Por REDACCION
En la edición del 1 de agosto último, desde estas páginas informábamos sobre el fallecimiento de un joven de 28 años, oriundo de la localidad de Esmeralda, quien chocó con su automóvil marca Peugeot 206 XT 5P, de color blanco, contra la rotonda en construcción -aún no inaugurada- entre nuestra ciudad y la localidad de Susana.
Pasados 15 días de ese trágico hecho la rotonda sigue igualmente a oscuras y hasta el parabrisas roto en el accidente fatal, nadie lo retiró, sigue sobre la tierra, a la vista, en el interior de la rotonda, recordando a los que transitan diariamente por el lugar que la autopista de la Ruta 34, aún no inaugurada ya se cobró la vida de una joven víctima.
Una especie de recordatorio cotidiano de lo peligroso que es transitar por el lugar en horario nocturno. El joven de Esmeralda se estrelló contra la rotonda a las 3.15 de la madrugada.
El mismo día que publicamos el accidente, desde este Diario, bajo el título "Grave llamado de atención" ya se indicó por segunda vez esta falencia: tanto en la rotonda mortal, como en los dos puentes que hay que atravesar entre Rafaela y Susana no hay siquiera dos focos puestos por Vialidad Nacional. Inevitablemente camiones y automóviles transitan con luz alta y el lógico peligro se agrava aún más para quienes se encuentran de frente.
ALGO SE HIZO
Es menester destacar que algo si se hizo: el viernes último a la noche, a unos 20 metros de la rotonda para quien va de norte a sur, es decir de Rafaela a Susana, se colocó una flecha con luces intermitentes que avisa sobre el desvío.
Pocos metros después de superada esta flecha todo vuelve a la absoluta oscuridad como antes... "Lo atamos con alambre" es el refrán que caracteriza nuestra improvisada manera de hacer las cosas. Y le seguimos haciendo honor al refrán.
Por eso, tristemente, al igual que el 1 de agosto debemos repetir exactamente lo mismo: "El lugar es una boca de lobo". Sigue sin haber luces de ningún tipo, ni siquiera provisorias, portátiles, ninguna. El desvío existente y el cordón de la rotonda de noche es prácticamente invisible y para quien viene a 100 km/h desde el norte es muy fácil encontrarse esa flecha intermitente a unos pocos metros antes de arribar al lugar, cuando ya se la tiene encima.
Una obra, ¿no debería estar terminada, iluminada e inaugurada para que se pueda habilitar la circulación con seguridad por el lugar? Eso sí, por cosas que no son peligrosas ni fatales, las multas llegan al instante por cuestiones absolutamente menores o a veces secundarias.
Pero nosotros, los contribuyentes y quienes circulamos por la ruta no podemos multar al Estado ineficiente. Ni siquiera por la muerte de un joven en una rotonda que a todas luces... no tiene ni una sola. Parece ser un emprendimiento hercúleo... o demasiado trabajo para Vialidad Nacional.
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