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Suplemento Economía Domingo 25 de Noviembre de 2012

Demasiados baños de realidad en pocos días

PANORAMA NACIONAL

José Calero

Por José Calero

Acostumbrada a contarle cada día a los argentinos cómo son la

cosas, la presidenta Cristina Fernández recibió en pocas semanas

"baños de realidad" que tal vez la hayan ayudado a dimensionar

cuál es el verdadero estado de la Nación.


Primero masculló bronca porque sus funcionarios le habían

jurado que la Fragata Libertad era inembargable y dejó que la nave

insignia de la Armada argentina amarrara mansamente en un puerto

de Ghana, donde la esperaban agazapados los abogados de los fondos

buitre, que la mantienen retenida allí desde el 2 de octubre

último, en lo que constituye un papelón internacional.


Luego debió soportar una gigantesca movilización en sus propias

narices en la Residencia de Olivos el 8-N, a pesar de que Luis D

´Elía, La Cámpora, Unidos y Organizados, y otros dirigentes y

organizaciones que crecen al calor de los fondos de los

contribuyentes le habían asegurado que la calle fue, es y sería

kirchnerista.

El casi millón de personas que se movilizó en todo el país para

pedir seguridad, bajar la inflación y poner fin a la soberbia

oficial -entre otros 20 reclamos- dejó mal parada a esa cohorte

que le está haciendo el flaco favor a la mandataria de contentarla

con una realidad deformada.


A mediados de semana, un malhumorado juez de Nueva York

nombrado en su momento por Richard Nixon le dio otro cachetazo a

la Argentina, con un fallo insólito que pone al país al borde del

default técnico y que hasta dice sustentarse, entre otras cosas,

en declaraciones formuladas por la mandataria argentina.

La decisión judicial llegó pocos días después de que el

canciller Héctor Timerman y el ministro de Economía, Hernán

Lorenzino, le habían ´explicado´ a la Presidenta que la demanda de

los fondos especulativos no tenía chances de prosperar.


El argumento de los diligentes funcionarios era que la

Argentina tenía todo a su favor, porque el Banco de Nueva York

había presionado al magistrado, el gobierno de Barack Obama no

quería más olas con este tema, y el lobby de los bonistas que

entraron al canje era mucho más poderoso que el liderado por el

"inescrupuloso" Paul Singer y su NML Elliot, que administra 15.000

millones de dólares.


Otra vez la realidad le pegó un cachetazo al optimismo de los

entusiastas funcionarios argentinos que estaban, de nuevo, mal

informados.

"Y encima me tengo que enterar por la tapa de Clarín", habría

bramado la jefa de Estado en la residencia de Olivos cuando inició

su prolija lectura de diarios ese jueves nefasto por la mañana,

ante de correr por la cinta en sus ejercicios de rutina.


El último baño de realidad llegó tras las tormentas y la ola de

calor posterior, que provocó generalizados cortes de electricidad,

que en algunos barrios duraron más de una semana.

El sistema energético viene sobreviviendo a duras penas gracias

al remanente de las inversiones que se hicieron en los 90, porque

las empresas hace años que lo único que hacen es el mantenimiento

de rutina ante cada corte.


"El sistema no da para más, hace agua por todos lados y está

atado con alambre. Sin inversiones la ecuación no cierra", había

admitido la semana pasada un alto directivo de una de las firmas

que ahora deberán cobrar el aumento anunciado por la dupla De

Vido-Kicillof.

El efusivo viceministro de Economía había reunido a

representantes de las distribuidoras de energía el 14 de

septiembre último.

Allí les dijo que el sistema ungido durante el "modelo

neoliberal de los 90 no va más. Ahora, nosotros vamos a definir

cómo deben funcionar las empresas, cuáles serán las inversiones y

el margen de rentabilidad", les señaló a sus interlocutores.


Lo escucharon con cierto entusiasmo, porque debieron soportar

12 años de tarifas congeladas con una inflación que subió 100 por

ciento solo en los últimos cuatro años.

La primera respuesta de Kicillof llegó este viernes, con el

aumento de hasta 150 pesos en los hogares, y de 300 para comercios

e industrias.


Las distribuidoras esperan que esas decisiones no terminen ahí,

porque esa plata será destinada totalmente a inversiones, a razón

de 1.000 millones de pesos para el sector eléctrico y una suma

similar para el gasífero.

Falta resolver cómo afrontar el alza de salarios a razón de 20

por ciento anual, y el costo de la energía en el mercado

mayorista, que se encareció una enormidad a partir de que la

Argentina debe importar fuel oil, gas y otros combustibles por

unos 10.000 millones de dólares anuales.


Las empresas del sector eléctrico consideraron a estos anuncios

como un primer paso para concretar el resto de las medidas que

hacen falta -sincerar las tarifas- mientras que analistas del

mercado energético sostuvieron que por ahora será otro parche para

un sistema que no da para más.

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