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Internacionales Martes 17 de Enero de 2017

Motines y matanzas en las cárceles de Brasil

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Redacción

Por Redacción

NATAL, BRASIL, 17 (AFP-NA). - Las autoridades brasileñas

seguían confrontadas el lunes a motines carcelarios, a atroces

ajustes de cuentas entre presos de bandas de narcotraficantes y a

fugas espectaculares, en una guerra que ya ha dejado al menos 115

muertos desde el inicio del año.

Poco después de que la policía controlara la rebelión que

concluyó con 26 reclusos brutalmente asesinados este fin de semana

en Natal (nordeste), decenas de presos ocuparon durante horas el

desvencijado techo de este centro penitenciario que, como muchos

en Brasil, opera corroído por la superpoblación y la ley de las

bandas.

En imágenes filmadas por AFPTV se podía ver a un grupo de

internos de la cárcel de Alcaçuz, la mayor del estado de Rio

Grande do Norte, enarbolando banderas y palos en el tejado bajo el

intenso sol de esta ciudad tropical.

Pasado el mediodía, policías y miembros del Grupo de

Operaciones Especiales entraron en este centro rodeado de dunas y

los presos descendieron a los pabellones, según constataron

periodistas de la AFP.

La mayoría se había encaramado al techo durante la noche,

después de que los agentes abandonaran la cárcel al estimar

controlada la rebelión de 14 horas, que derivó en la tercera gran

matanza del año en una cárcel brasileña.

Pero no hay descanso en la guerra feroz entre el Primer Comando

de la Capital (PCC) de Sao Paulo y el Comando Vermelho (CV) de Rio

de Janeiro, los dos mayores grupos criminales del gigante

sudamericano.


Con el dominio del narcotráfico en el estratégico mercado

brasileño en juego, las prisiones se han convertido en el centro

de una batalla por ahora descontrolada y donde ningún ataque queda

sin respuesta.

Mientras los forenses comenzaban a identificar los cuerpos

desmembrados de los fallecidos, internos de otro presidio de Natal

iniciaban un motín alrededor de las 03H00 de la madrugada,

quemando colchones en un tumulto que solo se sofocó tras la

llegada de la policía y las fuerzas especiales.

Según el gobierno del estado, este intento de rebelión en la

prisión Raimundo Nonato se saldó sin heridos ni fugas.

Desde que el Comando Vermelho y sus aliados de la Familia do

Norte dieran el primer golpe el pasado 1 de enero en Manaos, la

tensión bélica fraguada durante meses en los presidios de todo el

país se hizo insostenible.

Aquella noche, 56 reclusos fueron ejecutados en la segunda

mayor masacre registrada en una cárcel de Brasil. La mayoría eran

miembros del PCC, cuyo afán por controlar todas las rutas del

narcotráfico de este país continental había roto en junio su

frágil equilibrio con el Comando Vermelho.


La ostentación de la violencia y la ferocidad de los asesinatos

en la capital de Amazonas se replicaron cuatro días después en la

matanza de Roraima, que concluyó con la muerte de 33 internos

cuatro días después.

El sábado en la tarde, la llama prendió en Natal cuando reos

del PCC y del Sindicato do Crime -grupo disidente del PPC nacido

en las prisiones de Rio Grande do Norte- lograron salir de sus

pabellones para enfrentarse salvajemente en este penal, con

capacidad para 620 reclusos, pero que alberga a 1.083.

Las autoridades buscan bajar la tensión en las cárceles, al

tiempo que tratan de encontrar a los reclusos que están

aprovechando la confusión para huir. 

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