Por REDACCION
SAO PAULO, 19 (AFP-NA). - El vicepresidente de la
constructora Camargo Correa, Eduardo Leite, confesó a la Fiscalía
que la compañía pagó 110 millones de reales (USD 36,1 millones) en
sobornos a directivos de Petrobras, inmersa en el mayor escándalo
de corrupción de la historia de Brasil, según publicó este sábado
la prensa local.
Las coimas que relató Leite, que colabora con la justicia a
cambio de una reducción de su futura condena, se extendieron entre
2007 y 2012.
La constructora Camargo Correa es una de las empresas que
supuestamente sobornaba a directivos de Petrobras para poder
manipular licitaciones y cobrar sobreprecios en las obras. Así
generaban un flujo de dinero negro que enriquecía a quienes
formaban parte de la confabulación y financiaba a agrupaciones
políticas.
Para Leite, camuflar el valor de los sobornos en los contratos
de Petrobras era "muy fácil", ya que los presupuestos se
elaboraban con poco rigor y la estatal aceptaba una variación de
hasta el 20% por encima de lo estipulado para la realización de
las obras, según su declaración a la Fiscalía recogida por el
sitio de información G1.
De esta manera, el 1% que Camargo Correa dedicaba al pago de
las coimas pasaba fácilmente inadvertido en las cuentas.
Tanto Leite como el presidente de la constructora, Dalton
Avancini, estuvieron presos desde noviembre hasta finales de
marzo, cuando firmaron sus acuerdos de colaboración con la
justicia y se les permitió continuar el arresto en sus domicilios.
Este cártel de empresas, en el que participaron las principales
constructoras del país como Odebrecht, Andrade Gutiérrez y la
propia Camargo Correa, está siendo investigado por la policía en
la Operación Lava Jato (lava autos), que estalló en marzo de 2014.
Las autoridades estiman que esta escandalosa maquinaria para
estafar a la petrolera estatal habría movido unos 4.000 millones
de dólares en la última década.
La magnitud del escándalo, que involucra a senadores, diputados
y gobernadores, ha sacudido institucional y políticamente a
Brasil.
El pasado domingo casi 700.000 brasileños indignados por
la corrupción en Petrobras se manifestaron contra el gobierno de
la presidenta Dilma Rousseff en 208 ciudades.
Un mes atrás, una protesta similar llegó a reunir dos millones
de personas en las calles del país, según cálculos de la policía.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.