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Suplemento Economía Domingo 3 de Junio de 2012

Cómo evitar una nueva "trampa cambiaria"

PANORAMA NACIONAL

José Calero

Por José Calero

Como

si se tratara de una mala película repetida, renacieron temores

entre los argentinos de que haya un nuevo cambio de reglas de

juego que incluya pesificar de facto y aplicar una devaluación,

"sensación" instalada que a esta altura sólo podría revertirse

normalizando de inmediato el mercado cambiario.


Pero Cristina Fernández parece haber quedado impedida de tomar

esa medida, porque necesita divisas para pagar deuda e importar

combustibles, y no tiene las necesarias.

Al goteo diario de dólares depositados en los bancos, que

explica la baja de reservas a pesar de las compras del Banco

Central, se suma que cada vez que el Gobierno abre el grifo para

adquirir divisas, los ahorristas compran todo lo que está a su

alcance.


Así, el país se enfrenta, como innumerables veces a lo largo de

su historia, a la encrucijada de caer en una "trampa cambiaria"

que se lleve puestos los ahorros, esfuerzos y sueños de millones.

El mejor escenario para el cristinismo sería lograr que la

economía se pesificara, de un día para el otro y como por arte de

magia.

Pero el problema que encierra esa mera expresión de deseos es

la historia de devaluaciones que pesa sobre las espaldas de los

argentinos y, como explicó el economista Juan Llach, el escenario

inflacionario que afronta el país.


A esta altura de los acontecimientos, no queda argentino sin

tener claro que el costo de vida al menos duplica al que informa

el INDEC, y esa es la principal razón por la que millones de

ciudadanos eligen al dólar como moneda de refugio.

Generaciones de argentinos vivieron en carne propia descalabros

provocados por devaluaciones hechas a las corridas, que

destruyeron economías completas y dejaron un tendal de

bancarrotas a su paso.

Ahora, la idea de que una devaluación esté dando vueltas por la

cabeza de algún funcionario será difícil de desinstalar, aunque la

propia presidenta Cristina Fernández y su elenco de colaboradores

la desmientan mil veces.

El mercado inmobiliario es una de las principales trabas para

avanzar en una pesificación.


El Gobierno alentó su crecimiento y lo convirtió en la estrella

del modelo, bien aceitado por los dólares de la soja.

De la mano de la construcción crecieron muchos otros sectores y

se crearon cientos de miles de empleos.

Pero casi la totalidad de las transacciones en ese mercado se

realiza en dólares, y hay cientos de miles de boletos de

compraventa firmados en esa moneda, que parecen imposibles de

pesificar a esta altura.


Los principales funcionarios del Gobierno salieron a rechazar

de plano que se esté pensando en una pesificación, pero en los

hechos las trabas para comprar dólares siguen funcionando a pleno

y no parece haber intención alguna de eliminarlas.

Así, el Gobierno cae en una nueva contradicción: asegura que no

hay problemas pero mantiene trabado el mercado cambiario.


En medio de ese escenario, la encrucijada para los inversores y

ahorristas está clara: quienes están endeudados en dólares deben

apelar al mercado negro, donde pagan entre 35 y 40 por ciento más

caro la divisa.

El principal problema del Gobierno es que carece de política

anti-inflacionaria, en primer lugar porque se niega a reconocer el

alza de precios, y en segundo término porque siempre se preocupó

más por alentar el consumo que en incentivar el ahorro.


Así, en este complicado 2012 se están pagando los platos rotos

de años de gasto y emisión desmesurada, que fueron centrales para

apuntalar la construcción de poder político pero dejaron exhausto

al Tesoro y a la Argentina en jaque.

En el viaje que unos 400 empresarios compartieron con Guillermo

Moreno a Angola, algunos pudieron escuchar de la propia boca del

influyente funcionario una frase que encendió alarmas.


"Se acabó la caja, nos quedamos sin plata", aseguraron haber

escuchado de boca de Moreno al menos dos empresarios PyMEs que

compartieron ese vuelo donde el funcionario arengó a vender y se

mantuvo ubicado estratégicamente en los últimos asientos del

charter con destino africano.

Con más voluntarismo que alguna idea de cómo hacerlo, el

politólogo y jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, pidió

avanzar en una desdolarización y pensar en pesos.


Cristina también aseguró que "hay que hablar del peso y no del

dólar, porque viene un mundo nuevo".

El problema es que buena parte de ese mundo ni siquiera sabe

que el peso argentino existe, y se sigue manejando en dólares para

todas sus transacciones.

La Presidenta y su gabinete podrán hacer todos los malabarismos

posibles para disimular que no pasa nada, pero si continúa

paralizado el mercado cambiario y los bancos siguen perdiendo unos

150 millones de dólares semanales en depósitos, será muy difícil

salir de esta encrucijada.

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