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La Palabra Sábado 15 de Mayo de 2021

En busca de... Adriana Graciela Mendía, médica de la Congregación para la Causa de los Santos

Ciencia y Fe Estudió medicina y se capacitó en diferentes aspectos de su actividad laboral. Se desempeñó como profesional de la salud en múltiples espacios. Comprometida con la religión fue convocada para aportar sus servicios a la Congregación para la Causa de los Santos analizando posibles milagros y el estado de los cuerpos de quienes van camino a la santidad. De esta particular actividad nos cuenta en LA PALABRA.

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archivo Adriana Mendía Crédito: Afectos: Adriana Mendía recibe la primera visita del bebé de una paciente en el Centro Atómico Foto 1 de 3
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archivo Adriana Mendía Crédito: Niñez: Tiempos en los que Adriana Mendía ya pensaba en su vocación Foto 2 de 3
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archivo Adriana Mendía Crédito: Fe y vocación: Dos valores profundos que Adriana Mendía atesora Foto 3 de 3
Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - Los recuerdos de la infancia y el paisaje del entorno familiar y barrial. 

A.M. - Nací en el ‘56 y crecí en Villa Devoto que es un barrio tranquilo, donde se vivió siempre tranquilamente con una infancia normal, provengo de una familia de clase media clásica de los años ‘50 con un padre empleado y una madre ama de casa, me eduqué los primeros años en escuela pública y los últimos años y secundario en el Instituto Nuestra Señora de la Misericordia de mi barrio, monjas que adoro y que me han educado maravillosamente bien, tanto en la currícula escolar, como en lo personal, en lo moral y también en mi parte espiritual.   

LP - El nacimiento de la vocación. 

A.M. - Mi vocación nació de muy chica. Siempre quise ser médica. Creo que mucho influyó mi escuela porque estas hermanas eran muy proclives a inculcarnos en servicio a los demás y siempre me gustó todo lo relacionado con la naturaleza, con la biología, y evidentemente vi en este camino la mejor manera de dar mi servicio. Más que nada por esa gran vocación de servicio desde muy chica. Obviamente mi familia siempre fue muy solidaria pero la escuela siempre nos educó en servir. Y me pareció lo más acorde la medicina porque una persona enferma es alguien con muchas necesidades, que necesita un servicio, está como muy vulnerable. Así que me siento feliz en lo que hago y si volviera a nacer sería médica otra vez. 

LP - La salud ajena como prioridad de un estilo de vida elegido. 

A.M. - La salud ajena siempre fue una prioridad, no provengo de una familia religiosa practicante sino que tenía a la religión como tradición, pero se despertó mucho mi crecimiento espiritual religioso en la escuela con los diferentes directores espirituales, con el contacto continuo con las hermanas, el haber estado desde muy chica en la iglesia del Seminario y haber participado de los grupos juveniles y las instituciones creo que me ayudó muchísimo y en realidad aprendí que la salud del otro es importante en el servicio porque no estaba solamente atendiendo al otro, sino que estoy atendiendo al Cristo que vive en el otro. Y el servicio tiene que ir un poco más allá. Y ésa fue mi prioridad, desde ese punto de vista no es ningún esfuerzo.   

LP - La importancia de lo actuado en medicina del trabajo. 

A.M. -  La medicina del trabajo no es lo que más me gusta hacer, debo decirlo, no tuve demasiadas actuaciones importantes, se dedica a atender los accidentes que ocurren en el trabajo, también los de trabajo, y los malestares, descompensaciones, que presentan los empleados que están trabajando y ésa fue mi función.  

LP - ¿Qué le interesó de la formación en administración sanitaria?  

A.M. - La administración sanitaria es una parte muy administrativa de la medicina. Trabajé durante treinta años en centros de atención primaria de la salud, en lugares conflictivos, muy pobres, del Partido de La Matanza. Muchas veces me he quedado como directora a cargo de esos lugares interinamente y no me gusta tocar de oído. Y ya que me quedaba muchas veces a cargo era importante tener una formación para poder afrontar todo lo que podía sobrevenir. Ese es el motivo por lo cual hice esta especialidad. 

LP - ¿Cómo se aborda la auditoría médica en servicios de salud ante la ética profesional? 

A.M. - La auditoría es muy difícil abordarla. La he ejercido durante muy poco tiempo, justamente porque estaba muy reñida con la ética. No me sentía cómoda desempeñándome en ese campo.  

LP - ¿Qué le significó dedicar su tiempo también a la docencia? 

A.M. - La docencia es algo innato, que me encanta, siempre me gustó. Nadie da lo que no tiene, y lo que tiene, tiene que darlo, así que me parece fantástico poder transmitir lo que uno aprendió, porque es bueno para los demás y para que se vayan optimizando los conocimientos del otro. Para mí es importantísima la docencia, es un placer, y la disfruto muchísimo. 

LP - ¿De qué hablamos cuando se trata de emergencias nucleares en lo laboral? 

A.M.  Cuando hablamos de emergencia nuclear en lo laboral, estamos hablando de incidentes con material radiactivo. No es común este tipo de incidentes porque ocurren solamente donde se maneja material radiactivo. En este caso en los centros nucleares, más que en ningún otro lado, y en algunos otros institutos donde se hacen estudios complementarios con ese material. Lo que significa es atender las contingencias que ocurren por contaminación o por irradiación de uranio o agua pesada. Tiene muy poco dedicada la medicina general a esto cuando hicimos la especialidad, pero tuvimos la suerte de estar formados y nos enseñó muchísimo la médica Adriana Cascón, docente de la UBA que nos entrenó y fue maravilloso, porque es una disciplina que no está muy desarrollada en los cursos de medicina laboral.  

LP - ¿Con qué criterios aborda y observa tanto la responsabilidad profesional como el riesgo profesional? 

A.M. - Cada consulta es un desafío por lo tanto un riesgo profesional, pero como siempre, si se aborda con responsabilidad, no se le teme. Lo abordo como tal, como un riesgo que tengo que afrontar, para lo cual tengo que ser muy responsable, y abocarme al trato y tratamiento del otro, con todo lo que aprendí y lo que no aprendí y no sé aprenderlo, para dedicarle todos los conocimientos que tengo o los que tengo que aprender justamente para poder atender su salud. Riesgo es lo que corre el paciente, y responsabilidad es la que uno tiene que tener para responder a las necesidades médicas con idoneidad, con paciencia y con altura profesional. Si somos responsables todo eso deviene solo.  

LP - La experiencia como médica legista y su interés por la ciencia forense. 

A.M. - La medicina legal es algo que me interesó, sobre todo la responsabilidad civil, y además porque con ella se llega a la verdad. Tanto a través de una autopsia, como se sabe que los cuerpos hablan, y se llega a la verdad, y también en cuanto a las pericias que se hagan. Es un capítulo aparte, maniobras específicas que se hacen para poder calcular objetivamente las incapacidades, y ser justos en lo que la persona damnificada tiene que recibir, y la que tiene que pagar pague lo justo. Me interesó por llegar a la verdad de todas las cosas.  

LP - Es socia fundadora de la Academia de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la República Argentina así como miembro de la Asociación de Médicos Forenses de la República Argentina. ¿Qué se propuso y la motivó participar en ellas activamente? 

A.M. - La participación en las academias de medicina legal es como todos los médicos que lo hacemos en las especialidades que desempeñamos porque son los lugares donde nos podemos actualizar, tomamos contactos con otros colegas, cruzamos información, donde se enriquece la formación de cada uno. A través de ellos estamos actualizados en congresos y cursos. Para seguir desempañando la especialidad con responsabilidad. 

LP - Su actividad presente se da como médica en el Servicio Médico laboral Gente Sana en la Comisión Nacional de Energía Atómica. ¿En qué consiste la misma?   

A.M. - Gente Sana es una empresa de medicina laboral tercerizada que funciona en los centros nucleares de Ezeiza, de Constituyentes y en sede central. El trabajo consiste en atender los accidentes de trabajo, los que ocurran en el trabajo, las urgencias que no sean de trabajo, y se agrega la medicina nuclear para los casos de contaminación. 

LP - ¿Cómo es su relación con la fe? 

A.M. - Mi relación con la fe es muy estrecha. Realmente descubrí a Dios como un padre bueno en mi escuela en catequesis y teología. Siempre participé hasta edad adulta también en instituciones religiosas de la parroquia. Tuve la suerte de tener mi primer grupo prejuvenil de la parroquia Inmaculada Concepción de Villa Devoto que es la del Seminario y a partir de allí uno va creciendo, se va formando, tiene directores espirituales, va aprendiendo y accediendo a diferentes cursos que hacen que la fe sea profunda. La fe para mí es algo muy importante. Una vez que uno conoce a Jesús no puede dejar de enamorarse de él y va a vivir toda la vida en ese estado por más que uno esté casado, son diferentes amores. La fe es muy importante en mi vida, es lo más importante que tengo. Es la que nos da tranquilidad, paciencia, paz de espíritu, y nos permite afrontar un montón de malos ratos y de cosas complicadas como tiene todo el mundo pero con otro consuelo, con otra mansedumbre, con otra esperanza. La fe es fundamental en la vida de todos. 

LP - ¿Qué destaca de su labor como médica en ámbitos religiosos? 

A.M. - Mi desempeño como médica en instituciones religiosas no es muy diferente de mi actividad en otros ámbitos. Comencé atendiendo el Seminario Metropolitano Mayor de Buenos Aires y también el Seminario de Chubut. A partir de ahí al clero y a las religiosas de diferentes congregaciones. Para mí es un placer atenderlos y brindarles este servicio porque no solamente uno atiende a la persona y es un placer estar a su disposición. 

por Raúl Vigini

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