Por Raúl Vigini
LP - Cómo es la modalidad y su trabajo de preparar un nuevo libro en cada caso.
G.C. - Los dos libros que hice como autor, ya describí como trabajé el Almanaque del bicentenario… y el segundo: San Martín y el cruce de los Andes. Almanaque de la hazaña en 2017, también de Editorial Bärenhaus, fue un aprovechamiento de todo el material que había acumulado de San Martín que tiene una gran actividad en el Congreso de Tucumán a través de sus diputados por Cuyo. En 1816 además está construyendo el ejército de los Andes y en 2017 se cumplía el bicentenario de la hazaña. En el caso de la coordinación de una historia integral que llamamos Almanaque histórico argentino tenemos para cada período un capítulo dedicado a la política -las presidencias- otro a la economía, otro al movimiento obrero, y una cronología con datos biográficos de los protagonistas más los acontecimientos más importantes del período. Luego se abordan temas o hechos específicos como género, migraciones, cultura, educación, conflictos, etcétera. Cada coautor elige su tema, presenta el proyecto, en algunos escribo y en todos coordino, corrijo y trato de que no se superpongan temas.
LP - Los temas y/o personalidades que más lo atraen para seguir conociendo.
G.C. - Sobre historia argentina todos los temas me atraen desde los pueblos originarios hasta la actualidad. Las personalidades me apasionan pero es imposible llegar a conocer una sola en profundidad por los cambios en las personas a lo largo del tiempo y la falta de fuentes. Además es imposible reconstruir sentimientos de un ser humano. Podemos acercarnos bastante a sus pensamientos, pero el sentir es muy difícil. ¿Por qué deciden exiliarse o volver o suicidarse o renunciar o dar pelea o desobedecer?… hay mucho de racional pero más sentimental, es apasionante pero imposible. Este año estoy muy interesado en Güemes porque creo que merece una reivindicación mayor y este año es el bicentenario de su muerte. No tengo dudas que va a salir la ley que ya tiene media sanción en diputados declarando el 2021 el año del General Martín Miguel de Güemes, como fue con Belgrano en el 2020.
LP - Mujeres y hombres de la historia que elige. Por qué.
G.C. - Todas y todos, desde los más conocidos hasta los olvidados o anónimos me apasionan. En los últimos tiempos no dejo de sorprenderme con Mariquita Sánchez que siempre la tuvimos como la de las tertulias y la vida social con el himno cantado por primera vez en su casa y tiene una vida impresionante y muchísimos textos, consciente de que estaba escribiendo historia. O Güemes. También redescubrir a Juan Bautista Alberdi o Sarmiento. En realidad se me vienen decenas de nombres y muchísimos tendría que explicar brevemente quién era.
LP - Estamos frente a una moda en la que los medios divulgan contenidos del pasado de los pueblos. No siempre los interlocutores que los aportan defienden el rigor histórico. La anécdota sin respaldo ni fuente confiable está a la orden del día y se jerarquiza en ediciones de gran circulación que favorecen la confusión, la desinformación y la banalidad de los hechos verdaderos y comprobables. Pero sus relatores logran popularidad y protagonismo excesivos sin ser cuestionados por nadie. Su mirada al respecto.
G.C. - Vivimos una época anti historicista. “La historia es aburrida”, “no sirve”. Inclusive en los 90 fue famoso el fin de la historia. Vivimos gobiernos que han borrado la historia del discurso político. Y hasta de los billetes. E inclusive de los planes de estudio. Creo que, y muy a pesar mío, cualquier recurso que incentive el conocimiento de la historia, desgraciadamente, es válido. Si bien muchas anécdotas, o tal vez el uso de un lenguaje poco o nada académico para contar ciertas cosas, son mucho menos importantes que hechos u obras que hicieron esas mismas personas, es válido contarlas. De todas formas el que sabe de historia toma determinados libros como un entretenimiento y muchas veces descubre cosas que no conocía. Y los que no saben de historia, tal vez puedan profundizar en determinadas personalidades o hechos que conozcan a través de estos autores, que, de otra forma no conocerían nunca. Porque hay una realidad, esos autores publican libros y venden entre diez mil y doscientos mil ejemplares. San Martín… mi libro más vendido, no llegó a vender dos mil ejemplares. Y la venta no significa solamente rendimiento económico, sino difusión. E insisto, prefiero que se acerquen a la historia de esa forma a que no la lean nunca. De todas formas generalmente se publica la bibliografía y las fuentes utilizadas donde se puede constatar la veracidad de los dichos. Y es preferible un lenguaje muy poco académico, grotesco si se quiere, exagerado, que un texto lleno de falsedades, ocultamientos y opiniones sin fundamentos, sin citas correctas o inexactas pero escritos con un discurso pseudo erudito.
LP - Algunas anécdotas de la profesión.
G.C. - Nunca voy a olvidar cuando en 2007 trabajé con Alejandro Fantino en Radio Rivadavia y un día me hizo discutir sobre la conquista del desierto, con el gran Antonio Carrizo. Cuando cortamos el cruce de palabras al aire, inmediatamente le dije a Fantino: “por favor no me hagas enfrentar con Don Antonio, porque en esta Radio es un ‘prócer’ y el oyente nunca me va a creer a mí”. Y con una gran sorpresa lo escucho a Carrizo diciéndole a Fantino, casi al mismo tiempo que yo, recriminándole con autoridad: “nunca más me enfrentes sobre temas de historia con un profesor, siempre va a saber más que yo, aunque nunca voy a dar el brazo a torcer en mis ideas, pero no puedo sostenerme intelectualmente frente al profesor...” y mirándome dijo: “¿perdón, cuál es tu nombre?” desde allí me llamó siempre con muchísimo respeto Profe Cao y cada programa me traía algún escrito y una vez un manuscrito de Belgrano y me obsequió un librito dedicado por él. Vale la anécdota para los periodistas-comunicadores que hablan sin saber y no valoran los conocimientos del otro, porque nunca más Antonio Carrizo quiso discutir al aire conmigo. Al contrario. Siempre hizo aportes aunque no estuviera de acuerdo.
LP - La necesidad e importancia de que la historia sea conocida por todos. Pero con los argumentos más serios y reales posibles.
G.C. - La anti historia no es solo en Argentina, es un tema global. Y es una política, una filosofía, una forma de gobernar. Y para contrarrestarla hace falta una política de Estado y un compromiso de la sociedad. En los programas educativos del secundario en la ciudad de Buenos Aires se había sacado la asignatura historia de quinto año. Muchas provincias unieron historia, geografía y cívica en Ciencias sociales. Otras redujeron la carga horaria. Tiene que ser al revés. Los medios de comunicación masivos a veces publican efemérides o descripción de hechos del pasado pero como relleno. Inclusive es muy raro encontrar biografías completas. En la televisión abierta no hay programas dedicados a la historia. Pero lo fundamental es que para la mayoría de los medios no tiene buena prensa la Historia. No es valorada como debería. En la escuela sucede lo mismo. Matemática y lengua son “las” materias -y a veces tampoco- todas las demás son complementarias o de relleno. Muchas familias recriminan a sus hijos preguntándoles ¿cómo te vas a llevar historia si lo único que hay que hacer es leer? A veces recriminan al docente “¿Por qué es tan exigente en una materia como historia?” Si esto piensan los adultos y no son pocos, ¿qué podemos esperar de los jóvenes? Creo que vivimos un momento que no solo hay que difundir la historia sino principalmente la importancia del conocimiento del pasado para entender el presente.
LP - Algo más que desee agregar.
G.C. - Solamente agradecer. No es habitual tanto espacio para desarrollar la tarea del docente, del escritor, del historiador. Muy pocas veces se disfruta, como en esta ocasión, contestando en una entrevista. Gracias a usted, señor Raúl, a La Opinión de Rafaela y a Editorial Bärenhaus.
por Raúl Vigini
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