Eche veinte centavos en la ranura
A pesar de la sala sucia y oscura de gentes, y de lámparas luminosas,
si quiere ver la vida color de rosa eche veinte centavos en la ranura.
Y no ponga los ojos en esa hermosa que frunce de promesas la boca impura.
Eche veinte centavos en la ranura si quiere ver la vida color de rosa.
El dolor mata, amigo, la vida es dura, y ya que usted no tiene ni hogar ni esposa
eche veinte centavos en la ranura si quiere ver la vida color de rosa.
Cien lucecitas. Maravilla de reflejos funambulescos.
¡Aquí hay mujer y manzanilla! Aquí hay olvido, aquí hay refresco.
Pero sobre todo mujeres para los hombres de los puertos
que prenden como alfileres sus ojos en los ojos muertos.
No debe tener esqueleto el enano de Sarrasani
que bien parece un amuleto de la joyería Escasany.
Salta la cuerda, sáltala, ojos de rata, cara de clown
y el trala-trala-trálala, rima en tu viejo corazón.
Estampas, luces, musiquillas, misterios de los reservados
donde entrarán a hurtadillas los marinos alucinados.
Y fiesta, fiesta casi idiota y tragicómica y grotesca.
Pero otra esperanza remota de vida miliunanochesca.
¡Qué lindo es ir a ver la mujer, la mujer más gorda del mundo!
Entrar con un miedo profundo pensando en la giganta de Baudelaire...
Nos engañaremos, no hay duda, si desnuda nunca muy desnuda,
si barbuda nunca muy barbuda será la mujer.
Pero ese momento de miedo profundo...
¡Qué lindo es ir a ver la mujer, la mujer más gorda del mundo!
Y no se inmute, amigo, la vida es dura, con la filosofía poco se goza.
Eche veinte centavos en la ranura si quiere ver la vida color de rosa.
Raúl González Tuñón
Balada de los amantes de mi pueblo
Como roturas, como pedazos
como agujereados pasan los amantes de mi pueblo
A la hora larga y dulce del crepúsculo
que se va deslizando por los árboles, los humos, los chiqueros
Son especiales estos amantes
que se devoran a la vuelta de la esquina
se arrancan brazos y pies como si fueran
a crecerles de nuevo y todo comenzase otra vez
Algunas vísceras calientes indican sitios por donde estuvieron
pero ellos ya viajan separados manchados el uno del otro
Es fabulosa la cantidad de energía
en los centenares de años que en mi pueblo perdemos así
sin llegar a saber la verdad, sufriendo y más nada.
Juan Gelman
Siempre me has mentido
Me llevabas a pescar al otro lado del río,
y caían los anzuelos debajo de mi vestido.
Siempre me has mentido, siempre me has mentido, mentido.
La otra noche me dijiste: "Venite a dormir conmigo"
y nos pasamos la noche, más despiertos que dormidos.
Siempre me has mentido, siempre me has mentido, mentido.
Recuerdo que me decías: "Si estuviéramos unidos
como el pájaro y el aire, como la rama y el nido".
Siempre me has mentido, siempre me has mentido, mentido.
Ahora, andarás con otra repitiéndole lo mismo,
acariñando entre muslos con los dedos distraídos.
Siempre me has mentido, siempre me has mentido, mentido.
Javier Villafañe