Por Redacción
WASHINGTON, 23 (AFP-NA). - Recién llegado a la Casa
Blanca, Donald Trump encendió un intenso debate sobre su apoyo
popular, incluso antes de empezar a tomar las primeras medidas
como presidente de Estados Unidos.
Un día después de que millones de personas salieran a las
calles de las ciudades estadounidenses y del mundo en protesta
contra el nuevo mandatario, Trump acudió a Twitter para burlarse de
quienes se sumaron a estas manifestaciones sorpresivamente
masivas.
"¡Miré las protestas de ayer pero tengo la impresión de que
recién tuvimos una elección! ¿Por qué estas personas no votaron?",
preguntó el presidente, acusando a los actores, directores,
artistas y cantantes que se subieron al escenario en Washington
para hablar en contra del presidente de "hacer mucho daño a su
causa".
En un segundo tuit, una hora más tarde, Trump eligió un tono
más conciliador y declaró que respetaba el derecho a manifestarse:
"Las protestas pacíficas son un sello distintivo de nuestra
democracia. Aunque no siempre esté de acuerdo, reconozco los
derechos de la gente a expresar sus opiniones".
Se calcula que dos millones de personas participaron en las
marchas organizadas por mujeres en Estados Unidos y alrededor del
mundo en defensa de los derechos de las mujeres, de los
inmigrantes y de las minorías.
El magnate y su portavoz, que vieron cómo se multiplicaban las
comparaciones sobre la cantidad de asistentes a su ceremonia de
juramento y la de Barack Obama en 2009, criticaron con vehemencia
el sábado a los medios, acusando a los periodistas de mentir sobre
estas estimaciones.
"Parecía que había un millón, o un millón y medio de personas",
dijo Trump, agregando que la multitud llegaba hasta el Monumento a
Washington, a dos kilómetros de donde él estaba.
Su portavoz Sean Spicer también atacó a los medios que
publicaron fotos que mostraban que la multitud estaba lejos de
llegar hasta ese punto.
IMAGENES AEREAS
Las autoridades de las ciudades estadounidenses, tras unas
malas experiencias previas, ya no dan datos sobre la concurrencia
a las manifestaciones.
No obstante, esta información puede ser corroborada a través de
las fotos aéreas. Estas imágenes, apoyadas en las cifras de las
autoridades de tránsito sobre el uso del metro, muestran sin
ninguna duda que la multitud durante la toma de posesión de Trump
fue, de lejos, más pequeña que en 2009.
"Mirado con perspectiva, el tamaño del público es una cuestión
menor", tuiteó el exasesor de Obama David Axelrod. "El hecho de
que (el presidente) esté obsesionado con ello, no lo es".
Los portavoces de Trump aparecieron a la defensiva este
domingo, cuando se les preguntó en televisión sobre la
preocupación de la administración por la cantidad de asistentes.
Cuando le preguntaron en NBC por qué Trump envió a su portavoz
a expresar una "falsedad comprobable" sobre la ceremonia, la
consejera del presidente Kellyanne Conway respondió que "Sean
Spicer dio hechos alternativos".
La declaración tuvo repercusión en Twitter, con comentarios que
se burlaban de ella, y la etiqueta #alternativefacts (hechos
alternativos) se convirtió en tema dominante de la red en Estados
Unidos y segundo en el mundo.
Tanto Conway como Spicer intentaron este domingo girar el foco
de atención hacia la agenda de los próximos días. Destacaron que
el presidente republicano tiene planeado firmar varios decretos
para llevar a cabo sus promesas de campaña.
El jueves se reunirá con miembros republicanos del Congreso en
Filadelfia y, el viernes recibirá a la primera ministra británica,
Theresa May, en la primera visita de un líder extranjero a la Casa
Blanca de Donald Trump.
Trump y May "surgieron de manera similar, a través del Brexit y
del movimiento que sucedió aquí en Estados Unidos", dijo Conway en
ABC, en referencia al voto favorable en referendo a que Reino
Unido abandone la Unión Europea.
Con sólo dos de sus miembros de gabinete confirmados por ahora
por el Senado, Trump recibió una buena noticia este domingo,
cuando dos senadores republicanos, que habían expresado sus
reservas sobre la elección del exjefe de ExxonMobil, Rex Tillerson
al frente de la Secretaría de Estado, dijeran que apoyarían ese
nombramiento.
CRITICAS DEL JEFE
SALIENTE DE LA CIA
Los comentarios de Trump fueron criticados por el saliente director de
la CIA, John Brennan, que renunció el viernes, según el diario The
New York Times.
El diario citó a Nick Shapiro, que sirvió como jefe de gabinete
de Brennan, quien dijo que este "está profundamente triste y
enojado ante la exhibición despreciable de auto-engrandecimiento
de Donald Trump delante del muro en memoria de los héroes caídos
de la CIA.
"Brennan dice que Trump debería tener vergüenza de él mismo",
agregó Shapiro.
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