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Notas de Opinión Miércoles 8 de Enero de 2025

Venezuela, serás libre o no serás

El país tomado por el chavismo está ante una nueva encrucijada de la historia.

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Venezuela, serás libre o no serás. Crédito: Marcos J. Delfabro.

Por Marcos J. Delfabro

Luego de las elecciones del pasado 28 de julio casi el 70% de los venezolanos eligieron desterrar al régimen narcodictatorial de Nicolás Maduro Moros y sus secuaces. Un largo y prudente trabajo cívico bajo la figura de la estratega María Corina Machado fue el marco de legitimación de un proceso ceñido a las exigencias de una Constitución amañada por Hugo Chávez Frías y sus claras aspiraciones de hegemonía vitalicia. El destino evidenció la lejanía del expropiador serial con cualquier atisbo de deidad y en 2013 lo evaporó de la faz de la tierra sin llevarse consigo la cizaña esparcida entre los escritorios burocráticos de la corrupción y las tanquetas verde oliva de la connivencia.

 

La cúspide del reloj de arena

Casi 25 años de chavismo “revolucionario” en el poder teñido de sangre, destrucción del estado de derecho, desbordante pobreza y una imperdonable dilapidación de un país tan rico como para proveer seiscientos años de petróleo al mundo, la octava reserva de gas, el onceavo reservorio de agua dulce del planeta; con joyas naturales y humanas únicas, pero hundido en una realidad desgarradora que arrojó al globo a más de 7,7 millones de ciudadanos, 200.000 de los cuales encontraron refugio en nuestro país.

Luego de varios frustrados intentos la oposición al fin se encolumnó detrás de una nueva estela de esperanza encarnada en la exdiputada Machado, ingeniera industrial y profesora universitaria, madre de tres hijos y fundadora y coordinadora nacional del partido Vente Venezuela. Bajo su figura y aun estando proscripta por el régimen logró dar cuerpo a una plataforma electoral que le permitió al exembajador González Urrutia hacerse de la aceptación mayoritaria del pueblo con el 67% de los votos (sin sumar a los desterrados, parias imposibilitados de sufragar) y por tanto ser el futuro presidente venezolano entre el período 2025 – 2031.

Pese al rechazo y ninguneo de los resultados por parte del chavismo, fue el contundente acompañar de la comunidad internacional, organizaciones como Naciones Unidas, la UE, la OEA y el Centro Carter, único auditor del proceso legitimado por todos los contendientes dada su valía autónoma, quienes lograron dar sostén a las incuestionables actas blandidas por la oposición y por tanto del cumplimiento del cronograma de relevo constitucional en la primera magistratura del país.

Sin embargo Maduro no está dispuesto a irse. Sin embargo el pueblo sí decidió que se fuera.

 

El sostén del reloj de arena

Este 10 de enero es el día en que Edmundo González Urrutia asumirá el cargo de presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. Por las buenas o por las malas. Se avecina el cuello del más frágil reloj de arena latinoamericano a través del que un país deberá atravesar su delicado presente para llegar al embolo inferior de la calma y la reconstrucción de una nación.

Dos recipientes que crujen: uno con el pasado que busca escapar de la tiranía mediante el escurrir de la propia gravedad de los hechos con cientos de detenidos y torturados de todas las nacionalidades, y el otro con el futuro de una nueva Venezuela que abre sus brazos al retorno de la diáspora de chamas y panas bajo la promesa latente de “traerlos de vuelta a casa”. Tal cual lo jurara “la María Corina” abrazando a padres y abuelos en caravanas multitudinarias por todo el país, con silentes miradas cómplices y suplicantes Rosarios de fe que no se cansó de recibir a modo de bendecida esperanza.

 

La garganta del reloj de arena

“Basta. Basta de aguantar, basta de callar. La libertad no se suplica, se lucha y se conquista. Se gana.” Así reza uno de los tantos mensajes viralizados por redes sociales en estos días con los que las cuentas y perfiles oficiales de Vente Venezuela y el resto de partidos de Unidad opositora alientan, con el 9 de enero como memorable cita, a miles de concentraciones de cierre de esta saga épica del electo presidente y su infatigable equipo de supervivientes. Justo un día antes del recambio presidencial el ansiado día 10 que fija la carta magna. “Porque somos todos o somos todos. Aquí nadie se queda atrás. Maduro no se va a ir solo. Hay que hacerlo salir con la fuerza de un pueblo que no se rinde jamás”, afirma María Corina en plano corto mirando a los ojos de millones de almas que la acompañan, desbordantes de convicciones de que todo cambiará a riesgo de dejar en el camino lo más preciado que les queda: sus vidas.

“Sal. Grita. Lucha. Es el momento de pararnos firmes y hacerles entender que hasta aquí llegaron. Que esto se acabó. No hay excusas. No hay mañana si no luchamos hoy. La libertad se alcanza cuando vencemos el miedo.” Es el clamor de la estratega, la madre, la líder, tal vez la única llama de esperanza que le quede a ese puñado de millones de granos de arena de ese Orinoco rico en vida y tal su nombre lo indica: “un lugar donde se rema”. Y vaya si la Machado y su pueblo la reman.

La garganta de cristal es estrecha pero el premio de atravesarla es enorme. Muchos serán mártires gestores del verdadero cambio, muchos no llegarán a su mañana, pero no se pueden marcar las horas de un futuro con un reloj de porvenir que no se reconstruya desde la base, repleto de granos dispuestas a volver a germinar.

Venezuela 2025. Un despertador de arena en cuyo crujir más pequeño del centro se escucha el susurro de un pueblo que dice: Es ahora o nunca. Hasta el final.

Venezuela. Serás libre o no serás.

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