Por Raúl Vigini
LP - ¿Contemplan acciones con proyección a la comunidad?
T.C. - Toda la actividad de la Fundación está pensada para la proyección a la comunidad, no solo en la difusión de cultura a través de conciertos y recitales sino apoyando las actividades con personas en zonas vulnerables. Una propuesta de trabajo de alguna manera más sistematizada fue trabajar en forma conjunta con la Asociación Música Esperanza Córdoba, llevando educación musical a comedores de barrios marginales, y abordar no solo trabajo con niños sino también con madres. En ese marco se realizó la transmisión por radio en vivo de la presentación de Miguel Angel Estrella en la cárcel de la ciudad de Córdoba, evento del cual se editó un cassette “Desde la Cárcel” con la música y los diálogos de Estrella con los internos. La transmisión en vivo de numerosas actividades musicales permite una proyección de artistas locales que no tienen la difusión necesaria en los medios. Desde los programas radiales especiales que se transmiten en vivo la música llega a lugares donde no hay fácil acceso a las actividades culturales, y esa difusión se replica en una Red de Emisoras amigas que retransmiten el programa Sosteniendo Utopías, en vivo o diferido, en diferentes zonas del país e inclusive haciendo entrevistas a artistas residentes en otros países de América y el mundo. La presencia del grupo de adultos mayores “Todavía Cantamos” en hospitales de niños, casa de niños judicializados, guarderías y escuelas de barrios marginales, posibilitan momentos de contacto de abuelos y niños con la música y la literatura. También a través de la presencia permanente de profesionales de la salud en el programa Sosteniendo Utopías, se realiza todo tipo de presentaciones que ayuden a la prevención de enfermedades, hecho que se ha acrecentado en este tiempo de pandemia. La proyección más masiva en el ámbito de la música para la infancia fue la realización del Cuarto Encuentro de la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe que contó con la participación de cuatrocientos cincuenta asistentes, treinta y seis grupos de música, más toda la actividad del congreso y reunió a profesionales de nueve países de América y España. Aún hoy muchos docentes señalan que esa propuesta fue un punto de inflexión en su andar con la música y la docencia.
LP - ¿Con qué recursos cuentan para sostenerse?
T.C. - La fundación solo cuenta con la cuota societaria de quienes integran la Agrupación Coral de Cámara, y un porcentaje del pago mensual del grupo “Todavía Cantamos”. Hasta el año anterior, por un convenio con el Ministerio de Ciencia y Tecnología se contó con un aporte semestral el que en este año, por las circunstancias que vivimos, no podemos acceder. Siempre se ha intentado que todas las cuotas o precios de cursos y jornadas sean absolutamente accesibles a la gente y existe una actitud cooperativa, que permite que quien no pueda aportar acceda a becas especiales o sea cubierto por un aporte mayor de algún compañero.
LP - ¿Qué necesidades tienen en la actualidad?
T.C. - Desde siempre la gran necesidad fue tener un lugar propio de funcionamiento; hemos transitado por muchos lugares y siempre hemos tenido dificultades conforme a la ubicación de los mismos, las comisiones de las entidades que los disponían. Jamás hemos podido acceder al alquiler de un lugar donde se concentre la actividad de la Fundación, eso ha hecho también que proyectos como la actividad con niños no se pueda hacer porque trasladarse de barrio, por ejemplo, determinaba el retiro de los niños de la actividad. Ha quedado para otras generaciones el sueño de la escuela de música; los intentos de sostener alumnos de instrumento, por ejemplo, han ido cayendo, los avatares económicos de este país en casi treinta años han impedido demasiadas cosas, junto a una absoluta incapacidad para el marketing o para ceder a propuestas “vendibles”, tanto en el trabajo con niños como con adultos.
LP - Anécdotas con final feliz para compartir con los lectores.
T.C. - Quizá la “anécdota” de felicidad permanente es habernos sostenido durante veintinueve años y haber generado tantas propuestas, culminadas en proyectos exitosos. Fueron posibles por el trabajo desinteresado de toda la gente que se fue sumando a Takian Cay, que aportaron saberes, trabajo. La “felicidad” la da esa construcción colectiva que hemos podido realizar, que no fue fácil, sobre todo al inicio. Tal vez la más grande de las “anécdotas” se dio cuando habíamos dejado organizado el Cuarto Encuentro de la Canción, con todas las promesas de apoyo oficial para transporte, cartelería, hotelería, etcétera, y un mes antes de la fecha de inicio en junio de mil novecientos noventa y nueve cambiaron todas las autoridades municipales y gubernamentales, y nos quedamos sin ningún apoyo. Reunimos al coro y decidimos ponernos al hombro esta realización, sin experiencia en propuestas tan grandes y sin dinero. El final feliz fue que logramos no tener que vender el auto de uso personal de los fundadores, lo que y habíamos previsto para dar solución al gran déficit económico con el que quedamos luego de dicho Encuentro, y gracias al apoyo de amigos que proveyeron transportes, ediciones gráficas, sonidos a bajo precio, oficinas y muchas horas de trabajo y atención a los participantes.
LP - ¿Qué es el humor Takiancayo?
T.C. - A raíz de un concierto que auspiciamos y de una crónica humorística que realizó un compañero, se generó “Takimurmuyu”, una publicación con anécdotas, particulares descripciones de los compañeros…, esas humoradas que forman parte de los viajes, los ensayos y actuaciones. Actualmente recogemos frases que surgen en comunicaciones varias que por su significación o su humor irán en unas remeras que pensamos hacer para los treinta años del coro.
LP - Lo diferente en Takian Cay como proyecto cultural integral.
T.C. - Quizá lo diferente es que no tenemos dependencia económica con nadie, generamos nuestras propias formas de funcionar. No acceder a subsidios, ayudas especiales nos limita en muchas cosas, pero también nos da mucha libertad. No tenemos que ceder a ninguno de nuestros principios fundacionales, no trabajamos para ningún gobierno de turno.
LP - Una reflexión de estos años de gestión y permanencia.
T.C. - Si bien hay dos figuras fundacionales que asumen una conducción, el trabajo se reparte acorde a las ganas, las posibilidades y las habilidades de cada uno que ingresa. Hay personas que hace veintiséis años que están en el coro, otras que se han ido y han regresado cuando sus vidas se han acomodado, como otras que se han retirado o les hemos pedido que lo hicieran porque no es este coro y estas modalidades de funcionamiento la que les atrae. La fundación es posible de manejar administrativamente por la confianza absoluta que tienen los miembros de la institución con quienes integran el comité administrativo, esto evita reuniones y actividades muy burocráticas y que nos quitarían mucho tiempo para hacer música. La reflexión o la preocupación es como se irá dando el cambio generacional en la conducción institucional, en los coros ya se va dando un paso de los de más de sesenta a los de cuarenta. La gente a veces piensa que las cosas siempre “fluyen” pero en realidad fluyen en el momento de mostrarlas porque hubo muchísimo trabajo de mucha gente detrás de cada realización.
LP - Algo más que deseen agregar.
T.C. - La gran satisfacción de haber podido producir el libro “25 años de realismo mágico”, un trabajo increíble de nuestra compañera Silvia Fernández, solo quien haya visto el material que le entregamos podría llegar a darse cuenta lo que significó ordenar todo para hacer este libro que obsequiamos a María Teresa Corral y fue quien hizo el contacto para que hoy se esté publicando esta nota que es muy significativa para nosotros porque como dijimos, no somos muy buenos para promocionar lo que hacemos y quizá de la lectura de esta edición surgen nuevas redes para seguir abordando el trabajo.
por Raúl Vigini
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.