnica, que viene a realizar un
asesoramiento, no reviste ningún carácter político, no lo tiene. Así lo pidió la
Argentina y así lo aceptó el FMI, no obstante lo cual, desde el establishment
económico y de los medios de comunicación surgieron voces en los últimos días
reclamando un tratamiento diferencial y criticando al gobierno por su decisión,
que es la de no darle estatus político. De allí se desprende el tratamiento
protocolar que se le debe dispensar.
Lejanas están las épocas en que
gobiernos de corte netamente neoliberal debían “consultar” con el Fondo la
política impositiva, por caso una modificación en el IVA, o el nivel de los
salarios de los trabajadores del país.
En el Fondo han captado el nuevo
escenario político, porque sus funcionarios, desde los directivos en Washington
hasta los que desde ayer se encuentran en Buenos Aires, han cultivado el “bajo
perfil” en el sentido de que han aceptado las reglas de juego que impuso la
Argentina.
La misión, de seis miembros, es encabezada por Robert Rennhack
–subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental a cargo del Cono Sur
(Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay)–, a quien acompañan dos
funcionarios de ese departamento y tres del Departamento de
Estadísticas.
Rennhack, un funcionario que desde hace años sigue las cuentas
de los países latinoamericanos en el FMI, ha recibido precisas instrucciones de
la dirección del organismo acerca de cuál será el alcance de su trabajo, las que
fueron expresadas días atrás por la directora del Departamento de Relaciones
Externas del Fondo, Caroline Atkinson, quien señaló que la misión responde a un
pedido formulado por el gobierno argentino y que “no está encuadrada en la
revisión del Artículo 4” del estatuto del Fondo, de cuyos alcances la Argentina
está exenta por haber saldado toda su deuda en 2005.
Durante su estadía en la
Argentina, los especialistas mantendrán encuentros con “usuarios” de las
estadísticas, como empresarios, consultores y académicos, y con funcionarios de
alto rango y personal del Indec.
Según un alta fuente del gobierno, la
confección del nuevo IPC a nivel nacional demandará, al menos, dos años de
trabajo. La labor ya arrancó, cuando la delegación del FMI fue recibida en el
Indec por la directora, Ana María Edwin, y el director técnico, Norberto
Itzcovich.
Itzcovich dijo que se viene trabajando con
el FMI desde hace tres años y que el nuevo IPC nacional no remplazará al actual,
que mide la evolución de los precios en Capital Federal y Gran Buenos Aires, y
que se emplea en el ajuste de los títulos públicos.
La Argentina que
consultaba al FMI si sus habitantes podían vivir dignamente quedó atrás. Es el
camino que se debe seguir para profundizar el modelo que enfatiza la producción,
el salario y el empleo.
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