Por REDACCION
(Por Miguel Pettinati). - En un retiro espiritual conocí a una persona que, en un diálogo fraterno me enriqueció con su experiencia; en tiempo de adolescencia me contó esto.
Mi novio y yo somos coordinadores de un grupo parroquial; me recomendó que frecuentar a otro hombre, me dijo un día tomándome por sorpresa.
- La vida es muy corta, dedícale tiempo
- Pero yo te amo a ti, protesté.
- Lo sé, pero también lo amas a él.
El otro hombre a quien se refería mi novio era mi papá.
Debido a la separación de mis padres; la escuela, mi novio, grupo parroquial, deporte, en fin , tantas ocupaciones hicieron que no lo visitara.
Un día de tanto calor lo invité a misa y luego a la plaza. Decime Esperanza mía ¿qué pasa?, ¿estás bien? preguntó.
-Pero papá, yo no me llamo Esperanza y sí, estoy bien.
-Sabes hija mía cuánto esperé este momento, para que nuestros corazones adormecidos despierten en el amor, por esto y por tus tres hermanitas, nietitas, las llamaré Esperanza mía.
-Papá creo que está gustándome el nombre Esperanza.
- A mi hija le pondré ese nombre.
Entonces te gusta la idea de salir juntos (hubo silencio), de pronto estalla un Aleluya.
-Hija mía claro que si, este domingo te paso a buscar.
Qué bendición ese día, por la mañana lo veo llegar en su bicicleta, con el equipo de mate, bolsita con torta frita y guitarra a cuesta y su perrito, lo llamaba Sígueme.
Al día siguiente, mi novio pasó por la Escuela y me preguntó, ayer domingo ¿lo pasaron bien?
- Muy bien gracias, más de lo que imaginé, solo que en la copa de un árbol quedó enganchado el barrilete, no pudimos desengancharlo.
- No te preocupes papá, lo abracé y le dije: te amo mucho papá, de aquí en más te voy a dedicar mucho más tiempo, así mi corazón no se adormece.
Días más tarde, mi papá falleció de un paro cardiorespiratorio, todo fue muy rápido, no pude hacer nada.
¡Señor mío y Dios mío! , en la plaza todavía está el barrilete enganchado en el árbol, me parece ver a mi papá trepado en él, lleno de amor y ternura sonriéndome.
Voy al templo, me arrodillo frente al Santísimo, con lágrimas le pido perdón a Cristo Jesús y le digo Te doy gracias, te alabo, por tocarle el corazón misericordioso de mi novio, comprendí la importancia de decir te amo, te amo papá y te perdono.
Querido lector:
Este testimonio, espero que nos llegue a lo más profundo de nuestros corazones; en efecto, tenemos que darle a nuestros seres queridos el tiempo y el espacio que merecen, nada más importante será en la vida que, la fe, esperanza, amor, en Cristo Jesús, y, en la familia, tenemos que darle tiempo, espacio y oración, porque a veces no pueden esperar.
Siempre recordaré, Dios perdona, pero el tiempo no.
Nada hay más perfecto que el amor.
Exhortación del apóstol Pablo (1 Corintios 13,1.13) "Ahora , pues son válidas la fe, la esperanza y el amor, pero la mayor de todas es el amor".
Cristo Jesús que tu Palabra se cumpla en mí.
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