Por REDACCION
ESTAMBUL, 1 (AFP-NA). - La policía turca antidisturbios
disparó gas lacrimógeno y utilizó cañones de agua en Estambul y en
Ankara contra centenares de manifestantes en el primer aniversario
de las protestas antigubernamentales de 2013.
La policía se enfrentaba a centenares de manifestantes en la
calle Istiklal, cerca de la plaza Taksim de Estambul, acordonada
por unidades antidisturbios, según un periodista de la AFP en el
lugar.
En la capital Ankara, la policía antidisturbios utilizó gas
lacrimógeno y cañones de agua contra miles de manifestantes en
la céntrica plaza Kizilay.
Los opositores al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan,
habían convocado para este sábado manifestaciones en Estambul y en
las grandes ciudades de Turquía para la conmemoración de las
protestas y denunciar el creciente autoritarismo del gobierno.
Antes, un grupo de manifestantes prendió velas y lanzó palomas
en el parque Guven, donde un hombre de 26 años, Ethem Sarisuluk,
murió de una bala en la cabeza disparada por la policía el año pasado.
El gobierno islamista conservador prohibió, como viene siendo
habitual últimamente, cualquier concentración entorno a la plaza
Taksim de Estambul, corazón de las protestas iniciadas en mayo de
2013, y amenazó con detener a aquellos que participen.
"No podéis ocupar Taksim como hicisteis el año pasado, ya que
debéis respetar la ley (...) Si lo hacéis, el Estado hará todo lo
necesario para garantizar su seguridad", declaró este sábado
Erdogan durante un discurso en Estambul ante miles de partidarios.
Ante el riesgo de nuevos enfrentamientos entre manifestantes y
fuerzas del orden, el gobierno movilizó 25.000 hombres y unos 50
cañones de agua, como los utilizados recientemente para reprimir
las protestas antigubernamentales por la muerte de cientos de
mineros en la localidad de Gezi.
Miles de policías empezaron a desplegarse a primera hora de la
mañana en la plaza Taksim con la consigna de impedir cualquier
concentración.
"Sabemos lo que vivió Turquía el pasado mes de junio (...) No
queremos que estos incidentes se reproduzcan", señaló esta semana
el gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu.
En la madrugada del 31 de mayo de 2013, la policía desalojó
violentamente el parque de la plaza Taksim, donde cientos de
militantes ecologistas se oponían a su destrucción en el marco de
un proyecto urbanístico.
Estas protestas, alimentadas por la represión, se convirtieron
rápidamente en una oleada de contestación política sin precedentes
contra Erdogan, que gobierna el país desde 2003, y en la que
participaron 3,5 millones de turcos, según cifras oficiales de la
policía.
La represión de estas manifestaciones del año pasado dejó al menos ocho
muertos, más de 8.000 heridos y miles de detenidos.
La tensión política generada en las revueltas de Gezi continúa
viva un año después, estimulada por un escándalo de corrupción que
salpica al gobierno islamista conservador del Partido de la
Justicia y el Desarrollo (AKP) desde el pasado invierno.
Sin embargo, estos escándalos no pasaron factura al Ejecutivo
del popular primer ministro, quien venció las elecciones
municipales del 30 de marzo y se prepara para anunciar su
candidatura a la presidencial de agosto.
Tras los disturbios de Gezi, Erdogan se esfuerza en poner fin a
cualquier protesta amordazando a la prensa, purgando a la policía
y proponiendo una serie de leyes, denunciadas como contrarias a la
libertad, para reforzar su poder en la justicia y controlar las
redes sociales.
"Las autoridades turcas iniciaron una caza de brujas contra
aquellos que se manifiestan", denunció el presidente de la
Federación Internacional de Derechos Humanos, Karim Lahidji.
El primer ministro avivó la tensión el viernes, al volver a
expresar su teoría del complot. "Las organizaciones terroristas
manipularon una juventud moral y financieramente débil (...) para
atacar nuestra unidad y nuestra economía", afirmó en referencia a
los jóvenes de Gezi.
Frente a las crispación gubernamental, las ONG, sindicatos y
actores de la sociedad civil, a la cabeza de la revuelta de junio
de 2013, esperan aprovechar el primer aniversario para reavivar el
"espíritu de Gezi". El portavoz del colectivo Taksim Solidaridad, Mücella Yapici,
lo expresó así: "a pesar de esta política basada en la violencia y
la injusticia (...), con voluntad determinación y creatividad
bajaremos a la calle".
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