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La Palabra Sábado 11 de Julio de 2015

La música desde lo terapéutico*

por Magdalena León - cantante y fonoaudióloga (Buenos Aires)

Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

Debiera ser común para la gente que trabaja con la voz. Porque en definitiva son melodías habladas. Creo que en algún momento, fonoaudiología debiera ser dividida en varias carreras, porque puedo abarcar desde afásicos, espásticos, dislalias, sordomudos, disfonías, lo que quieras. Tiene demasiada amplitud, y creo que dentro de la carrera tendría que haber como tres años, de los cuales uno se trabaje toda la temática y después hacer los otros dos como una especialidad. Pero todavía no lo es y a lo único que me dedico es solamente a eso, y empleo el tema del canto, primero porque tengo un oído muy desarrollado, y uso la música para entender musicalmente en qué lugar está esa persona y buscarle un eje vocal sonoro. Puedo dar orientaciones para que la charla sea cómoda. Y eso significa curación. Siempre digo que si el eje vocal está corrido vas por la vida sin saber hasta cuándo, pero si lo ubicás en su lugar la sanidad vocal va a ser otra.

El cuidado de la voz en carreras profesionales como la docente no se contempla y significa un inconveniente en algún momento de la vida

Desesperación, tristeza, angustia y paso a retiro y depresiones. Hemos trabajado con una diputada a ver si lográbamos que se ingresara como un trabajo anual un entrenamiento obligatorio para todos los maestros y profesores. Básicamente los maestros son los que más sufren porque tienen tres o cuatro escuelas diferentes y la realidad del aula. En México, en Venezuela, en Brasil o en Perú, di para centenares de profesores un entrenamiento. Me parece que una persona que va a emplear su voz durante todo el año, y después de haber tenido tres meses de descanso, tiene que hacer un previo entrenamiento y una recuperación de esa tonicidad muscular para avanzar sobre un año lectivo. Y además porque la vida te atraviesa y lo que hoy está blanco mañana está gris, o está negro. La voz pasa lo mismo, hay muchas modificaciones diarias, que se van sumando. Lo importante sería ser conscientes de esas limitaciones, y no llegar a una situación de una patología ya instalada, sin previamente tener ciertos contactos con la gente.

La respiración significó que en un momento el tema tome la forma de un libro

Cuando voy a dar clases escribo sobre los temas, y siempre doy una vuelta de tuerca. Estuve en un Plan Coral Nacional en Venado Tuerto, donde se juntaron todos los directores de coro, y me pidieron que desarrolle calentamiento y enfriamiento vocal, previo y post trabajo con un coro. Lo tengo escrito pero no específicamente para un coro, sino en general, para mí es lo mismo, pero hay que adaptar este lenguaje a lo que son los directores de coro. Y así me fue pasando a lo largo de muchos años de dar clases. Me fui encontrando con el material y me fui dando cuenta porque Cecilia Todd cada vez que yo iba a Venezuela me decía “vos tenés que sacar el libro porque acá cada vez que vos venís el material te lo desgraban y lo venden”. Y me lo fue mostrando literalmente, por partes, mal dicho. Y tanto insistió que un día me decidí hacerlo, y me di cuenta que era posible, y lo necesario que era, no porque yo tenga la verdad absoluta, simplemente lo que tengo es mucha experiencia. Y pienso que es necesario que escriban libros todo el que pueda, porque por más que se hable del  mismo tema, una mirada, un mismo informe pero dicho con diferentes palabras, le llega a más gente, porque lo que no entendiste vos lo entiende el otro, y así sucesivamente. Lo hice sola, se llama “El arte de respirar” para voces profesionales y no tanto, está ilustrado con los ejercicios, lo mejor que pude, va por la segunda edición.

El propósito con la edición y el camino recorrido por el libro

Me ha dado muchísimas satisfacciones, porque me hablan de diferentes lugares, ha ido a España, hace cuatro años que voy a Tenerife a dar clases. La respuesta me dio las ganas de seguir escribiendo, de hecho tengo un segundo libro preparado, que para mí es más importante que éste, que es todo lo que tenga que ver con técnica vocal y mi experiencia.

Una anécdota risueña para compartir…

Hay muchas, recolecto y cuando vuelvo voy anotando lo que me gustó y lo que me pasó. Una vez que uno se llenó de información, el mejor lugar para aprender es dar clases, porque te trae tantos problemas y tantas incógnitas a resolver… Terminé mi libro con esta anécdota, en la Isla Margarita, en Venezuela, hay decimistas, que serían los repentistas del verso, como si fueran los improvisadores, y son muy famosos. Fui a dar un curso allá como voy tantas veces y un señor -Benjamín Jin-Jin- me dice “soy decimista, cuando terminemos las clases -que son tres días de trabajo- le voy a regalar algo”. Veía que escribía y escribía. Me escribió en décimas las clases que yo di. Donde empieza diciendo “Una española genuina es Magdalena León, que trajo su orientación directo desde Argentina. Su enseñanza nos germina de manera interesante, aprendimos al instante que en el arte musical, respirar es lo vital para poder ser cantante”. Y así sigue él diciendo todo lo que se te pueda ocurrir y me lo regaló escrito por él, hojas y hojas de toda mi técnica escrita de esta manera. Para mí fue increíble. Y si querés una que yo no lo podía creer. Otra en el interior de Venezuela en un lugar que se llama La Vela de Coro. En un curso donde empiezo a hablar del cuidado de la voz, y había una gente de un coro -en Venezuela todo el mundo canta, el que no canta está enfermo, y cantan bien, con mucha alegría y mucha desinhibición, que es lo que no tenemos nosotros, y bailan- que cuando le pregunto cómo cuidan la voz me responden: “nosotros nos cuidamos con esperma”. A lo cual quedé muda y no sabía de qué me estaba hablando -y el señor éste muy serio- y sigue contando “nosotros compramos una caja de esperma mensual y la repartimos entre todos”. Yo rogaba que alguien me explique y que no tenga que preguntar. ¿Así que compran una caja de esperma? les dije. Y al final me explican que la caja tiene treinta y seis unidades, que reparten, cortan en pedacitos y las comen. Ellos llaman esperma a la esperma de vela -porque es blanco- y lo hacen en pequeñas velitas, y mastican vela antes de empezar a cantar para que la voz se les mejore. Es parafina con grasa, no es que mejora, pero es una antigua práctica en esa zona, cerquita de los pozos petrolíferos de Maracaibo. Como eso te podría contar infinidad de cosas. Y cuando terminó les dije: Si ustedes supieran lo que yo entendía. Y eso duró una charla de risas.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Magdalena León

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