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La Palabra Sábado 23 de Junio de 2018

Hablemos del Padre Pío*

por Marcela González - coordinadora de los Grupos de Oración del Padre Pío (Buenos Aires)

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archivo virtual Crédito: Estigmas: Padre Pío celebrando la misa con sus manos lastimadas Foto 1 de 2
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archivo La Palabra Crédito: Relicario: El corazón del Padre Pío en la Basílica de la Piedad en Buenos Aires Foto 2 de 2

Padre Pío fue un sacerdote capuchino que nació en Pietrelcina, Italia en 1887 y murió en 1968. Desde muy pequeño tuvo contacto directo con la Virgen María y con Jesús y estuvo con dones absolutamente reconocibles desde el conocimiento de alma, desde el don de la bilocación, la capacidad de sanar a los enfermos, la capacidad de confesar que era un don extraordinario que él tenía al conocer el alma de quien él confesaba, podía realmente  liberarlo de su pecado y aun a veces exhortarlo a que dijera la verdad porque había personas que ocultaban por vergüenza sus pecados o a veces no lo recordaban, entonces él los ayudaba a poderlos recordar. El Padre Pío tenía una misión grandiosa que era justamente la de salvar almas, por lo cual dedicó toda su vida a esto, a esta misión, y tuvo como dos objetivos muy grandes, dos obras muy grandes, que una fue el Hospital Alivio el Sufrimiento que está en San Giovanni Rotondo y también los grupos de oración. San Giovanni Rotondo es el lugar donde Padre Pío ejerció su ministerio sacerdotal durante toda su vida desde que egresó del seminario con un par de regresos a Pietrelcina por motivos de salud. El Padre Pío tuvo una salud muy endeble toda su vida, tuvo que batallar con su salud, pero gracias a Dios pudo ir superando todas las circunstancias que se le presentaron. En cuanto a los grupos de oración aquí en Argentina hay en este momento ciento dieciocho grupos que trabajan en oración, en obras de caridad y en formación cristiana. No reunimos en diversas parroquias y capillas, tenemos tres pilares: uno obviamente es la oración, pero también nosotros trabajamos por amor a Dios para la salvación de las almas pensando en hacer el bien siempre, entonces oramos pero trabajamos en acciones de caridad como puede ser desde visitas a enfermos, orfanatos, geriátricos, hasta la concepción de algunos materiales que son entregados por ejemplo en las cárceles o en las fiestas patronales, en diversas fiestas de la parroquia, o entregadas ante la visita a alguien que lo necesita. Nos ocupamos de llamar a las personas que están solas, de acompañar en el sufrimiento que es lo que el Padre Pío nos pide. Nuestra principal misión es aliviar la cruz del hermano, a la par que también nosotros portamos nuestra misma cruz.

Padre Pío trasciende por algunas cuestiones muy particulares que suceden en su vida

Padre Pío recibió de Jesús el don de los estigmas, él tenía los estigmas en sus manos, en sus pies, en los costados y al final de sus días también se descubrió que tenía en el hombro derecho el estigma del peso de la cruz. Esto realmente le dio a él un enorme conocimiento de lo que era el sufrimiento, porque a pesar del dolor que padecía, piensen ustedes lo que es caminar sobre pies llagados, y tocar con esas manos también perforadas, tenía que seguir adelante para cumplir su misión. El pasaba horas en el confesionario pero a la par estaba supervisando en su momento la construcción del hospital, y a la par estaba pendiente de la vida de cada persona que acudía a él por un consejo, por una orientación, por una bendición. También encontró en su vida la lucha con el demonio, constantemente presente, estas batallas que él debía enfrentar, que tenían que ver hasta a veces con el castigo físico, no solo moral. El desánimo, el desaliento y el hostigamiento permanentes que hasta le quitaba horas de sueño. Padre Pío casi no dormía y comía muy poco.

Tuvo una situación difícil con la jerarquía eclesiástica

La Iglesia ante todo es prudente y debe serlo, y ante los dones extraordinarios de un sacerdote como era el Padre Pío, era difícil, porque a la par de la visión y la percepción de estos dones tremendos y maravillosos, también hubo personas que lo difamaban, incluso sacerdotes que se ocuparon de perseguirlo y de hostigarlo durante casi toda su vida, inventando cosas que no eran ciertas, buscando hasta falsos testigos. Por lo cual la Iglesia debió de alguna manera estudiar su caso, en primer lugar, para ver si sus estigmas eran ciertos o no, y también para verificar e investigar ciertas declaraciones de algunas personas que lo acusaban de absolutas mentiras. Llegaron hasta ponerle micrófonos en el confesionario y él debía confesar por separado a las mujeres y a los hombres, en distintos horarios y días. El debió enfrentar toda esta humillación y pienso muchas veces que la identificación de él con Jesús llegó hasta esto. Padre Pío tenía en su vida momentos de un extremo amor por parte de las personas que lo rodeaban en reconocimiento de sus dones extraordinarios, el deseo de ayudarlo, el acompañamiento, el seguimiento de sus indicaciones, pero a la par también tuvo a los detractores, los traidores. Todo esto lo vivió al igual que lo vivió nuestro Señor. Padre Pío en su momento se ofreció a Jesús, como víctima perfecta y como víctima perpetua. Y esto se cumplió. El lo que quería era sufrir con Jesús para que Jesús sufriera menos. A veces es como una madre que desearía que le doliera la panza para que no le doliera a su hijito, de igual modo Padre Pío sentía con respecto a Jesús. Sufría muchísimo pensando en el dolor de él, el dolor de su corazón, al saber que sus hijos se equivocaban y hacían tantas barbaridades. Por lo cual eligió tener esa vida y como respuesta a este ofrecimiento el Señor le concedió los estigmas.

En algún momento se conocen testimonios acerca de sus milagros y se lo considera a Padre Pío un intercesor

Sí, sin dudas. El siempre rezaba y decía que no teníamos que agradecer a él sino a la Virgen, porque toda su misión estuvo siempre muy unida a la Santísima Virgen. Hubo un episodio que en un momento dado llevaron la estatua de la Virgen y justo estuvo en San Giovanni Rotondo, visitó el convento, Padre Pío en ese momento estaba muy enfermo desde hacía meses, lo bajaron en una silla para que pudiera venerar esa estatua, y en un momento lo vuelven a llevar a su cuarto que se llaman celdas. El la miró a la Virgen desde la ventana cuando la llevaban en helicóptero, y dijo a viva voz delante de otros frailes: “Virgen Santa, viniste y me encontraste enfermo, te vas y me dejás enfermo”. Y dicen que en ese mismo momento él tuvo como un temblor en todo el cuerpo, e inmediatamente se le fueron los síntomas. El Padre Pío tenía dones extraordinarios, pero cuando una persona se encomendaba a su oración seguramente los frutos de su oración eran positivos, al igual que cuando él bendecía a las personas que sanaban, y él sabía en tiempos de la guerra cuando alguien venía y le preguntaba por su hijo o por su esposo, si esta persona iba a regresar o si esta persona estaba en este mundo. Por lo cual sin dudas los milagros producidos por la intercesión de Padre Pío fueron inmensos. Hay cantidad de registros. Después de muerto también. Sin duda él está muy vivo entre nosotros. Aquí en Argentina, tenemos gente de todo el país que lo conoció, o su madre o su abuela se escribía con él, y muchos testimonios de habérsele presentado o manifestado Padre Pío, estando esa persona internada o en alguna convalecencia. O incluso hay algunas anécdotas de sacerdotes que manifiestan esto. Aun sacerdotes que descreían de su figura y tuvieron manifestaciones del Padre Pío en presencia. Esto es una realidad. El Padre Pío está muy entre nosotros, creo que por alguna razón quiere mucho a la Argentina y lo mismo sucede con el Uruguay. Hay una anécdota de un obispo uruguayo que iba a confesar con Padre Pío y lo había ido a visitar. En un momento dado había superado una enfermedad y Padre Pío le había prometido que en el momento de su muerte iba a estar con él. Dicen que cuando murió este obispo, alguien ahí donde estaba, vio salir un fraile de su cuarto, por lo cual sabemos que Padre Pío estuvo allí y cumplió con su palabra. Pero sí hay muchísimos milagros, sobre todo las cosas de sanación y también de conversión. Puede ser definido como el santo de las conversiones.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Marcela González

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