Por REDACCION
Por Enrique Lingua (*)
Hace unos días preguntaban en una charla si querían una buena noticia en materia impositiva. Ante ese interrogante la respuesta fue, que no había ninguna buena noticia, es más, contrariamente, la verdadera noticia, la noticia de fondo, era mala. Lejos de bajar, la presión tributaria seguiría subiendo debido aumentos que se avecinaban a esta altura del año, en que las vedettes son los presupuestos, sus déficits y la generación de recursos. Con lo que ha ocurrido en estos días en Santa Fe, se cumple aquello de que impuestos que suben, nunca bajan, e impuestos que se aplican, siempre se aumentan.
Es increíble pensar que en 1973, la alícuota general del histórico impuesto a las actividades lucrativas era del 1%. Hoy supera el 4%. Recientemente, se dio a conocer el proyecto de presupuesto provincial para el 2014, en el cual, obviamente, se plantea un nuevo escenario tributario, no sólo por el incremento de alícuotas, quita de exenciones o aumento de valuaciones, sino por la creación de un nuevo impuesto que se aplicará a "82" empresas que afectarían la ecología y el medio ambiente.
Este impuesto, además de novedoso, es de dificultosa determinación de su base imponible, una de las características esenciales de los tributos, que es el principio de certeza. Lo cierto es que se ha elaborado una vistosa presentación para explicar lo que se denomina "readecuación de alícuotas", lo que en realidad es un aumento de la mismas, en un cuadro que además no es completo, ya que, merece algunos comentarios.
En primer lugar, en relación con Ingresos Brutos, no menciona que se propone reducir al 5% la deducción por el Derecho de Registro e Inspección municipal que hoy es del 10%, norma que tuvo su razón de ser cuando se implantó al 15% porque se pretendía que no hubiera mora en el pago a las comunas, ya que es condición para que la deducción prospere que la tasa sea ingresada en término y de ese modo la provincia se aseguraba una especie de adelanto en la coparticipación municipal o comunal.
Tampoco se dice que se ha quitado la exención sobre las rentas provenientes de bonos y títulos, hecho que afectará a empresas que tengan ese tipo de beneficios como compañías de seguro u otras que deban afectar activos a ese tipo de colocaciones por imposiciones reglamentarias.
Asimismo, se ha reducido a tres el número mínimo de inmuebles dados en locación para quedar fuera del impuesto a los Ingresos Brutos, en tanto tengan como destino viviendas urbanas o suburbanas con contratos mayores a un año y cuyo propietario tenga domicilio en Santa Fe y no sea sociedad o fideicomiso. Pero no se aclara que la modificación ahora no habla de inmuebles en general, sino que la circunscribe a urbanas y suburbanas, con lo que el arrendamiento de inmuebles rurales quedan alcanzados por el impuesto con un solo inmueble, no rigiendo el mínimo de tres. Esto es serio ya que los contratos de arrendamiento vigentes no tienen previsto este nuevo costo. En términos generales se incrementan los mínimos en un 60%. Una tasa de devaluación anual al menos curiosa.
Respecto a otras modificaciones, diremos que en términos generales no hay reducciones, sino aumentos en sellos, valuaciones de inmuebles a los efectos del impuesto inmobiliario, donde no sólo se recaudará más en el orden provincial, sino que al incrementarse las valuaciones, aumentará el impacto sobre Impuesto sobre Bienes Personales, hecho que se materializará en el 2015 con el vencimiento del próximo año fiscal.
Sobre los impuestos ecológicos, sólo queda decir, por ahora, que recaerá sobre actividades industriales y será un sustituto natural -ecológico diríamos- de Ingresos Brutos para muchas de las "82" mencionadas.
(* miembro del Foro de Estudios Tributarios, especial para Fundación Libertad)
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.