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Suplemento Economía Domingo 11 de Agosto de 2013

Elecciones no moverán el ritmo de la economía

El consumo se mantiene en parte por el reajuste de salarios y jubilaciones y también porque la gente está harta de que el dinero se desvalorice por la inflación. Los grandes problemas no resueltos de la economía quedarían para el próximo gobierno.

José Calero

Por José Calero

Las

elecciones difícilmente modifiquen el escenario económico de los

próximos dos años, por lo que empresarios y sindicalistas

comienzan a pensar en la herencia que dejará este gobierno en 2015

y cómo se encarará la resolución de los principales desafíos del

modelo, con la inflación a la cabeza.


Esa es la principal conclusión a la que arriban analistas que

siguen el día a día de la economía y asesoran a grandes grupos

económicos y financieros con visión de mediano plazo.

Para ellos, los factores clave a monitorear no pasan por el

resultado de estos comicios de medio término, sino con cómo

evoluciona el precio de la soja, la demanda asiática de

commodities, el cada vez más desordenado comportamiento cambiario,

el empleo, la importación de energía y el clima para atraer las

inversiones que necesita el país.


Estas claves, sumadas a la dificultad mostrada hasta aquí por

el gobierno de Cristina Fernández para contener el alza de

precios, constituyen el cóctel de variables que los principales

gurúes de la city porteña enuncian cuando se los consulta sobre el

día después de las elecciones del 27 de octubre.


Tras las primarias de este domingo, quedará definido el mapa de

competidores con vistas a las elecciones cuya principal novedad

será develar si el gobierno continuará teniendo mayoría en el

Congreso en los dos últimos años que le quedan de mandato, pero

que no parecen capaces de modificar el rumbo económico.


Sin posibilidad de reelección, al cristinismo tampoco le

quedarían demasiados conejos en la galera de medidas destinadas a

evitar una crisis de mayor envergadura ante una economía que

continúa siendo "soja-dependiente" y donde se continúa manteniendo

con respirador artificial a millones de ciudadanos que quedaron

fuera del sistema, vía planes sociales.

Se estima que 10 millones de personas aún continúan en la

pobreza en el país, lo cual representa un 25 por ciento de la

población, aunque las cifras del INDEC arrojen cuatro veces menos

porque subestiman la canasta básica total, es decir, cuánto cuesta

vivir en el país.


Si se toma como válido el dato de pobreza del Barómetro Social

de la UCA, emerge el interrogante sobre cuáles fueron las razones

para que una economía que creció a lo largo de 10 años mantenga

semejante deterioro social.

A pesar de este escenario desafiante, el alza de salarios (24%)

y jubilaciones (31,8%) contribuyen para sostener el consumo, pero

en buena medida porque la gente se apura a gastar los pesos harta

de que la inflación deteriore el poder adquisitivo.


Los bancos tomaron nota de esta realidad y por eso están

ofreciendo tasas del 20 por ciento para colocaciones a plazo fijo,

que explicaron el crecimiento de 10.000 millones de pesos que

tuvieron estas colocaciones el mes pasado.

A esto se suma que dos variables clave que ayudaron en la

primera mitad del año comenzaron a mostrar indicios de fatiga: la

soja cayó U$S 100 en poco más de un mes. Cotiza a U$S 490 y podría

caer a U$S 430 en la próxima cosecha.

El impacto sobre el ingreso de dólares podría herir aún más las

reservas del Banco Central: está a punto de perforar el piso de los

U$S 37.000 millones, porque representaría unos U$S 5.000 millones

menos, y también se agrandaría el déficit fiscal.


El rojo fiscal superó los 16.000 millones de pesos en el

primer semestre del año, como consecuencia del aumento de gastos

en tiempos electorales, y casi duplicó el rojo del mismo período

del 2012.


El otro semáforo amarillo está dado por Brasil, que viene

devaluando a un ritmo mayor que la Argentina y así le quita

competitividad a las industrias locales.

Esto puede impactar sobre la demanda automotriz, el sector más

dinámico en la primera mitad del 2013.


Para compensar el ingreso de dólares inferior al previsto y

poder financiar la importación de combustibles por unos 12.000

millones de dólares anuales, el gobierno lanzó el blanqueo de

capitales.

Lo hizo a través de dos bonos: el CEDIN parece ir camino a un

fracaso estrepitoso, ya que apenas acumuló 15 millones de dólares

cuando ya se está por cumplir la mitad del plazo previsto, y la

expectativa inicial era sumar 4.000 millones y luego se la bajó a

2.000 millones.

Las miradas de la Casa Rosada están puestas ahora en el otro

bono del blanqueo, el BAADE, destinado al desarrollo y la

inversión productiva.

Es tal la desesperación para que este segundo bono no fracase

que el gobierno buscaría convertirlo en una especie de "aporte

patriótico" por parte de las empresas.

Con ese objetivo, desde la Secretaría de Comercio Interior le

estarían exigiendo a las 100 compañías que más facturan en el país

destinar el 2 por ciento de sus ventas a este título.

Hay sectores, como el financiero, que ganaron mucho dinero con

las políticas del kirchnerismo en estos 10 años y podrían hacer la

contribución requerida.

Pero a otros no les está yendo tan bien, están hartos de las

presiones, y consideran que el gobierno ya se inmiscuyó más que lo

debido en sus negocios.

¿Se animarán a decirlo en voz alta después de octubre?

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