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La Palabra Sábado 29 de Octubre de 2016

En busca de… Néstor “Cacho” Tacunau, músico

Duendes de la guitarra Nacieron entre melodías en el entorno familiar que los incluyó cuando sus padres llevaban de pueblo en pueblo la embajada artística. Se unieron como hermanos para trascender con la propuesta del canto afianzado y las expresivas guitarras que los identificaron por cinco décadas. Hoy siguen vigentes con la música y piensan en la despedida. Conversamos de los momentos destacados de esa carrera popular exitosa con uno de Los Indios Tacunau.

Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - Cuéntenos de su infancia.

N.T. - Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires. Año treinta y siete, saque la cuenta compadre… (risas). Ahí nacimos a la vida, a la música, porque mamá y papá eran músicos… Papá tocaba la guitarra, mamá cantaba muy bien, recitaba… y en mi casa había músicos siempre, venían otros guitarreros del pueblo y así nos fuimos criando con mi hermano Nelson, que fueron los hijos que después agarraron el camino de los viejos. Tengo una hermana que canta tangos pero no se dedicó tanto. Y con papá salíamos de gira, en esa época se viajaba en tren, en colectivo, en camión, como sea. Se tiraba la manga, como se acostumbraba en los boliches, en distintos lugares. Me acuerdo en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, y había una confitería, enfrente la plaza, muy importante, caían todos los artistas a guitarrear ahí, entrada libre y gratuita, y era a voluntad de la gente que colaboraba. Entraba la gente, vos le dedicabas una canción y después te daban un pesito, a la gorra se dice ahora, nosotros le decíamos al platito. Y así fuimos aprendiendo a tocar la guitarra. Muy severo el viejo, muy bravo para enseñarnos. Nos corregía mucho en la afinación en el canto, todos lo aprendimos con él. A mi hermano que es mayor lo tenía más contra las cuerdas que a mí. Yo había ocupado el lugar de ritmo, y Nelson y mi papá hacían las primera y segunda guitarras respectivamente. Nelson agarró una velocidad, un gusto para tocar, nació con eso, aunque el viejo le enseñó pero después lo pasó por arriba (risas). Hablamos del año cuarenta y cinco. Después nos distanciamos, mamá se separó de papá. El era un hombre bueno, pero cuando no tomaba. Por eso la familia se desarmó, y nos vinimos a Buenos Aires con mamá, teníamos quince o dieciséis años. Y nos empezamos a frecuentar con Nelson, haciendo un dúo que teníamos armado con él. El primera, yo segunda y ritmo. Y a darle a las cantinas, a los boliches, nos encontrábamos con muchos cantores. Como el caso de Los Visconti que andaban en esa época como nosotros. Ir a la radio a cualquier hora a cantar, a hacer una notita, a las tres de la mañana, con tal de aparecer en la radio. Epoca en la que se podía andar a cualquier hora en Buenos Aires. Y teníamos que ir a la gran ciudad a ver qué podía pasar con el dúo.

LP - ¿Con qué repertorio en aquellos tiempos?

N.T. - Era variado, papá nos inculcó todo. Hacíamos cuyano, algo de chamamé, milongas sureñas, huellas, estilos, tangos también, y muchos temas instrumentales. La diferencia con otros dúos de otras provincias era que ellos cantaban a dúo pero llevaban sus músicos, en el caso nuestro no, cantábamos a dúo y nosotros mismos íbamos adornando, donde teníamos un huequito. Parecía que teníamos dos músicos atrás. Y eso nos enseñó el viejo Tacunau. Y en Buenos Aires vimos la posibilidad de hacer radio, algo así, hasta que  nos tocó la colimba. Nelson se fue solito por ahí, se encontró con el trío Sánchez, Monges, Ayala en Mendoza y ahí trabó amistad con ellos y cuando se fue Ramón Ayala del grupo le mandaron una carta a ver si quería integrarse. Ahí  nomás agarró la valija y la guitarra y se fue a la casa de calle Independencia de don Amadeo Monges padre. Y fue una enseñanza muy buena para él, y para mí también porque mi hermano entraba a cantar como primera voz y primera guitarra de un trío muy prestigioso como ése. Estuvo cuatro años con ellos hasta que se retiró Amadeo, me llamaron a mí que andaba en el sur, por Chubut y Santa Cruz. Cuando me avisa mi hermano, me agarró la locura, y ahí nomás me fui para Buenos Aires. Y en el año sesenta y cuatro debutamos en radio Belgrano junto con Miguel Franco y muchos artistas, estaba Mercedes Sosa como solista también. Debutamos con Arturo Sánchez con el nombre de Los Cantores Argentinos. Que duró dos años y aprendimos mucho con Sánchez, un gran músico, gran tipo, nos enseñaba a conducirnos con la gente, a preparar el trabajo, todo, a arreglar bien las voces, las guitarras. Y empezó a escasear el laburo, y con Nelson decidimos hacer el dúo en el sesenta y seis. Debutamos el nueve de setiembre de ese año en la Peña El Hormiguero de Charcas y Pellegrini en la ciudad de Buenos Aires que era de Vicente Cidade, hermano de Ramón Ayala. Así que hemos cumplido hace poquito cincuenta años del dúo.

LP - Transcurridos los años ¿cómo se fue dando el trabajo?

N.T. - Tuvimos una etapa muy buena, firmamos contrato con la empresa de espectáculos Docta en el setenta y estuvimos hasta el setenta y siete. Después tuvimos nuestro propio representante. Siempre con muy buena llegada al público. En un momento teníamos que suspender la agenda para irnos de vacaciones, después fueron apareciendo nuevos artistas y el trabajo disminuyó.

LP - ¿Cómo armarían un repertorio en estos tiempos?

N.T. - Incluimos algunos pasillos de Roberto Ternán, de Berríos, grabamos algo de Venezuela, también algunas zambas de acá, volvimos a incluir algunas muy tradicionales, tonadas nuevas muy buenas. En instrumental algo de Piazzolla, tangos viejos hemos hecho muchos. Hemos variado bastante el repertorio instrumental desde que estamos con Pilín Massei ya que tiene muchos temas compuestos por él. Siempre estamos en la línea de los clásicos.

LP - ¿Necesitaron un cuidado muy particular para mantener el virtuosismo con la guitarra?

N.T. - Sí. Hay temas que no salen tan fáciles. Más ahora con otra guitarra porque somos tres. El dúo se arreglaba más rápido. Son dos voces y guitarrón. La base principal es el ensayo y nos juntamos bastante seguido. Estamos muy agradecidos de que Pilín se haya sumado al dúo desde hace diez años.

LP - ¿Hay herederos que siguen los pasos de ustedes?

N.T. - Bueno, por parte de Nelson, su hijo Pelusa que es el único varón. Las demás son mujeres, yo tengo dos hijas. Pelusa hizo un recorrido importante, grabó en Japón con su señora japonesa que canta y toca teclado, viven acá y allá. Estuvieron mucho por Europa en grandes giras con experiencias muy buenas.

LP - Momentos destacados de la carrera artística.

N.T. - Tuvimos un recuerdo muy lindo que se hizo en el Teatro San Martín de Buenos Aires en homenaje a la música del sur, participamos junto con Atahualpa Yupanqui, Víctor Velázquez, Alberto Merlo. Para nosotros fue muy importante porque no conocíamos a Don Ata y ahí nos dio unos consejos muy buenos, le gustaba muchísimo el dúo, también nos saludó por radio en otra oportunidad. Con el dúo Arbós-Narváez que apoyaba lo que estábamos haciendo, y con toda la colonia artística, con Ramona Galarza, Los Andariegos, Los Cantores del Alba, Los Quilla Huasi, son recuerdos imborrables. Toda la gente que se juntaba para hacer la gira grande. Aprendíamos de todos ellos un poco. Los guitarristas que nos marcaron mucho fueron Roberto Grela, Tito Francia. Ibamos a ver los programas a Radio El Mundo y Radio Belgrano donde había muy buenos músicos. Después la experiencia con el maestro Carlos García fue fantástica, así como con Amadeo Monges y el trío.

LP - ¿Una anécdota de esos años?

N.T. - Habíamos roto el auto y un amigo se ofreció para llevarnos a Tucumán. Ibamos a Monteros. Salimos de Buenos Aires, estábamos llegando a Santiago del Estero casi en el límite con Tucumán. Nos para la policía caminera que estaba apostada en una casillita. Nos preguntan “¿A dónde van?”. Y teníamos la tarjetita del dúo para mostrarles: “Los Indios Tacunau y vamos para Tucumán”. “¿A dónde van?”. “A Monteros”. “Ah, mira qué bien, Los Indios Tacunau. ¿Están vacunáu?”. “No”, le dijimos. Y reitera: “Pero Los Tacunau, ¿están vacunáu?”. “No”, le repetimos. “Bueno, bajen porque los vamos a vacunar”. Y nos vacunaron contra la viruela, hasta el amigo nuestro. Llegamos a Tucumán y a mí se me hinchó el brazo, a otro le dio fiebre…

LP - Una reflexión de la vida dedicada a la música.

N.T. - Agradecido por supuesto a los viejos que nos encaminaron en esto profundamente. A la vida que nos dio esta posibilidad con la música de recorrer tantos caminos de nuestro querido país y otros caminos del mundo. Y creo que uno de los factores más importantes al menos para mí, y creo que para mi hermano también, fue la familia. Te cuento una anécdota, el nueve de setiembre debutamos con el dúo en El Hormiguero, y el diez me puse de novio con la que es actualmente mi señora, o sea que tengo cincuenta años también con esa compañera. Fantástico, me dio dos hijas hermosas y colaboró conmigo en todo, puso el hombro en la crianza de los chicos, porque nosotros estábamos afuera, tanto la señora de Nelson también. Todo eso gracias a la música y gracias a ellas que nos bancaron.

LP - ¿Alguna vez las hijas cuestionaron la ausencia del padre?

N.T. - No, nunca. Cuando estaba acá era compañero con ellas, las acompañaba y llevaba a todos lados. Hasta ahora cuando estoy sigo yendo con la bolsita al mercado, a veces con mi esposa, a veces solo. Pero muy feliz, así que estamos más que contentos.

LP - ¿Qué les gustaría que suceda en estos cincuenta años con la música?

N.T. - Estamos pensando con Nelson que está próximo el momento de despedirnos. Hay algunos compromisos que vamos a cumplir, posiblemente hay algo hablado con Cosquín donde sería la despedida total. Porque entendemos que si bien estamos bien sobre el escenario la actividad no es tanta como antes, pero estamos felices porque la gente nos acompaña y queremos que nos vean bien en la despedida.

por Raúl Vigini

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