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Suplemento Economía Domingo 11 de Noviembre de 2012

El desarrollo de marcas y negocios sustentables

La franquicia es un modelo de negocio que, en el marco de un conjunto de reglas, permite expandir el canal minorista de productos y servicios a partir de un "esfuerzo compartido" entre dos socios, el dueño de la marca y aquel que se suma en la comercialización.

Evelin Olivero

Por Evelin Olivero

¿Por qué nos sorprende que, estemos en la ciudad que estemos, cualquier Mc Donalds es igual, o cualquier local de Cardon tiene las mismas características de ambientación y lujo?

Si somos de viajar, principalmente a las grandes urbes, nos podremos encontrar con locales dentro de los shoppings que son exactamente iguales en un lugar que en otro punto del país. La cartelería, el diseño, la disposición de los productos y hasta el aroma son los mismos. Esto no solo se debe a que las principales marcas buscan tener una continuidad y presencia lineal en todos los lugares donde se instalan sino que además lo logran a partir de un concepto de negocios denominado franquicia.

Para la Real Academia Española, la franquicia es la "concesión de derechos de explotación de un producto, actividad o nombre comercial, otorgada por una empresa a una o varias personas en una zona determinada". Se trata de una síntesis cabal de una práctica que se fortaleció con el paso de los años. 

Para definir este formato de negocios nos centraremos en las dos partes principales que son las que interactúan. Por un lado está el franquiciador que es el que comienza a desarrollar una marca, elige y plasma un posicionamiento. Y por el otro lado está el franquiciado, que se encarga de distribuir y comercializar los bienes y servicios desarrollados por el franquiciador.

De esta manera, aquel que se aventura en el negocio propio apuesta a hacerlo a partir de un desarrollo de productos y marcas ya establecido y reconocido. El tiempo y la inversión empleados en una franquicia seguramente sea menor que si se quiere desarrollar desde cero dicho emprendimiento. Además, logra formar parte de una cadena mucho más grande con una experiencia productiva y en el segmento que puede ser fácilmente trasladable y ejecutable. No tendrá que definir el diseño de la  la marca ni tampoco sobre los materiales de punto de venta porque todo viene con la franquicia en una especie de manual donde todo está estandarizado. Quizás también reciba capacitación sobre el modo de atención y de qué forma debe comunicar las ventajas de los productos o servicios franquiciados.

Por otro lado tenemos al franquiciador, que también logra establecer ciertas ventajas. Mediante este tipo de comercialización logra llegar y plasmar una red de distribución que, de otra forma (abriendo puntos de venta por su cuenta), quizás no sería factible de realizar por las cifras que debería invertir. Además cuenta con un menor riesgo ya que delega en el franquiciado los gastos que implica comprar o alquilar un local, contratar un equipo de trabajo y asumir los gastos operativos incluidos en cualquier emprendimiento comercial.

Por supuesto que todo negocio posee sus propios secretos para el éxito, por lo tanto esta distribución de conocimiento y experiencia no va a ser conocida por cualquiera. Cuando un empresario está interesado en comenzar este tipo de actividad se contacta con las empresas posibles en las cuales invertir, y entre ambas partes se firma un contrato, el cual establece algunos parámetros para la sesión de derechos de aperturas de locales.

Luego la empresa que cuenta con la experiencia, desarrolla una entrega de dicha información al inversionista, que desde ese momento sabrá interpretar cada una de las condiciones de ejecución de la franquicia. Así, existen algunas cláusulas que se encargan de determinar el uso de la marca, la ambientación del local, las normas de calidad y producción de los bienes, el packaging, la comunicación interna y externa, la relación con el cliente y hasta el trato con el mismo.

Como en todo existen franquicias cuyos cánones de inversión son más elevadas y aquellas que no. Todo depende del grado de posicionamiento y trayectoria que posean. De la misma forma existen aquellas cuyas condiciones para su implementación son mucho más abiertas que en otras donde se estipula cada uno de los detalles con estrictas exigencias -aquí también depende del reconocimiento de la marca en cuestión-.

Bajando ya al mercado local y volviendo al caso de aquellas marcas con las que nos encontramos en los shoppings, podemos mencionar que Rafaela no se queda atrás en la implementación de este tipo de negocios. Desde heladerías, comida rápida y hasta ropa, a lo largo de nuestra avenida principal podemos encontrar algunas marcas importantes que nos dan la pauta de su presencia.

Los beneficios no sólo se concentran en el franquiciado que invierte en un punto de venta para comercializar productos y servicios que otros ya desarrollaron, sino que además son los consumidores los que acceden a ventajas interesantes. Entre ellas  acceder a determinadas marcas que le gustan o son sus favoritas a la hora del consumo con los mismos precios y por supuesto con exactas promociones, tener disponibles los productos de última temporada sin tener que irse muy lejos y depender de las grandes ciudades para su compra.

De esta forma, varios actores son los que obtienen beneficios en torno a este tipo de comercios o franquicias. Por supuesto que antes de apostar a una inversión de estos niveles como emprendedores se debe analizar el mercado y las exigencias y expectativas que existen sobre determinadas marcas o rubros. Tengamos en cuenta las preferencias y tendencias de ese momento del consumidor para poder encontrar la veta que haga posible dirigirnos hacia un escenario positivo.

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