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Sociales Miércoles 14 de Octubre de 2020

Tributo a Chabuca Granda

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REDACCION

Por REDACCION

BUENOS AIRES 14 (Télam). - La compositora, cantante y pianista riojana Ana Robles lanzará hoy su canción “Cielo y serenata”, que resultó elegida entre otras 356 como la ganadora del Concurso Iberoamericano 100 años del nacimiento de Chabuca Granda, la más grande figura de la música popular de Perú.

“Entre Chabuca y yo como lazos en común percibo el cariño por la tierra y la necesidad de contar sus historias. Como diferencias en este momento en el que me encuentro, siento que tengo que escribir sobre los paisajes internos, los conflictos y dolores que nos aquejan a los seres humanos, quizás sin tanto romanticismo o idealización. Las verdades se tienen que decir aunque sean duras”, postula Robles trazando lazos y distancias con Granda.

Chabuca (1920-1983) fue una trovadora que legó un repertorio esencial para el folclore afro-peruano pero que trascendió largamente las fronteras y su tiempo de la mano de creaciones como “La flor de la canela”, “José Antonio”, “El puente de los suspiros”, “Cardo o ceniza”, “Fina estampa”, “El surco” y “El fusil del poeta es una rosa”, entre más.

Atravesada por ese legado, Robles compuso “Cielo y serenata” que fue elegido en fallo unánime por el jurado integrado por Teresa Fuller Granda (hija de Chabuca), Claudia Cecilia del Valle Muñoz (directora del Teatro Colón de Bogotá), Eddy Sánchez Sotello (Director Musical del Ballet Folclórico Nacional del Perú) y Lucho González (guitarrista, autor y arreglador que se inició junto a Chabuca).

“Me propuse el ejercicio de hacer una canción que representara lo que la música de Chabuca significa para mí. Leí y releí sus poemas, un poco de su historia personal, canté sus canciones y escuché versiones de ella y de otres”, repasa Robles durante una entrevista con Télam.

Capaz de recorrer ese proceso, la artista abunda: “En la primera sección me sitúo en un viaje imaginario a Lima. En la segunda el eje son sus canciones y el hecho de que ella ya no está físicamente. La tercera sección habla de la mujer valiente y su legado, de que aunque ese mundo que ella amaba va quedando atrás, sus canciones lo dejaron plasmado para siempre, de una manera fresca como las flores que pueblan sus poemas”.

Robles, nacida en La Rioja y radicada en Córdoba, basa su sonido en el folclore local al que pone en diálogo con el jazz y otros sonidos que plasmó en tres discos: "Los duendes del agua" (2005), "Pedacitos de sol" (2014) y “Sabe el viento” (2019), y un EP en vivo, "Luz será", que lanzó este año y se puede ver en youtu.be/m61t8LuE3nU.

Para abordar “Cielo y serenata”, Ana se reunió con Mariano Delgado en guitarras y producción y Mario Gusso en percusión, prescindiendo del piano, que es el instrumento central en su música.

“Sentí que el piano llevaría la canción hacia otra geografía y los timbres son tan importantes como todo lo demás. Entonces busqué un guitarrista como Delgado, que conoce el estilo y tiene a la vez un sonido muy actual, y luego se sumó Gusso, que a mi entender es uno de los percusionistas más entendidos de los ritmos latinoamericanos, para terminar de cerrar las ideas de Mariano en cuanto al ritmo”, describe.


Télam: ¿Te sorprendió haber ganado el concurso?


Ana Robles: Un poco sí y un poco no. Yo he participado en concursos y también he sido jurado varias veces y sé que en instancias de selección avanzadas no es tan grande el número de obras que quedan para elegir y el jurado empieza a mirar las obras con lupa y aparece un algo que tiene la canción con lo que conectan, como cualquiera que escucha música. Esto pasa cuando la música es sincera y yo no escribo para ganar un concurso, sino como una necesidad interna. A mí me gusta mi canción, durante todo el primer mes que la escribí me daban ganas de cantarla, y agarraba la guitarra y me sentaba. Si no me pasa esto con mis canciones, la borro y empiezo de nuevo. Y cuando es así, a alguien le va a pasar lo mismo, porque es algo que viene de un lugar sincero.


T: ¿Qué puede implicar para tu camino artístico?


AR: Esta es la primera vez que obtengo un reconocimiento internacional. A mí me alegran mucho los comentarios que recibí y también la posibilidad de visibilización de lo que vengo haciendo hace mas de 20 años, que es componer, producir y tocar mi música.


T: ¿Cómo explicás tu relación con Chabuca Granda?


AR: Parecida a la que tengo con Mercedes Sosa u otros íconos de la música de habla hispana con los que crecí. Han estado siempre ahí, en cassettes en el stereo del Fiat 128 de la infancia, en las guitarreadas de sobremesa familiar. Más grande y ya entendiendo las letras, pude analizar técnicamente por qué esas canciones no se borran de la memoria, por qué comunican algo claro, por qué son ciertas. En estos últimos tiempos la figura de la mujer en la música, como compositora, y conociendo su historia y que no fue siempre de “jazmines en el pelo y rosas en la cara”, que la tuvo que pelear y pagar el precio por salir a hacer su arte. Como si en distintas etapas de mi vida entrara por diferentes puertas, pero siempre entra y se queda.


T: ¿Cómo te definirías como pianista, autora y cantante?


AR: Soy pianista primero, después empecé a cantar y más tarde a componer. Hoy no podría separar una de la otra. Parto muchas veces del folclore pero no toco el piano como Adolfo Abalos, ni canto como la Bruja Salguero, tampoco escribo como Pancho Cabral. Creo que mi formación clásica y en jazz se nota cuando toco el piano, mi forma de cantar se puede vincular más a la bossa nova o al jazz en una manera como la de Chet Baker quizás. Y construyo mis letras con palabras que uso cotidianamente, no soy de agregar vocabulario que no me es natural o que no escucho. Vengo de recetas heredadas, descubiertas, cambiadas y vueltas a construir como me da la gana. La música es muy amplia y muy bella, y cada uno hace su alquimia.


 

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