Se funda en 1938 por iniciativa de un conjunto de personas que están preocupadas por debatir temas filosóficos y culturales. Habían viajado y habían observado el funcionamiento en Academias similares tanto en Francia como en España, estamos hablando en épocas previas a la Segunda Guerra Mundial. Se funda esta Academia y desde entonces ha funcionado por un breve intervalo entre 1952 y 1955. Todas las Academias sufrieron cambios en la reglamentación que prácticamente les hizo imposible continuar. Eso fue en la segunda presidencia de Juan Domingo Perón. Pero se reconstituyeron luego, y desde entonces las Academias han funcionado ininterrumpidamente.
Qué relación tiene la entidad con el Estado
Son autónomas y de autogestión, pero forman parte del organigrama del Estado nacional, a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología. El Estado aporta fondos a las Academias, y pueden obtener fondos de otros orígenes también, en el caso nuestro tenemos donaciones que nos permiten ampliar un poco el radio de acción, pero formamos parte del Estado nacional, sin embargo las autoridades de la Academia, así como los miembros son elegidos por los propios académicos, y lo ha sido siempre. Esto hace que las Academia naveguen en la historia sin tener conflictos ni dependencia con gobiernos en particular. Esta autonomía se le ha respetado después de aquel episodio, y esto ocurre con todas las Academias, el régimen de las Academias es el que también se aplica en otras partes del mundo. Esto le da una independencia de criterio porque los académicos buscan una representación amplia en la forma de pensar. Nuestra Academia tiene entre sus integrantes filósofos, historiadores, constitucionalistas, economistas, médicos, yo soy ingeniero aunque me he dedicado en la vida más a la economía que a la ingeniería. Debo ser una rara avis dentro de esta Academia, estoy desde hace tres años ejerciendo la presidencia y es mi último año como presidente, se eligen por dos años con una sola reelección.
Cómo es la estructura funcional
La Academia tiene una junta ejecutiva con un presidente, un secretario y otros cuatro miembros. Y hay treinta y cinco miembros titulares por estatuto. Hay miembros correspondientes que son personas con todo el merecimiento para formar parte de la Academia pero viven a más de sesenta kilómetros de Buenos Aires. A la vez tenemos ocho institutos que fueron formados después del nacimiento de la institución. Primero fue el de Política ambiental, tenemos el de Bioética, de Etica y Política económica, Política constitucional, Política internacional, Metodología de las ciencias sociales, Filosofía política y Sociología política, que son dirigidos por un académico titular pero forman parte de ellos quienes no son miembros de esta Academia, pero que tienen una formación y un conocimiento de la especialidad, se reúnen periódicamente y al igual que los miembros titulares, sus integrantes producen comunicaciones, conferencias, documentos, estos últimos se agrupan anualmente en los anales que tienen tomos muy voluminosos. También por estatuto las Academias deben responder al requerimiento del Poder ejecutivo o del gobierno en general a través de otros poderes si fuera el caso sobre temas de importancia nacional en la especialidad de la Academia. Estas opiniones que toman la forma de declaraciones cuando no son solicitadas, se pueden dar siempre que la Academia considere que su importancia merece una declaración. Si bien somos una Academia de Ciencias Morales y Políticas, ciencias morales se interpreta como humanidades. No hacemos política, o sí la hacemos si queremos verlo de esa manera, pero no tomamos posiciones partidarias. La entidad ha sido muy consistente en tomar posiciones desde el principio en defensa de los valores de la República en la división de poderes, en el respeto por la libertad, por el individuo. Ha sido muy sensible a temas de bioética, ha dado varias resoluciones. Hemos estado inquietos por ciertos avasallamientos a las instituciones de la República, cuando ha correspondido porque lo merecía hemos hecho declaraciones aunque no las pidieran. El gobierno nos suele consultar sobre algunos temas como el caso de la designación de jueces de la Suprema Corte de Justicia, lo hace con nuestra Academia y con la Derecho. Hay también una tarea interacadémica, por ejemplo, el año pasado hicimos dos seminarios, uno con las de Medicina, Derecho y Periodismo sobre “El comienzo y el fin de la vida” que tiene componentes éticos y científicos. Hacia fines de año hicimos otro con esas Academias más la de Ciencias económicas y la de Educación, referido a la pobreza que es un tema que nos preocupa. Tomamos temas que consideramos muy abarcativos, que debían tratarse por otras Academias y los tratamos en conjunto durante un día. Habíamos hecho uno sobre drogadicción que es un tema de importancia nacional.
Cuál es la fuerza de llegada de los trabajos que emiten los institutos
Tratamos de darle la mayor difusión posible a las entidades periodísticas como Adepa y a los medios.
Actividades como proyección a la comunidad
Estamos en muchos eventos donde nos invitan. No tenemos una actitud mediática, aunque muchos académicos participan en los medios pero no representando a la Academia. Y acá adentro tienen plena libertad para participar plenamente. Tenemos una biblioteca con veintitrés mil ejemplares, que es pública. A veces damos conferencias, estamos en la Feria del Libro con nuestras publicaciones. Tenemos un premio anual que hacemos junto con la Editorial El Ateneo y el compromiso es publicar el trabajo como un libro y un valor en dinero. El tema propuesto de este año es “El rol de los partidos políticos en el sistema republicano y el por qué en la Argentina los partidos han sido sustituidos por movimientos políticos más personalistas”. Los premios han recaído en gente joven.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Manuel Solanet
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