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La Palabra Sábado 14 de Mayo de 2016

De personajes, rutinas y anécdotas*

por Joaquín Lavado “Quino” - dibujante humorístico (Buenos Aires)

Los primeros personajes de mis trabajos

Nunca había hecho personajes al principio de mis dibujos.

Qué me propuse con la obra que fui desarrollando y tuvo vida propia con todo lo que vino después

Y… yo no me proponía nada, leía el diario y leía que noticias había y las tomaba como fuente de trabajo.

Imaginar que podía tener una larga vida esa historia

No, para nada…

Cuántos años le dediqué a Mafalda

Desde que empezó a publicarse hasta que desapareció fueron diez años.

Qué me propuse con los otros dibujos que continué haciendo y se incluían en las revistas semanales

Bueno, siempre tratar de reflejar lo que está ocurriendo en el mundo.

Lo rutinario del dibujo de cada día

No, nunca me pareció aburrido. Siempre lo disfruté. Es una cosa en la que uno no sabe dónde va a ir a parar cuando uno empieza a trabajar con el papel en blanco. Tiene que entregar una página con una fecha predeterminada. Es cierto lo del terror ante el papel en blanco aunque hay gente que dice que no lo ha tenido nunca. Y creo que en otras disciplinas también lo tienen, los actores… Tienen pesadillas, sueñan, los músicos, que no tienen la partitura que deben  tocar, por lo que he leído, a cantantes les ha pasado lo mismo, soñaban que abrían la boca para empezar a cantar y no les salía la voz.

Lo que quedó por desarrollar en lo que se refiere al dibujo

Sí, me quedó simplificar el dibujo, porque siempre lo he complicado mucho con detalles que por ahí no hacen falta.

Cómo abordé el tema de los derechos humanos

Es lo mismo que me propuse en todos los trabajos, mantener los valores fundamentales para la convivencia entre la gente…

Estos días se está presentando en sociedad un nuevo libro de mi autoría. ¿Cómo se prepara un libro de Quino?

Son páginas de humor, creo que la mayoría de los humoristas gráficos incluyen en sus libros páginas que han sido publicadas en prensa, se hace una selección de acuerdo al tipo de libro que se quiere hacer y esto es lo que se hizo siempre. Se revisa el contenido, se descartan algunas páginas, cuáles pueden servir, a veces se dibuja algo especial una vez que encontramos un orden adecuado para el libro y después pensamos el titulo. Recién ahí va a diseño y a imprenta.

Alguna anécdota risueña para no alejarnos de lo humorístico…

Cuando fuimos a la Feria del libro, una vez vino una chica que cuando estuvo delante mío se tiró sobre la mesita de firmar los libros y se puso a llorar. Y decía: “¡Que boluda! ¡Qué boluda! ¡Una vez que lo tengo a Quino adelante y hago esto!”.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raul Vigini a Joaquin Lavado “Quino”

 

Muestra “Mafalda en su sopa” en Rafaela

Desde bocetos realizados por Quino hasta imágenes de los grafitis pintados en las calles, Mafalda en su sopa reconstruye el proceso de producción, difusión y circulación de la tira más emblemática del humor vernáculo. Es un intento (probablemente condenado de antemano al fracaso) de probar si el secreto de la inmortalidad de la historieta puede desentrañarse paso a paso.

Es también un registro del derrotero de sus lectores, a través de las cartas que le enviaron al autor y de las palabras de ellos hoy, décadas después. En la sala podrán verse no solo originales, libros, traducciones… sino también fotografías y objetos que dan cuenta de la apropiación que el público hizo de los personajes: incluirlos en tarjetas de casamiento; tatuárselos en la piel, ponerle el nombre a negocios, jardines, biblioteca, y hasta bautizar a un nanosatélite que está ahora mismo en el ciberespacio.

Qué hizo Mafalda de nosotros, sus lectores, queda claro: nos acompañó desde la infancia, creció a nuestro lado y al de nuestras familias, nos representó, nos hizo reír -a veces por no llorar- y nos impulsó a pensar críticamente… Nos marcó a casi todos en algún momento de la vida. Pero la exposición trata de indagar a la vez en el reverso de esa trama: no se trata solo de reconstruir la hechura “Mafalda” sino también de analizar qué hicimos de ella nosotros, día a día y calle a calle, a lo largo de más de medio siglo.

La muestra es organizada por la Biblioteca Nacional a través de su Archivo de Historieta y Humor Gráfico, con la curaduría de Judith Gociol.

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