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Suplemento Economía Domingo 8 de Junio de 2014

Buscan atenuar la crisis automotriz

Desde el Gobierno pidieron a las automotrices que bajen 10 por ciento los precios. Desde General Motors aseguran que no se puede.

José Calero

Por José Calero

El

gobierno busca contra reloj atenuar la crisis en el sector

automotriz, que ya amenaza cientos de empleos y mantiene

suspendidos a miles de operarios.

Para ello, apuesta a sellar en la semana el acuerdo con

Brasil -justo un día antes del arranque del Mundial-, mientras

busca alimentar lo más posible el consumo para evitar un derrumbe

aún mayor en el mercado interno.


El golpe al mercado de autos, que estuvo a punto de batir un

récord en el 2013, cayó como balde de agua fría sobre los

argentinos, que ya habían sufrido el derrumbe del mercado

inmobiliario tras el cepo cambiario.

Así, dos de los puntales del modelo económico de la última

década quedaron heridos de gravedad y con pronóstico reservado.


Empresarios del sector automotriz y el propio gremio SMATA

empezaron a inquietarse por el feroz derrumbe en las ventas de

autos, mientras todo indica que el país se encamina a cumplir el

peor año para la actividad desde el 2002.

En mayo, las ventas de cero kilómetro se derrumbaron 36 por

ciento y un camino similar vienen recorriendo los vehículos

usados, arrastrados por el impacto en los autos nuevos.


Como suele ocurrir, para que semejante caída se produzca

debieron alinearse los planetas, ya que al impuestazo aplicado por

el ministro Axel Kicillof desde enero a los autos de alta gama se

le sumó una fuerte retracción en las compras desde Brasil, que

ahora se intenta remontar.

Con ese gravamen, el gobierno buscó desalentar la venta de

estos vehículos, cuya importación contribuía a erosionar las

reservas del Banco Central.


Pero la jugada no tuvo en cuenta que la drástica suba de

precios en los autos de alta gama arrastraría al resto del parque

automotor, que también subió sus valores.

Y no sólo eso: en lo que fue un doble error de cálculo, los

aumentos también se extendieron a los vehículos usados.


En menos de un mes, la industria automotriz pisó el freno,

cuando venía a más de 100 kilómetros por hora, por lo que el

descalabro fue de alto impacto.

En dos meses arrancaron las suspensiones de operarios por

acumulación de stocks, las presiones del gobierno para bajar los

precios y los reclamos de las automotrices para que Argentina y

Brasil implementen una estrategia que permita salir del

atolladero.


El problema es que más allá de los planes que se vienen, como

un anuncio de mayor financiamiento para el sector, se teme que

tendrán bajo impacto para compensar lo que ya se considera un

semestre perdido.

Las terminales automotrices emplean a poco más de 100 mil

operarios pero todo el complejo, que incluye autopartistas,

industria del plástico y del vidrio, y todo lo vinculado con la

actividad, emplea a más de un millón de personas, lo que da una

idea de la magnitud del problema.


En las terminales reina el pesimismo y ya creen que 2014 se

parecerá demasiado a un "año perdido" para el sector.

En el gremio son más optimistas: "Creemos que a partir de julio

esto se empieza a normalizar, lo importante es mantener los

puestos de trabajo", le dijo a NA Ricardo Pignanelli, a quien las

bases presionan preocupadas por la caída.


No es el único frente de conflicto para el dirigente que

sucedió a José Rodríguez y que es un sindicalista peronista

clásico.

Las asociaciones de base que responden al Partido Obrero están

avanzando en su gremio, como se demostró en el conflicto de la

autopartista Gestamp, de Escobar, y le disputan milímetro a

milímetro la representatividad gremial.

Se esperan nuevos choques entre el SMATA y el PO en las

próximas semanas, en medio de esta disputa, y por eso el sindicato

de mecánicos aguarda ansioso que el gobierno logre frenar la crisis.


En la semana los ministros Kicillof y Giorgi cerrarán el

acuerdo con Brasil: el próximo 11 de junio se firmaría un nuevo

acuerdo automotor que le permitirá a la industria local importar

1,6 dólar en piezas o autos, por cada dólar que exporte a ese

destino.

El acuerdo sería de un año, ya que el gobierno argentino

pretende garantías de su par para equilibrar la balanza comercial

que es fuertemente negativa, para firmar un tratado de largo

plazo.


La nueva constitución del "flex" que negocia la Argentina con

Brasil se limita exclusivamente al valor efectivo de piezas y

componentes en los autos.

En la anterior versión, que le permitía a la Argentina importar

1,95 por cada dólar exportado, se incorporaba el valor de los

sueldos y gastos de publicidad y marketing, lo cual dejaba abierta

la posibilidad a las empresas a contratar menos proveedores locales.


El convenio constituirá apenas un bálsamo para el problema de

fondo que atraviesa la economía argentina desde hace años, y que

se agravó tras la devaluación de enero último.

Argentina se convirtió en un país inflacionario y cuando los

precios se disparan, como viene ocurriendo desde hace más de

cuatro años, encarrilar la economía se vuelve un desafío ciclópeo.

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