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La Palabra Sábado 10 de Septiembre de 2016

En busca de… CIPPEC, protagonista

Control de calidad La entidad tomó forma a partir del encuentro de voluntades que jóvenes profesionales aportaron desde sus diferentes orígenes pretendiendo trabajar para mejorar las condiciones de vida de nuestro país. Nació con el siglo y permanece en su pretensión. Para conocer su función conversamos con Gala Díaz Langou, Directora de Programa de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento.

Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - ¿Cómo resolviste el tema cuando tuviste que decidir qué estudiar después del secundario?

G.D. - Fue muy difícil. Nací y vivía en Bariloche. Quería hacer algo que fuese útil, que ayude, y mi primera intención fue estudiar medicina, mi abuela era médica, por suerte, creo que por suerte porque ella me insistió en que no estudiase medicina. Que había otras formas mejores que ayudar y que ella estaba muy decepcionada con la carrera y terminé estudiando Estudios internacionales y Ciencia política con esta vocación de ir a las causas un poco más estructurales de lo que veía que estaba mal y de ahí entrar a CIPPEC era siempre un objetivo. Fui a estudiar a Buenos Aires a los diecisiete años y me quedé, un año antes estuve en Francia en un intercambio. Me recibí a los veintidós y ahí entré a CIPPEC. CIPPEC es una institución que desde afuera del estado es una fundación, es apartidaría y es independiente, tratamos de mejorar las políticas públicas de todos los niveles de gobierno y de todos los colores partidarios que pueda haber. Tratando de vincular mejor lo que se sabe en la academia de las investigaciones, lo que dice la evidencia con el proceso de toma de decisiones en las políticas públicas que ese puente no está muy construido en la Argentina. Tratar de ir enriqueciendo un poco ese proceso de decisiones en todo el ciclo de política pública no solamente en el diseño sino también en la implementación. Y desde ahí entrar a CIPPEC fue algo que pude lograr relativamente joven, hace diez años que trabajo en ese lugar y la verdad es que creo que es un lugar bastante interesante para poder aportar y resolver algunos problemas más estructurales que tenemos en la Argentina sin eso que tiene el Estado que te come la urgencia. Al estar afuera nosotros podemos tener un espacio más resguardado para la reflexión y para tratar de poner paños fríos sobre algunas situaciones.

LP - ¿Te formaste en el exterior?

G.D. - Hice una maestría en la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos, pero que se hace a distancia, se cursa en nuestro país y no tuve dejar de trabajar por suerte.

LP - En algún momento llegaste a la titularidad del área en la institución. ¿Qué te propusiste al asumir en el cargo?

G.D. - Fue en enero de este año y casi al cumplir los diez años en la institución. Actualmente soy la Directora del Programa de Protección social y la verdad es que venía trabajando en el programa desde hace mucho. Mi agenda básicamente se centra en reconocer los importantísimos avances que hubo en la Argentina en términos sociales en los últimos años. No vamos a comparar la situación que tenemos ahora con la de dos mil tres, por ejemplo. Pero hay que entender que en ese proceso de crecimiento, de inclusión social y de ratificación de muchos derechos sociales hubo grupos que quedaron afuera, o quedaron rezagados de ese proceso, y son básicamente los niños, los jóvenes y las mujeres, que cuando uno lo mira en términos de composición de los hogares son hogares que están compuestos por niños, jóvenes y mujeres los que concentran la mayor cantidad de la pobreza. Hoy en Argentina cuando miramos las tasas de pobreza te das cuenta que está concentrada en los hogares que tienen chicos y de hecho la tasa de pobreza específica para la primera infancia que son los chicos de cero a cuatro años más que duplica la tasa de pobreza de la población en general. Estamos concentrando la pobreza en los chicos en vez de estar protegiéndolos que es la población más vulnerable que tenemos y la deberíamos estar protegiendo más. Y además, lo que es más triste, es que en este proceso de inclusión y de crecimiento económico de dos mil tres hasta la actualidad, si bien bajaron las tasas de pobreza, esta concentración en los niños se profundizó. Se conoce como la infantilización de la pobreza, que es cada vez más aguda. Y cada vez tenemos más chicos pobres por cada adulto en situación de pobreza y eso me parece inadmisible, entonces traje una agenda muy fuerte en términos de primera infancia que es algo que veníamos trabajando muchos del programa, pero entendiendo las rutas causales detrás de eso. Uno de los hitos fundamentales es el tema de género en general, de una peor situación relativa de las  mujeres, y en particular el embarazo adolescente que en Argentina está creciendo y que por ahí sea uno de los ejemplos más concretos que podemos ver de cómo se transmite la pobreza de generación en generación. Porque son tasas de embarazo adolescente no intencionado altísimas, mucho más altas que las medias internacionales en los estratos económicos más vulnerables, mientras que los estratos más pudientes postergan cada vez más la maternidad. Son brechas que se van ampliando y es la desigualdad vista como muy concreto. Entonces la agenda concentra varios temas que veníamos trabajando como primera infancia y el de juventudes también, pero traigo muy fuertemente el tema de género y como te decía con fuerte hincapié en temas de salud, de educación sexual y reproductiva, pero también en lo que hace a la inserción de las mujeres en el mercado laboral que esto está íntimamente vinculado en cómo se organizan las tareas en el interior de los hogares. Toda la organización del cuidado incide en que las  mujeres salgan a buscar trabajo, en Argentina tenemos una tasa de inactividad laboral femenina altísimo, es decir que las mujeres ni siquiera salen a buscar trabajo, y además incide en la calidad del empleo en parte también, porque las mujeres son, a los ojos de los empresarios, “más caras”, por tener más tareas de cuidados, licencias por maternidad más largas, y eso también discrimina. Pero una vez que se consigue ese empleo son de menor calidad porque trabajamos por menores sueldos, incluso a igual trabajo ganamos un treinta por ciento menos, y nos cuesta muchísimo más acceder a puestos jerárquicos. En nuestro país, solamente tres de cada diez puestos jerárquicos están ocupados por mujeres cuando si uno mira la formación profesional por género las mujeres están mucho más formadas que los hombres. Entonces hay cuestiones que son indicadores o síntomas concretos de problemas que están afectando el cómo funcionamos como sociedad pero concretamente también adónde vamos a estar llegando al mediano plazo.

LP - ¿De qué manera manejan los recursos?

G.D. - El CIPPEC tiene un presupuesto compuesto por tres tercios: en primer tercio viene de la cooperación internacional como embajadas, fundaciones de organizaciones internacionales, trabajamos muchísimo con Naciones Unidas, con Unicef, que es casi un cuarenta por ciento. Otro tercio que se compone de donaciones sobre todo de empresas de las líneas de responsabilidad social empresaria, fundaciones empresariales y de filántropos que donan. Y un tercer tercio en que se componen estos proyectos con los gobiernos en los cuales somos una fundación sin fines de lucro, no somos una consultora, pero sí apoyamos a muchos gobiernos cobrando los recursos humanos que invertimos en ese apoyo. Y ahí hemos trabajado con todos los colores políticos y tenemos reglas muy estrictas respecto de cuánto se puede trabajar con cada partido, con cada jurisdicción, para tratar de mantener la independencia.

LP - ¿Cómo ves el tejido social argentino?

G.D. - El tejido social creo que está más cohesionado que en los noventa y eso se debe en gran parte a los avances que hubo en los últimos gobiernos en materia de generación de derechos sociales y se ve cuando lo comparamos con otros países de la región, si bien en Argentina tenemos tasas de desigualdad todavía muy altas. Esto  no quiere decir que no queden grupos afuera, y se ve en temas de salud por ejemplo, donde hoy tenemos tres subsistemas y cada uno accede a uno distinto dependiendo sobre todo en la inserción en el mercado laboral y eso termina condicionando el derecho que tenemos en términos de acceso a la salud. Tenemos las personas que trabajan en relación de dependencia que pueden estar cubiertos por la seguridad social y las obras sociales que brinda cada sindicato o al ser jubilados por el PAMI, los que ganan un poquito más y que pueden mercantilizar su cobertura en salud que son la prepagas, y los que no acceden a ninguna de estas posibilidades que acceden al sistema público. Hay enormes brechas en la calidad de las prestaciones de salud en los tres subsistemas y eso termina a veces implicando vida o muerte, lo cual es tremendo. Por supuesto que en lo público hay islas de excelencia pero es muy inequitativo.

LP - ¿Tuviste que renunciar a algo en tu vida para estar donde te ubicó el destino hoy?

G.D. - Tuve que estudiar mucho, y en períodos con mucho trabajo, lo que implicó renuncias en su momento. Ese balance lo tengo un poquito más resuelto. El tema de los viajes es un problema porque trabajamos muchísimo con todas las provincias y con países de la región, también con Naciones Unidas. Tengo consultorías por afuera de CIPPEC. Y eso tiene impactos concretos en la vida cotidiana pero la verdad es que es un trabajo muy lindo y que valoro muchísimo. Todos los que trabajamos en CIPPEC lo hacemos con un nivel de entusiasmo muy grande. Y en ese contexto somos muy afortunados de que las horas que estamos trabajando por día lo podamos hacer en algo que nos guste tanto.

LP - ¿Qué te queda por hacer en lo inmediato y qué te gustaría hacer en el futuro?

G.D. - Tengo un gran pendiente que es un tema que venimos trabajando desde hace muchísimo en la institución que no está logrando tener el impacto deseado que es el de licencias por maternidad, paternidad y familiares, y me gustaría que en los próximos años podamos como sociedad aunque sea discutirlo, y ojalá plantear una extensión de las licencias por paternidad que en Argentina no existen y eso tiene implicancias en el desarrollo de los chicos, en la discriminación por género en el mercado laboral contra las mujeres, en todo. Y creo que en el mediano o largo plazo me gustaría empezar a ver que entendemos que los problemas sociales son multidimensionales que es necesario pensarlos desde distintos lados. Entender que la familia es una misma y que tienen que tener cierta coherencia e integralidad las políticas que se plantean desde el gobierno. Ese es un desafío.

por Raúl Vigini

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