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Suplemento Economía Domingo 8 de Julio de 2012

¿Cuál es el impacto del impuesto a las Ganancias en los salarios?

DOCUMENTO DE TRABAJO DEL CEDE-BH

Redacción

Por Redacción

El aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias se impuso en la agenda mediática como una de las principales preocupaciones de la sociedad argentina. Ahora bien, ¿es tan así?, ¿cuál es el universo de asalariados alcanzados con este gravamen?, ¿qué tan razonable y/o justo es el reclamo de aumento del mínimo no imponible y/o eliminación del impuesto para los asalariados?

Estas son las consignas que impulsaron al Centro de Estudios de Economía Benjamín Hopenhayn CEDE-BH a elaborar un documento de trabajo en el que hace un exhaustivo análisis del denominado impuesto al trabajo. Así, este espacio creado recientemente pretende aportar elementos y enfoques en el marco del debate económico.

Como metodología, el trabajo tiene como punto de partida afirmaciones o interrogantes con mayor o menor circulación en los medios de comunicación para desarrollar el análisis. A continuación se exponen los temas:


PUNTO 1

“Argentina es el único país del mundo que tiene un impuesto al salario”. Esa falsedad es repetida insistentemente por ciertos medios de comunicación y la realidad es exactamente la inversa: todos los países cuentan con gravámenes a los ingresos. La propuesta de eliminar la cuarta categoría de ganancias -la que grava las rentas del trabajo personal- es manifiestamente inequitativa.

Un informe elaborado por investigadores del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales del CONICET, aún no publicado, revela que eso implicaría una caída de la recaudación de -por lo menos- 21.000 millones de pesos. Para tener una idea esa cifra representa cerca del 90% del presupuesto previsto para el funcionamiento de la Administración Central de la Provincia de Santa Fe y duplica los montos destinados al financiamiento de la Asignación Universal por Hijo.

De ese total que no ingresaría a las arcas estatales, el 98% quedaría en manos del primer decil de ingresos (el 10 % que más gana). Esa medida implicaría un aumento de la desigualdad, medida por brecha de ingresos, del 11% entre los activos y del 15% entre los pasivos. Además, “la contribución impositiva en Argentina por parte de las personas físicas es inferior a la que se realiza en otros países de América Latina, y la diferencia es aún mayor si la situación se compara con países con mayor grado de desarrollo”, según se afirma desde CIFRA.


PUNTO 2

“La presión tributaria es excesiva”. El nivel de presión tributaria se encuentra muy por debajo de los países desarrollados. Una de las causas de dicha diferencia estriba precisamente en que la imposición a la renta es muy inferior en nuestro país; esa escasa tributación del impuesto a la renta es muy acentuada en el caso de los asalariados.

En la Argentina, el tributo sobre los ingresos que pagan los trabajadores en relación de dependencia apenas alcanza al 19,62 por ciento de los registrados y al 11 por ciento del total de ocupados; es decir, solamente 11 de cada 100 trabajadores argentinos (contabilizando todo el universo ya sea formal o informal) sufren retenciones correspondientes al impuesto a las ganancias.

La recaudación del impuesto a las ganancias de las personas físicas apenas alcanza al 1,92 por ciento del PBI en la Argentina. El promedio en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE- (desarrollados y algunos emergentes) es cercano al 9 por ciento, en tanto que en los vecinos Brasil y Chile equivale a cerca del 7 y 8 por ciento del Producto respectivamente. Esto hace que el impuesto a las ganancias personales represente el 25,3% de la recaudación total en los países de la OCDE, mientras que en la Argentina apenas se acerca al 7 por ciento (Alfredo Zaiat en Página /12). Eso se explica, entre otras cuestiones, porqué las tasas del impuesto a las ganancias que se tributan en el país son reducidas en términos internacionales.

Por otra parte, un estudio de la OCDE reveló que la Argentina es uno de los países más baratos impositivamente para los trabajadores. Para realizar ese análisis comparativo, dicho organismo seleccionó como parámetro aquellos salarios que se ubicaban un 167% por encima del promedio de la economía ($ 9.100 en el caso de nuestro país).


PUNTO 3

-“El mínimo no imponible es muy bajo”. El mínimo no imponible está fijado actualmente en 5.782 pesos para el soltero y 7.998 pesos para el casado con dos hijos. La razonabilidad o no de ese monto debe estimarse en función a parámetros relativos. Si por definición el impuesto a las ganancias debe recaer sobre los que más ganan, lo primero que debe hacerse es ver cuál es el panorama del mercado laboral argentino. El salario medio del trabajador registrado privado era de 5.562 pesos mensuales en diciembre de 2011. Mientras que el ingreso promedio de una persona ocupada (formal e informal) era de 3.198 pesos.

El reducido nivel de trabajadores alcanzados por ganancias (11% del total) permite afirmar que se cumple con el precepto de que el gravamen alcance a aquellos salarios que en términos relativos se encuentra en la pirámide más alta de la escala salarial. El mínimo no imponible de la Argentina (1.294 dólares para trabajadores solteros y 1.789 dólares para los casados) también es alto en términos internacionales. En Brasil, el mínimo es de 732 dólares, en Uruguay es de 793 dólares y en Chile es de 1.000 dólares (La comparación correcta sería en términos de dólares de paridad de poder adquisitivo. Sin perjuicio de eso, ese ajuste de las paridades no alteraría sustancialmente lo expuesto).

El economista de FLACSO, Hernán Soltz, se pregunta: “¿por qué el impuesto a las Ganancias a las personas físicas tiene que ser pagado únicamente por quienes tienen las remuneraciones más altas? ¿Por qué deberíamos dejar fuera a quienes cobran remuneraciones medias altas o incluso medias? ¿Cómo debería evaluarse la progresividad?”.

En ese sentido, Soltz agrega: “Si miramos las estadísticas de la OCDE, la relación mínimo no imponible/salario medio de estos países es aproximadamente 0,30, con una gran dispersión porque en el tope tenemos a Chile con 1,4 y a México con 0,7 (igual que Grecia) y en la cola a los nórdicos con 0,12 aproximadamente, y Francia con 0,01. Brasil no está en las estadísticas de la OCDE pero si hacemos la cuenta da 0,85 aproximadamente. ¿Cómo está Argentina hoy, comparado con esos países? La cuenta da 1,05”.

Es decir la Argentina, en términos relativos, tiene un mínimo no imponible un 250% más elevado que el promedio de los países de la OCDE. Otro aspecto a destacar es el escaso aporte tributario que implica el impuesto a las ganancias para los contribuyentes que apenas traspasan el mínimo no imponible. Por ejemplo, el aporte tributario de un trabajador soltero con un ingreso de bolsillo de 6.000 pesos mensuales es de 21,24 pesos por mes, en tanto que si se trata de una persona casada con dos hijos no resulta sujeto del impuesto.

Ese mismo trabajador, suponiendo que consume todo su ingreso, termina pagando en concepto de IVA la suma de 16.380 pesos anuales; dicho valor es el resultado del monto consumido (6.000 pesos por 12 meses + aguinaldo) multiplicado por la alícuota de IVA (21%).


PUNTO 4

-“Los trabajadores no quieren hacer horas extras porque el aumento salarial se licúa totalmente con el impuesto a las Ganancias”. Falso. Eso ocurría en algunas ocasiones como consecuencia de la aplicación de la llamada “Tablita de Machinea” (educía los montos que se podían deducir a medida que se aumentaba en el nivel de ingresos), que fue eliminada en 2009. En la actualidad, los aumentos salariales siempre son superiores a la detracción impositiva. En el cuadro “Presión fiscal para el trabajador soltero sin hijos” se puede observar, para el caso de un trabajador soltero, el incremento de impuestos que debe abonarse ante una suba de sus salarios.

Como puede observarse, en todos los tramos, los incrementos salariales son superiores al impuesto adicional que debe abonarse. Lo mismo ocurre para el caso de los trabajadores casados (con o sin hijos).

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