Por Guillermo Briggiler
Si bien nos asusta el título, no podemos engañarnos, para pagar la deuda debemos tener superávit fiscal. Vamos a suavizar, ya que es domingo y merecemos estar algo más tranquilos. El país es también un agente económico que funciona como cualquiera de nosotros, si mes a mes gastamos más dinero que el que ganamos y pedimos prestado para solventar la vida que nos tiramos, en algún momento se corta el crédito y nos encontraremos con que no nos alcanzan los ingresos para vivir y además tenemos una deuda que cubrir.
La última vez que Argentina tuvo superávit fiscal, es decir, que se gastó menos de los ingresos que teníamos, fue en el año 2008, por lo que le podemos ir preparando la fiesta de 15 al déficit fiscal. Datos: la deuda pública argentina registró el año pasado un aumento del 20 por ciento, alcanzando los 396.555 millones de dólares, lo que representa el 85 por ciento del PBI, de acuerdo al Ministerio de Economía. Esto es 8.604 dólares por cada argentino.
Si el país fuera una empresa o un individuo, hace rato que estaría quebrado, nadie puede vivir de prestado por 15 años y es esa la razón por la cual nuestros precios internos en pesos no paran de crecer, nos quedamos sin reservas en el BCRA, nuestros acreedores no nos prestan más y los títulos públicos perdieron tanto precio que cotizan a un cuarto de su valor y a veces menos.
Ahora vamos con una buena noticia: tenemos elecciones y gane cualquiera de las coaliciones, insistimos, cualquiera, las cosas van a cambiar y se realizarán modificaciones en el agotado actual modelo económico, la magnitud de las mismas será la diferencia entre las opciones que se presentan. El nefasto plan “llegar” del actual Gobierno terminará el día que se definan las elecciones, si el ganador es el actual partido gobernante, realizará el ajuste de manera inmediata, para dejarle el campo libre al que asuma la nueva conducción. Por el contrario, si el ganador es una de las alianzas opositoras, el ajuste se realizará desde el 10 de diciembre con la asunción del nuevo gobierno y pagará el costo en los primeros días. Pero, pase lo que pase, los números tendrán que cuadrar y el déficit desaparecer.
Podemos encontrar tres coaliciones con chances de hacerse con el gobierno, que irán a las elecciones con distintas miradas. Uno dice que va a dolarizar toda la economía, los otros no saben o no cuentan qué plan van a aplicar, aunque los candidatos economistas del sector radical llaman a debate al que desea dolarizar, pero por ahora no pasa de ahí. Al margen de esto, lo que Argentina necesita es un plan económico que sincere las variables económicas, ajuste los precios relativos, termine con el déficit fiscal, gastando solo los recursos que ingresan y aporte reservas al BCRA. De esta manera, podremos esperar que la economía crezca y poco a poco se terminen con estos índices inflacionarios de catástrofe.
Así como hay que arreglar las cuentas fiscales, tenemos también problemas en la balanza comercial, el triste cepo que demuestra la incapacidad de nuestros dirigentes, permite importar productos a la mitad de la cotización del dólar libre, pero que en el mercado se venden al precio real, y también espanta inversiones, genera mercados paralelos, distorsiona los precios afectando el bolsillo de las personas, a vez que hace al país menos competitivo a nivel internacional, dificultando la importación de insumos y encareciendo las exportaciones, entre otras situaciones desfavorables para la economía.
Diciembre llegará rápido y el gobierno que asuma, sea del color que sea, va a encontrar un panorama difícil. De todas maneras, somos optimistas, ya que cualquier cambio, incluso si gana la actual coalición gobernante, será para mejorar la situación actual, que es de las peores crisis vividas. Lo peor es la falta de rumbo que exhibe nuestro país y los planes económicos electoralistas de la gestión actual que solo buscan llegar a la fecha de sufragio causando el menor daño posible en el corto plazo, pero pateando todo para adelante y generando una situación de permanente espera de que estalle otra crisis.
Es imprescindible que los distintos candidatos nos cuenten como conducirán los destinos económicos del país. A la fecha solo uno de ellos esbozó las primeras líneas un plan económico.
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