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Suplemento Economía Domingo 8 de Enero de 2012

El interés de la tasa

El reciente anuncio de la Presidenta referido a regular las tasas usurarias para los créditos a jubilados da pie para un debate, todavía postergado, sobre el lastre de las normas que regulan la actividad financiera en Argentina desde la época de José Alfredo Martínez de Hoz, escribe el periodista porteño Eduardo Anguita en su blog.

Redacción

Por Redacción

Cristina Fernández de Kirchner, el miércoles pasado, dijo algo que es un cachetazo para la sociedad argentina. El costo que pagan cientos de miles de jubilados por los créditos es inmoral.

Además, quienes los otorgan no son sólo bancos comerciales sino también cooperativas, mutuales y sindicatos, que tienen regímenes especiales por su condición de entidades supuestamente sin fines de lucro.

“Creemos en los créditos, pero lo que no vamos a aceptar es la usura institucionalizada”, afirmó la Presidenta, quien fijó un tope al costo financiero total (tasa de interés más diversos gastos de cuota social, intermediación y seguros) que no podrá superar en cinco puntos la tasa del Banco Nación, que es actualmente del 22,93% para créditos de hasta 12 meses, de 27,85% para los de 24, y de 30,80% en el caso de 36.

En promedio, según cifras de la ANSES, estas entidades cobran más del doble, alrededor del 70% en promedio con desmesuras de más del 100%. No pueden argumentar “riesgo crediticio”, ya que cobran por descuento de haberes de acuerdo con los convenios que oportunamente las 589 entidades autorizadas firmaron con la ANSES.

“No hacemos socialismo con la plata de los demás –dijo Cristina– porque en la Argentina hay muchos que hacen socialismo con la plata de los demás.”

La frase es muy interesante, porque permite preguntarse cuáles son las leyes que regulan las finanzas. Y son, precisamente, normas enemigas del socialismo pero también de la democracia.

Las principales son la Ley 21.526 de entidades financieras diseñada por José Martínez de Hoz y promulgada por decreto por la dictadura genocida en febrero de 1977.

La otra fundamental es la Ley 24.144 de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, diseñada por Domingo Cavallo –esa vez sí votada por el Congreso– y promulgada por Carlos Menem en octubre de 1992.

Esas son las reglas del juego por las cuales la tasa de interés es libremente fijada por las entidades, las cuales, además, cobran por cada cuenta, por cada cliente, abusan de los precios de los seguros bancarios y hacen negocios con las tarjetas de crédito y otras formas de préstamo directamente usurario. En la Argentina no está gravada la renta financiera pero la diferencia entre la tasa pasiva y la tasa activa (es decir, el costo para los banqueros y el costo para los usuarios del crédito) es enorme.

“A partir de ahora, no habrá posibilidad de que se aprovechen de los jubilados cuando solicitan un préstamo, porque el Gobierno establece reglas directas y claras”, agregó Cristina y por lo tanto cabe preguntarse: ¿la Presidenta anunció esta regulación para dar un paso adelante en el debate de la reforma de las leyes mencionadas o se trata de un decreto puntual que, en todo caso, podrá ser seguido por otros para casos específicos?

Cuando uno le consulta al economista Héctor Valle (presidente de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo) sobre “los banqueros que acompañan al modelo”, él aclara de inmediato: “En los cócteles”, y afirma que la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, tiene “amables diálogos con los presidentes de los bancos más fuertes en los que les muestra los niveles altísimos de rentabilidad que tienen”. Entre los tantos problemas es que muchos de ellos tienen sus casas matrices en Europa y desde allí son impelidos a maximizar la ganancia (y les leyes vigentes no ponen topes) y a aumentar el envío de remesas. Con los banqueros de origen nacional las cosas no son distintas porque sería impensable un banquero solidario que no sea resultado de una norma que discrimine entre bancos sociales y comerciales. Hoy, aun los de origen solidario y cooperativo están asimilados al tratamiento de entidad comercial.

Un ejemplo es que para hacer más atractivos los depósitos en pesos, los bancos aumentaron el interés de los depósitos a plazo fijo en pesos; pero, de inmediato, aumentan más que proporcionalmente el costo de los créditos.


Dólares


Héctor Valle fue uno de los impulsores de dos medidas recientes que apuntaron a aumentar las reservas en dólares en un año –el 2012– donde los pagos por la deuda externa requieren fuertes erogaciones. Concretamente se trata de que las petroleras y las mineras tengan que liquidar el 100% de sus ganancias en la Argentina y que las compañías de seguros dejen los depósitos en el país. Valle asegura, además, que en este 2011 “el que apostó al dólar perdió”. Una cifra que avala esta afirmación es que a principios de año el dólar se cotizaba a 3,98 pesos mientras que ayer estaba a 4,31. Es decir, una variación del 8%. Si se observa el promedio de los aumentos salariales conveniados en el año, el promedio es de 27%. Entonces, el salario se revaluó tres veces más que el dólar. Sin embargo, por cultura especulativa, el refugio siguió siendo el dólar.

En ese sentido, cobra especial valor la compra de moneda norteamericana realizada por el Banco Central los últimos días, que sumados a los dólares que llegan de mineras y petroleras más la liquidación de exportaciones de granos de primeros meses, permitirá al Banco Central tener los recursos para hacer frente a las obligaciones externas. El Presupuesto (¡votado este año y no prestado!) establece que se paguen 5.670 millones con las llamadas reservas de libre disponibilidad, que son las que exceden el equivalente de los pesos que están en circulación. Esto es importante porque al no hacerlo con recursos corrientes del Presupuesto se evitan los “ajustes” al bolsillo popular y el enfriamiento de la economía. Este 2012 es un año fuerte en pagos al exterior (por herencia de los Boden de Roberto Lavagna, aclara Valle) que se cubrirán con recursos del Banco Nación o con la emisión de algún título. A diferencia de los países europeos que lograron tener de presidentes a banqueros sin ser votados por sus pueblos (concretamente Italia y Grecia), acá no habrá injerencia del FMI, el Banco Mundial y Goldman Sachs.

Consultado sobre si es conveniente seguir manejando los temas financieros con decretos puntuales o si es mejor modificar las leyes, Valle es partidario de cambiar las normas.


Petróleo, acero, papel y tierras


Pero Valle va más allá. Aplaude la reciente sanción de la ley del papel y dice que algo por el estilo debe hacerse con el petróleo y el acero, por ejemplo. El petróleo resultó el 15% del total de las importaciones del año que termina y con precios en los cuales el Estado no tiene mucha injerencia. Con el acero pasa algo similar. Y también con los componentes de las empresas transnacionales de autos, que responden a las lógicas de sus casas matrices y fijan precios intra-compañía que no responden a la cadena de valor sino a sus propias conveniencias financieras y, sobre todo, impositivas. Ni hablar de las triangulaciones de las comercializadoras de granos. Es decir, el papel del Estado en la regulación de los mercados puede mejorar muchísimo lo que la Presidenta llama “la profundización del modelo” porque el poderío de esas compañías les permite maquillar sus números.

Según un estudio de los economistas Jorge Gaggero y Federico Grasso, publicado por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar), la evasión es del orden del 40%. Las grandes compañías son las principales interesadas en el mercado negro del dólar. Es decir, también aparece en debate la reforma impositiva y el mayor control sobre las maniobras contables de las multinacionales. Se trata de lograr “la sintonía fina” y poder fondear la inversión social, ya sea los recursos para la Asignación Universal por Hijo como muchas otras medidas como la anunciada el miércoles por la Presidenta.

Hay que mirar con optimismo la sanción de la ley que limita la propiedad extranjera de la tierra y fija el tope en el 15% del territorio nacional. Porque, además, esta norma crea el Registro Único Nacional de Tierras Rurales que permitirá conocer con más precisión quiénes son los dueños (sociedades o personas físicas) de las grandes extensiones. El nuevo régimen de contratación de trabajadores rurales además de darles dignidad a muchos peones que no están registrados obligará a los empresarios a regular sus actividades. Los sojeros, muchas veces, pagan en negro jornales miserables y se matan por evadir impuestos con la consecuente pérdida de recursos morales y materiales para una Argentina que se va poniendo de pie.

Es decir, este año que está por comenzar lo hace sobre un indiscutible triunfo electoral. Sin embargo, por contrapartida, afronta una cantidad de debilidades del andamiaje neoliberal que permite a los sectores más concentrados mantener rentas y ganancias extraordinarias. La prensa opositora se desgarra las vestiduras por “el poder” que acumula el gobierno. Hay que entender que cada vez que los sectores neoliberales de la política o los dictadores de turno sacan decretos o logran votar leyes lo hacen a la medida de los sectores poderosos de la economía y las finanzas. Entonces, pese a los avances de estos ocho años y medio, no debe verse con ingenuidad lo difícil que resulta que prosperen las medidas que permiten consolidar una transformación en la distribución del ingreso.


Mercosur


Los analistas opositores suelen recurrir al latiguillo del hermetismo de la Presidenta. No cabe duda de que parte del éxito en la toma de decisiones se basa en no dejar filtrar información para que no pueda ser utilizada de modo inoportuno. En este sentido, las tensiones sobre la oportunidad y las formas de avanzar en temas financieros e impositivos deben estar en el tapete público. Cuanto más debate e interés, más posibilidades de lograr resultados. La democracia con participación popular es la garantía de la profundización del modelo. Y a veces hay fisuras. Algunas preocupantes como el distanciamiento de Hugo Moyano, que debilita el poderío del Proyecto Nacional. Más allá de las opiniones y de las preferencias. Un distanciamiento de la cúpula de la CGT no puede ser soslayado.

Sin perder de vista los escenarios cambiantes, sí está clara la voluntad de la Presidenta. No oculta la dirección y la impronta que quiere para estos cuatro años. Lo dijo en Montevideo ante otros jefes y jefas de Estado que “hay que convencer a las sociedades que nos va a ir bien porque trabajaremos en contra de las corporaciones y a favor de los pueblos”. Agregó: “Nos han elegido para que les solucionemos los problemas, no para que se los contemos”.

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