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La Palabra Sábado 4 de Febrero de 2017

En busca de… Matilde Avila, doblajista, locutora y actriz

Con la ciencia de la voz Podemos decir literalmente que siempre estuvo involucrada en la comunicación. Su relato de lo acontecido en la escuela primaria anticipaba lo que sería su desempeño en tal sentido. Estudió y emprendió en distintos ámbitos donde la llegada del mensaje emitido es la prioridad. Radio, televisión, teatro, como locutora y actriz, pero lo que pudo el doblaje fue superador en todos los aspectos de su experiencia laboral. Nos cuenta en esta charla la particularidad de un oficio poco conocido.

archivo Matilde Avila
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archivo Matilde Avila Crédito: Egresados: Matilde Avila con la última promoción de la Academia Foto 1 de 2
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archivo Matilde Avila Crédito: Lugar de trabajo: Matilde Avila en el estudio Foto 2 de 2
Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - ¿Recuerda algún hecho relevante en su infancia que la motivó para la locución? ¿Cuándo y dónde concretó esa formación? 

M.A. - Mi maestra de  tercer grado Isabel Güimil me decía: “Matilde, apagá la radio” porque yo hablaba sin parar. Luego me di cuenta que me gustaba la actuación pero me tomé un año después de egresar de la secundaria para decidirme y anotarme en el Conservatorio. Tenía la impresión de que era una carrera egoísta y no de servicio, pero en ese año en el cual trabajé de profesora de inglés vi que todos somos un eslabón de una gran cadena y todos los oficios son importantes, así que entré en el Conservatorio y después de tres años ya había hecho algo en teatro y algo en cine. La locución vino después. 

LP - Y tal vez fue la adolescencia la que le permitió descubrir su atracción por la actuación. ¿Cómo lo resolvió? 

M.A. - Después de transitar el Conservatorio, las cosas empiezan a aparecer, pero a decir verdad la profesión en la actuación es muy difícil de consolidar. Tenés que trabajar de otra cosa para pagar las salas de ensayo, era una tarea de todos los días ir a los canales para conseguir un “bolo”, y eso no te garantizaba un trabajo con continuidad. La continuidad la conseguí con la locución. Era algo que me gustaba y me rondaba, desde tercer grado, jaja. Di mi primer examen de ingreso en medio de mi luna de miel. Aprobé pero había un segundo y tercer examen en el ISER. Para el tercero no quise volverme de Mar del Plata, y dije… “lo doy el año que viene”. No es sencillo cuando uno decide tener una familia, quedé embarazada de mi primera hija Florencia.  Tres años después, y viviendo en la provincia dije, “¡¡¡No lo puedo posponer más, me anoto!!!” y entré. Estaba embarazada de mi segundo hijo Facundo (Facundia es locuacidad). Me recibí en diciembre de 1984 y en enero del ´85 estaba trabajando -en suplencias- en Radio El Mundo… ¡¡¡Una gloria!!!

LP - Llegado el momento de ingresar al mundo del trabajo ¿dónde y cuál fue su primera actividad? 

M.A. - Primera actividad a los diecisiete años como profesora de inglés en una escuela primaria de Los Polvorines -mi pueblo, ahora ciudad- Saint Maud Academy. La querida Madam Laterza. La primera actividad en actuación fue en cine “No toquen a la Nena” de Juan José Jusid. Hice un bolo pero después en el doblaje doblé a muchas de las adolescentes que aparecían en la película. Eso es lo que me golpeó la cabeza y me movilizó para después dedicarme al doblaje. ¡¡¡Me encantó!!!!! Luis Politti me decía, “¡¡¡Nena que bien que lo hacés!!!”, eso me iba a ubicar en la vida profesional. 

LP - ¿Qué momentos puede rescatar como los más destacados de su vida profesional? 

M.A. - En radio creo que la mejor época fue cuando en Radio Mitre hacíamos “Cadena Latina” bajo la dirección y producción general de un grande de la radio Pochi Dicciani.  Fue una época gloriosa, la pasábamos muy bien, teníamos unos compañeros fabulosos y le poníamos mucha profesionalidad. Otro gran momento fue en La Folklórica de Radio Nacional un programa de tangos que conducía Rubén Stella “Tierra Querida”, aprendí muchísimo y fue un placer. En actuación, la obra teatral “Las Romerías” una obra de Pacheco que hicimos los alumnos de tercer año del Conservatorio con la dirección de nuestro profesor, Lito Cruz, la hicimos como obra de fin de curso pero a pedido de Agustín Alezzo -director del Conservatorio en esa época- y responsable del “Grupo de Repertorio” un equipo de trabajo que integraba con sus alumnos y que habían hecho obras exitosas como “Despertar de Primavera” -donde reemplacé a Camila Perisse- y “Tiempo de Vivir”. Se llevó al teatro entonces la obra que empezó como un ejercicio de actuación de creación colectiva, terminó en un teatro comercial con funciones todos los días.  Igual lo más importante de esa obra es que Lito tenía que contratar a actores profesionales para que nos acompañaran en el escenario y entre estos actores apareció Miguel Avila. ¡¡¡Nos enamoramos y ya hace treinta ocho años y una familia hermosa que estamos juntos!!! 

LP - De su experiencia de llegar con la actuación a los distintos medios ¿elige el teatro, el cine o la tv como la que más le atrapa? 

M.A. - Me gustó mucho el cine y la televisión. Son parecidas en algún punto, hay cámaras, gente detrás de ellas, maquillaje, un texto para aprender, actuación y un momento en el que todo lo que está detrás desaparece y solo estás vos y la escena. Lo bueno es que una vez hecho ya está, no importa si bien o mal, no hay que volver sobre ello. Del teatro no me gusta la repetición. Los actores que hacen teatro dicen que todas las funciones son distintas pero para mí ya que un día tenga el mismo horario de trabajo que el día siguiente, los textos sean los mismos y los movimientos en la escena también ya se asemeja a rutina y es la peor palabra de mi mundo. 

LP - ¿Qué personajes fueron los más expuestos de los que interpretó en los distintos trabajos artísticos? 

M.A. - En “Las Romerías” del conservatorio yo hacía la protagonista Trinidad. En la versión comercial Lito Cruz decidió que necesitaba una actriz más conocida y llamó a Cristina Banegas. Me quedaba afuera de la obra y lo peleé. Inventé un personaje que era el Oráculo, una vieja, que se volvía joven y vieja a medida que pasaba la obra. El personaje lo inventé, inventé los textos y me sentí muy bien de poder sobreponerme a una situación esquiva con creatividad. Con Cristina tuve una muy linda relación, hasta le tejí un pullover!!! 

LP - La formación profesional en todos los aspectos es necesaria y permite asegurar la calidad del servicio. ¿Le ha dedicado su tiempo a la docencia?  

M.A. - Sí, la formación es fundamental. Me interesa mucho transmitir mi experiencia a las nuevas generaciones. Como docente formo parte de una de las Academias más importantes de la Argentina, la “Academia de Doblaje” que tiene sede en Córdoba y en Buenos Aires. Su fundador es Aldo Lumbía un prestigioso locutor y doblajista que ha trabajado y trabaja no solo en el país sino que  también en España, y yo estoy en el equipo de Buenos Aires junto a Rolando Agüero otro profesional exitosísimo. Tenemos una forma de enseñar que nos ha dado tan buenos resultados que ya tenemos muchos alumnos trabajando profesionalmente en el país y en el exterior. Es usual que todos los años formemos profesionales para México, Venezuela, Colombia, Perú, etcétera. Llegan de todas partes de Latinoamérica para aprender doblaje. Algunos luego deciden quedarse en el país. 

LP - ¿Qué actividad está llevando a cabo en el presente? ¿Qué le gustaría que sucediera en el futuro cercano? 

M.A. - Actualmente sigo trabajando haciendo doblaje internacional en varios de los estudios que hay en Buenos Aires y dando clases en la Academia de Doblaje. En las dos actividades me acompaña mi tercer hijo Santiago que es sonidista y hace mezclas en CIVISA y es operador de radio. Y me gustaría que alguna vez llegáramos a cumplir la ley de doblaje que habla de que un veinticinco por ciento de las series o películas que salen en televisión sean dobladas en el país. 

LP - Una anécdota con final feliz de algo que se haya sucedido con su profesión. 

M.A. - Ahora la tecnología nos ayuda mucho porque se graba con Protools, con muchos canales y se puede editar el sonido al milímetro. Pero yo empecé con las UMatic, cintas que tenían solo cuatro canales. Uno con la mezcla final o sea lo que escuchamos de la película, otro con los M&E que es la música y los efectos, y otro para grabar las voces del doblaje y no recuerdo el otro canal para qué se usaba. Lo cierto es que se grababan las escenas enteras. Si tenían siete personajes estábamos los siete frente al micrófono. Ahora cada uno hace su parte solo y después se mezclan todas las voces. Bueno, yo tenía que grabar una larga escena de una pobre chica que era perseguida en un bosque por un ser misterioso. Primer plano siempre de la chica corriendo, gritando, respirando agitada, daba vuelta la cabeza, volvía a gritar, correr… esto hace que uno se sobreoxigene, hay que respirar bien porque son gritos, angustia, palabras y respiración muy exactas a cámara, no puede haber error. Momento final, la chica aparta unas ramas y ve a su asesino. Grita y dice “Oh!!! Dios!!!”  y yo me olvidé del neutro y en mi porteño más elemental dije “Uy!!! Dió!!!!!”. ¡Hubo que hacerlo todo de nuevo! 

por Raúl Vigini

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