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La Palabra Sábado 4 de Agosto de 2018

En busca de… Angel Balzarino, escritor (04-08-1943 / 09-06-2018)

Hombre y hazaña Fue el protagonista más consecuente del Suplemento Cultural LA PALABRA, como entrevistado en el primer número, y en varias oportunidades más, también aportando sus cuentos. Se trata de un prolífico e inspirado hombre de letras que ha destinado su tiempo -que es decir su vida- a la obra cuentística que lo proyectó desde hace muchos años a otros países y a otros continentes toda vez que el trabajo fue reconocido por su valioso aporte al idioma castellano. Alguna vez, uno de sus cuentos y otro de Fernando Sorrentino se cruzaron por los espacios literarios de una estudiante rumana y favorecieron en ella la aparición de un nuevo poema como síntesis. Y nuestro respetado escritor nos cuenta la historia. Hoy queremos celebrar sus setenta y cinco años, porque consideramos que sigue vivo, así como su prestigiosa obra, reproduciendo en parte las dos primeras entrevistas que publicamos en 1996 y en 2008.

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archivo María del Valle Maine Crédito: Amistad y letras: Bonita vecindad la de Angel Balzarino y Margarita Beceyro el 25 de mayo de 2018
Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - ¿El escritor concibe su obra pensando en el lector? 

A.B. - Cuando escribo realmente no pienso en un lector determinado, sino que lo que me interesa es la obra en sí. El hecho de crear, de hacer una obra lo mejor posible. Es tal el gozo, el placer, la necesidad de crear a obra. Independientemente, después de lo que piense cada lector que la vaya a leer.

LP - ¿Qué experiencias de vida fueron más decisivas en la creación literaria? 

A.B. - No sabría determinar cuáles fueron, pero siempre hay en cada cuento alguna parte de uno. Siempre por más que hable de algún personaje -ya sea inventado o histórico- uno pone sus sentimientos. En mayor o menor grado siempre está latente. Hay algunos cuentos en que es más marcada la influencia. Uno de los primeros -El Ordenanza- fue una experiencia muy directa porque estaba viviendo una situación bastante difícil y ese cuento fue escrito con bronca, con mucha fuerza. De manera que hay muchas cosas en ese cuento, y como en algunos otros, fui yo mismo. 

LP - ¿Qué objetivos personales se plantea en cada una de sus obras? 

A.B. - El objetivo principal es que cada cuento, cada obra que intento, sea mejor que la anterior. Que sea un paso adelante. Porque lo que uno concreta -el último cuento que escribió, el último libro- siempre es cerrar una etapa, y al comenzar otra cosa es un desafío que uno se plantea, que tiene que ser mejor o que tenga el mismo nivel, sobre todo en la parte formal que es lo importante. Tal vez el dilema es si es el “qué” o el “cómo”. Faulkner decía: “Ni importa tanto qué se dice, sino cómo se dice”. Ahí también está el secreto de la obra de arte. 

LP - ¿Cómo definiría al creador literario? 

A.B. - Una persona solitaria. Que está luchando o trabajando con personajes, con ideas, con sentimientos. Que trata de formar su propio mundo. Que trata de reflejarlo, de darlo a los demás. También es una forma de comunicación. 

LP - ¿Cree que la creación en las nuevas generaciones puede y debe ser incentivada, para contrarrestar la posible escasez de escritores jóvenes? 

A.B. - Es casi un desafío hacerlo, lograr que las generaciones jóvenes se interesen e intenten seguir este camino de crear a través de las letras. Pero los medios audiovisuales, y otra serie de cosas están contrarrestando a lo mejor el interés que puedan tener por los libros, por la palabra. Pero es un propósito que debemos cumplir para que los jóvenes se interesen e intenten seguir este camino. 

LP - ¿Cómo se sucedieron los hechos en cuanto a sus trabajos difundidos en otros países? 

A.B. - Dado que los trabajos publicados en otros países suelen integrar antologías que se utilizan para el estudio del castellano en las universidades, con frecuencia me escriben estudiantes para requerir información o efectuar preguntas relacionadas con alguno de los cuentos que están analizando. Y ello sin duda es algo muy significativo y alentador. 

LP - ¿Qué sensación le ha producido la noticia de que Mihaela Puica conocía algunos de sus trabajos?  

A.B. - Creo haber experimentado la misma perplejidad que Fernando Sorrentino. Tal vez no tanto por ser una persona desconocida sino más bien por  residir en un lugar tan remoto como Rumania, donde jamás llegué a imaginar que podría tener algún lector. 

LP -  Eso refleja con bastante claridad el modo como se está difundiendo su obra. 

A.B. - Sin duda. Ello pude percibirlo durante los últimos años, sobre todo desde que mis cuentos comenzaron a difundirse a través de diversas revistas literarias que circulan por Internet y, al tener una exposición tan amplia, llegan a ser conocidos por mayor cantidad de gente. Además, esa posibilidad  contribuye a que, de tanto en tanto, algunos de mis trabajos sean seleccionados para integrar antologías editadas en diversos países, como ha ocurrido en los Estados Unidos, Gran Bretaña, México, España, Panamá, entre otros. 

LP - Otra consecuencia muy gratificante debe ser la aparición de algún inesperado lector, como Mihaela. 

A.B. - Por supuesto. Aunque con bastante frecuencia, por correo electrónico, recibo la opinión de algunos lectores, el súbito conocimiento de Mica tiene un cariz muy especial. Tanto por saber, con innegable júbilo y beneplácito, que mis trabajos no solo han logrado despertar su interés, y aun su agrado, como lectora, sino también contribuyeron a generarle ideas y sentimientos para plasmar uno de sus poemas, “La muerte a través de los sentidos”, incluido en estas páginas, que tuvo su punto de partida en mi cuento “El amor a través de la mirada”, en el que se plantean dos situaciones bastante antagónicas: por un lado, un hombre agobiado por los años y la bebida, que pretende revivir, subrepticiamente, una época pasada observando a dos jóvenes hacer el amor, y por otro lado, los jóvenes que se sienten desalentados e impotentes para llevar a cabo la ceremonia habitual cuando ya no perciben la mirada del viejo sobre ellos. Que este cuento haya incentivado un poema de Mica, es verdaderamente halagador y me obliga al más profundo reconocimiento. 

LP - Todo comenzó en 1976.

A.B. - Sí. Ese año, un destacado escritor santafesino y querido amigo,  Gastón Gori, además de recomendarme la lectura del libro de cuentos “El mejor de los mundos posibles”, de Fernando Sorrentino, me dio su dirección con el propósito de que le remitiera mi primer libro, y el único que tenía publicado por entonces, “El hombre que tenía miedo”. Poco después Fernando me comunicó que el libro le había gustado mucho y me pidió autorización para incluir uno de los cuentos -“El ordenanza”-  en una antología que  estaba  preparando: 40 cuentos breves argentinos - Siglo XX,  que la editorial  Plus Ultra publicó en 1977. De manera que a lo largo de los últimos treinta años muchos trabajos, sueños, proyectos, formaron parte de una relación que, a pesar de la distancia, siempre se ha mantenido sólida y plena de gratificaciones. Nunca dejaré de expresarle mi gratitud por haber estado siempre cerca, solícito y generoso, desde mis primeros y vacilantes intentos literarios, pasando por el apoyo y buena disposición para dar a conocer mis trabajos, hasta ahora en que me confiere la gratísima oportunidad de comunicarme con Mihaela Puica. Por eso, gobernado por un sentimiento de honor y orgullo, me place sobremanera estar con Mica y Fernando en estas páginas del suplemento La Palabra que, transformado en punto de unión entre Bucarest, Buenos Aires y Rafaela, nos permite dar testimonio de valores tan genuinos y preciados como la amistad y el afecto, la creación y la comunicación a través de la palabra.    

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La muerte a través de los sentidos 

Tus ojos hablan miedo

Tus manos tocan esperanza

Tu oído forma certezas, pero...

Tu boca es el eterno abismo. 

Mihaela Puica 

 

por Raúl Vigini

[email protected]

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