Por REDACCION
Por Belén Escobar
(Especial de NA). - El nuevo acuerdo con el FMI brindará al presidente Mauricio Macri recursos para garantizar la gobernabilidad hasta las elecciones y dar cobertura social ante la profundización de los resultados negativos en los índices de pobreza y desempleo.
El propio Macri reconoció que esas problemáticas se acentuarán en los próximos meses, pero también aclaró que destinará parte del préstamo para "cuestiones sociales" en un intento por llevar calma a los sectores más vulnerables de la sociedad y evitar desbordes inmanejables.
Los datos del INDEC reflejaron que hay más de 11 millones de habitantes pobres en la Argentina, una cifra equivalente al 27,3% de la población, con lo que en sólo un semestre cayeron en esa situación alrededor de 750 mil personas.
El gobierno intentó mostrar que en la medición interanual los números son positivos, pero la incontrastable realidad echó por tierra esos análisis.
En rigor, la recesión, la devaluación, la suba de precios, los ajustes tarifarios, son factores imposibles de maquillar por más que las estadísticas demuestren lo contrario.
Todo indica que en el caso de la pobreza el índice va a empeorar porque el último dato corresponde a junio, período en el que el dólar había sufrido un salto de $25,56 a $29,57, lo cual representa sólo una parte de la devaluación.
La moneda norteamericana finalizó la semana a $41,88 promedio y acumuló desde finales de junio hasta el cierre de septiembre un aumento de 41,6 por ciento.
Ello se traducirá en un incremento de la pobreza porque el fuerte aumento del dólar tuvo un impacto directo en la inflación y, por lo tanto, en el costo de la Canasta Básica Total que delimita el ingreso mínimo con el que se debe contar para no ser pobre.
A su vez, en el segundo semestre del año también se verificaron aumentos por encima de los acuerdos salariales en el transporte público y tarifas de servicios básicos para el hogar.
Todo ello pondrá más presión al deterioro del poder adquisitivo, el mercado interno y el clima social, un conjunto de factores que el Gobierno buscará contener con medidas paliativas y sin profundidad. .
El Presidente asume que el crédito acordado con el FMI puede implicar un costo en cuanto a su imagen, pero apuesta a reforzar el auxilio social el año próximo cuando se acerque el período electoral.
A su vez, al contar con ese dinero, podrá pagar los pendientes y evitar caer en default sin pensar en un plan a largo plazo de crecimiento.
Mientras tanto, la pobreza cero, uno de los principales lemas de campaña de Cambiemos, se encuentra cada vez más lejos de la realidad de la Argentina.
Para poder llegar al acuerdo con el FMI, el ahora ex presidente del Banco Central, Luis Caputo, dio un paso al costado por las diferencias respecto de cómo manejar el mercado cambiario y en el frente financiero quedó sólo Nicolás Dujovne, quien podría ser el próximo en abandonar el equipo si los cambios en la política monetaria no dan los resultados esperados.
Tras las modificaciones anunciadas días atrás, el dólar flotará sin intervención en una banda estipulada a partir del lunes entre los 34 y 44 pesos, pero se actualizará mensualmente.
Ese quiere decir que para fines del año próximo el valor puede ubicarse en torno a los 50 pesos, que supera ampliamente al de $ 40,10 que el Ejecutivo busca que se apruebe en el Presupuesto.
La administración de Mauricio Macri presenta dos precios del dólar en paralelo, mientras que el del proyecto de ingresos e inversión se torna prácticamente inalcanzable, si se tiene en cuenta que el nivel del billete estadounidense proyectado para todo 2019 ya fue superado en septiembre de 2018.
Así, si bien acudir al FMI es un espejo del fracaso en materia económica del Gobierno, en la actualidad se tornó la única salida que encontró Macri para poder intentar enviar tranquilidad en su búsqueda por recuperar una perspectiva estable para el país.
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