Por Raúl Vigini
LP - ¿Cómo empieza la historia del colibrí en tu vida?
D.G. - En realidad la palabra colibrí la conocía por la anilina, y nunca había visto un colibrí. De chica viviendo en 9 de Julio podía haber tenido oportunidad de ver un colibrí y nunca vi. Y un día en Guernica, Armando estaba regando la quintita, teníamos una pequeña huerta y jardín, y un colibrí viene a beber de la manguera con la que estaba regando. Me mira y me dice: “No debo ser tan malo si un colibrí viene a beber de mi mano”. Para mí era la primera vez que lo veía tan cerca, sabía de la existencia, verlo sobre la mano de él fue muy hermoso. Y esa anécdota la cuento en el libro Profeta del Viento. Cuando me hacen una nota en Córdoba por el libro sobre Armando, me preguntan cosas de Armando y yo digo “El que era un hombrón tan fuerte, capaz de enfrentar la dictadura ya a los políticos, y discutir con la oligarquía mendocina, y demás también tiene este otro lado, el lado de la ternura. Y no casualmente había dos testimonios dentro del libro que mencionan al colibrí. Uno era de Liliana López Foresi y otro de Rafael Amor. Bueno gustó tanto eso, que algunos empezaron a decir que el colibrí es un personaje mítico. Le había escuchado por radio a Raúl Barboza decir que el colibrí es un nexo entre los mundos visibles e invisibles. Y a mí me cerró porque cuando había fallecido Armando, y va a la quinta de Guernica por primera vez después de la muerte del padre Paula Tejada, entra con ella un colibrí. Y ella dijo “Esto debe ser una señal de papá”. Y cuando lo escucho a Barboza me cierra perfectamente. Y lo cuento en Córdoba. Y de entre el público salta la voz de Edith Manera que dice “Y para los quichuas también”. Y otros “¿Y por qué el colibrí de Nazca?”. Y ahí empieza el tema, me empieza a trabajar, y es apasionante. En ese mismo viaje un santiagueño me dice “Para nosotros es el tumiñico y es muy importante, mi mamá leía cuando aparecía y según para qué lado volaba el colibrí la noticia era buena o mala”… Y otro que cuenta “Nosotros no podíamos tocar los huevitos si veíamos un nido porque eran los pollitos de Dios, eran sagrados”… Y así todos los pueblos. Bueno, a mí me apasionó el tema, y fue pasando, y fue pasando. Vuelvo a casa y me pongo a trabajar en la computadora, contestando un mensaje, o escribir algo, y pongo la radio, y aparece Silvio Rodríguez cantando Alas de colibrí. Y voy a una reunión en Azul, y en la radio donde nos entrevista Estela Taverna hay una propaganda de un encuentro teatral y el logo es un colibrí. Voy a Mendoza una vez y cuando estoy volviendo digo “Otra vez tener que bajar del avión y llegar a Buenos Aires, qué tristeza”. Y miro a mi lado, hay una revista con una publicidad y es un colibrí, y digo éste me viene a decir “Dora, no es cuestión de espacio, vos tenés que cambiar el espacio”. O sea se me aparecía permanentemente. Un cuento, una lectura, una persona que lo mencionaba, un dibujo en algún lado. Y bueno, él me fue buscando, me fue buscando y me convenció. Y a partir de ahí empecé a buscar en la literatura y me fui encontrando con cientos, de cientos, de cientos de autores que lo toman como protagonista, como inspiración, tanto en la música, como en la pintura, como en la escultura, como en la fotografía o en la literatura. Y de Alaska a la Patagonia siempre es un signo de vida, de algo positivo, de algo bueno, de transformación, de resurrección. Los únicos que le ven un aspecto negativo es el la Patagonia que lo consideran como mensajero de muerte porque hay una leyenda que explica el porqué. Pero un tema apasionante.
LP - ¿En qué años fuiste la compañera de Armando Tejada Gómez?
D.G. - Más o menos del setenta y tres al ochenta y dos. A la recopilación le dediqué más o menos diez años. Inclusive todo lo que había escrito e investigado, se me arruinó la computadora y creí que lo había perdido, y también milagrosamente vino un chico que me salvó únicamente ese trabajo y todo lo demás lo perdí. Hace un par de años mi hermana con mi cuñado se iban de vacaciones a Paraná y de allí a Victoria, Entre Ríos, me invitaron y me fui con la intención de retomar el tema y empezar a escribirlo. Y fue, lo empecé en enero y lo terminé exactamente a los nueve meses, fue realmente un embarazo y un parto que son los únicos hijos que puedo dar, de papel.
LP - ¿Cómo decidiste que el tema tome la forma de un libro?
D.G. - Porque cuando fui empezando a ver la cantidad de autores y me encuentro que para Pablo Neruda tiene varias odas dedicadas a la colibrí y en una de ellas dice que es más poderosos que el halcón, caramba. Es un mito latinoamericano pero que viene a decirnos hoy, cosas muy importantes, vamos a hacer una relectura de ese mito. Y entonces aparece relacionado con la unidad latinoamericana o que empieza a producirse, con el tema ecológico que viene a preocuparnos tanto y que hoy toma el Papa en la Laudato Si que lamentablemente no estaba escrita antes de mi libro porque me hubiera inspirado un montón pero hay relación con ambientalistas y el tema de salvar la naturaleza, salvar el planeta y demás. El tema derechos humanos porque aparece relacionado varias veces y para los antiguos mayas el colibrí aparecía en memoria de los héroes que dieron su vida por la libertad del pueblo, entonces viene asociado a Sucre, a Bolívar y a líderes latinoamericanos, es más, un día estoy leyendo la obra de Simón Díaz y a la noche me entero que había fallecido. Y esa tarde había estado trabajando sobre temas de Simón Díaz sobre el colibrí donde lo menciona. Nada es casual. Había terminado de leer un libro sobre teología cuántica y empiezo a encontrar unas correlaciones impresionantes porque lo espiritual está presente permanentemente, está el tema de materia y antimateria, lo que no vemos pero que existe, la energía, tiene relaciones con todo. Y hay un poema que incluyo en el libro que es de Maxi Ibáñez, un amigo querido, el autor de la Biblioteca Tejada Gómez, que habla de la vida colibrí. Y la vida colibrí es la vida desfatigada de las cosas materiales, pero muy enganchada con la Pachamama, con la defensa de la tierra, con los derechos del planeta. También lo relaciono con el trabajo de Eugenio Zaffaroni en su libro Pachamama donde él habla de que los animales y los demás elementos de la naturaleza, el río, la montaña, son sujetos de derecho.
LP - ¿Cómo concebiste la edición con el archivo preparado?
D.G. - Lo concebí como el mito releído, una relectura del mito. Por eso le puse de nombre “Colibrí” y como subtítulo “Chispa pregonera de vida nueva”. Entonces siempre es un mensajero de vida nueva. Y es un libro que a mí me parece que se puede trabajar mucho transversamente en los colegios.
LP - ¿Cómo es la estructura?
D.G. - Tiene capítulos. Una introducción explicando quién es el colibrí, cuál es el mito, en qué países, la variedad de nombres que tienen, cuáles son sus colores, también lo estudié zoológicamente, de qué se alimenta, cómo es su nido, cómo son sus costumbres y demás. Hay un capítulo de leyendas, otro del colibrí en el arte relacionado fundamentalmente con la literatura que es mi tema, pero también con la fotografía, con la música, con la plástica. Y por último la relectura del mito, todo lo que viene a decirnos hoy. Cómo ese colibrí trae el mensaje para el momento actual. Y el prólogo del libro lo hace Bosquín Ortega que tiene dos hermosos poemas, uno es muy místico en que lo asocia a un ser espiritual que se eleva por encima de las cosas, y el otro dedicado a Evita.
LP - ¿Y una vez que estuvo impreso?
D.G. - Como siempre, con éste y con los otros cuatro libros que he escrito en mi vida, siempre pensando en los jóvenes y en los niños, llevarlo a las escuelas, a las bibliotecas populares, al pueblo. Ponerlo en contacto con el pueblo y sobre todos con los más jóvenes, y la experiencia que he tenido ha sido maravillosa. El año pasado lo llevamos a Rosario en un homenaje a Gastón Gori y lo presentamos en la biblioteca que lleva su nombre, para la gente grande, fue a la noche en una sala. Al día siguiente en la biblioteca fue con niños muy chiquitos que llevaron de una escuela, y el diálogo con los chicos fue maravilloso porque yo les decía: si ustedes tuvieran que representar un colibrí, y ellos ya hablaban de la danza y de hacerlos danzar, y canto, y dibujos. A los niños de las provincia no tenés que explicarles lo que es un colibrí. Los chicos crean y este tema se presta para la creación. Podés hacer muchísimo con este tema.
LP - ¿Cuál es el presente de esta obra?
D.G. - Estamos con el grupo Miel de caña y Víctor Cuello, un titiritero que es poeta, llevándolo a distintos lugares. Hicimos una presentación en la SADE de Buenos Aires y en otros lugares. Teníamos idea de llevarlo a las escuelas, a las bibliotecas, ofrecerlo a la enseñanza privada, con esa intención, de que sea un motivo de recreación y de participación.
LP - ¿Qué reflexión te merece el emprendimiento que sigue vigente?
D.G. - Lo que me encanta es pensar que el libro nació en agosto del año pasado. A uno o dos días de que naciera el hijito de mi ahijado que está viviendo en Paraguay donde tiene un protagonismo impresionante el mainumby. Lo presenté primero en la Unidad Básica Marechal, de ahí fui a Lincoln a la feria del libro, de ahí fui a Rosario, de ahí fui a 9 de Julio en la Biblioteca “José Ingenieros” de mi infancia, antes estuve en La Plata y a principios de este año estuve en Río Cuarto. Después de esto hicimos tres con el grupo, y el proyecto es seguir con esto, y es seguir predicando con temas que son fundamentales. De acá sale inevitablemente la figura de Armando, la temática de los pueblos originarios, la temática de los derechos humanos, la temática de unidad latinoamericana, la temática de la defensa del planeta y los recursos naturales, y siempre el objetivo de una vida mejor para todos. El tema de la igualdad, de la soberanía, de la libertad de los pueblos y demás.
por Raúl Vigini
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