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Internacionales Sábado 11 de Febrero de 2023

Los muertos ya superan los 23.700 por los terremotos que sacudieron a Turquía y Siria

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REDACCION

Por REDACCION

ANTIOQUÍA, Turquía - JANDARIS, Siria, 11 (Reuters). - Los equipos de rescate salvaron ayer a un bebé de 10 días y a su madre, atrapados entre las ruinas de un edificio en Turquía, y desenterraron a varias personas de otros lugares, mientras el presidente Tayyip Erdogan afirmó que las autoridades deberían haber reaccionado con más rapidez al terremoto de esta semana.
Cuatro días después del sismo más mortífero en la región en dos décadas, el número de víctimas fatales confirmadas ascendía a más de 23.700 en el sur de Turquía y el noroeste de Siria.
Cientos de miles de personas más se han quedado sin hogar y sin alimentos en unas condiciones invernales desoladoras, en tanto que los líderes de ambos países se han enfrentado a distintos cuestionamientos.
El presidente sirio, Bashar al-Assad, realizó su primer viaje a las zonas afectadas desde el terremoto, visitando un hospital en Alepo con su esposa Asma, según informaron los medios de comunicación estatales.
Su gobierno también aprobó la entrega de ayuda humanitaria en los frentes de la guerra civil que asola el país desde hace 12 años, una medida que podría acelerar la llegada de ayuda para millones de personas desesperadas.
El Programa Mundial de Alimentos había declarado anteriormente que se estaba quedando sin asistencias en el noroeste de Siria, que está controlado por los rebeldes, ya que el estado de guerra complicaba las labores.
El terremoto, que sacudió el país en la madrugada del lunes, es el séptimo desastre natural más mortífero de este siglo, por delante del temblor y tsunami de Japón en 2011 y acercándose a los 31.000 muertos por un sismo en Irán en el año 2003.
Erdogan visitó ayer la provincia turca de Adiyaman, donde reconoció que la respuesta del gobierno no fue todo lo rápida que podría haber sido.
"Aunque ahora mismo tenemos el mayor equipo de búsqueda y rescate del mundo, es una realidad que las labores de búsqueda no son tan rápidas como quisiéramos", declaró el jefe de Estado.
También dijo que se habían producido saqueos de comercios en algunas zonas.
Erdogan se presenta a la reelección en unos comicios previstos para el 14 de mayo y sus oponentes han aprovechado el asunto para atacarlo, pero sin embargo, la catástrofe podría aplazar las elecciones.
Con la ira latente por los retrasos en la entrega de ayuda y la puesta en marcha de las labores de rescate, es probable que la catástrofe influya en las elecciones, si es que se celebran en la fecha prevista.
Erdogan, para quien la votación iba a ser su reto más difícil en dos décadas en el poder incluso antes del terremoto, hizo un llamamiento a la solidaridad y condenó lo que describió como "campañas negativas por interés político".
Kemal Kilicdaroglu, jefe del principal partido de la oposición turca, criticó la respuesta del gobierno.
"El terremoto fue enorme, pero lo que fue mucho más grande que el terremoto fue la falta de coordinación, la falta de planificación y la incompetencia", declaró Kilicdaroglu en un comunicado.
El número de víctimas mortales del sismo de magnitud 7,8 y de varias réplicas en ambos países superó los más de 17.000 muertos de 1999, cuando un terremoto de potencia similar sacudió el noroeste de Turquía.
El número de fallecidos en ese país ascendió a 20.213 el viernes, según informó el ministro de Salud del país, mientras que en Siria han muerto más de 3.500 personas. Muchas más permanecen bajo los escombros.
Los equipos de rescate, procedentes de decenas de países, trabajan día y noche entre las ruinas de miles de edificios destruidos para encontrar supervivientes enterrados.
A temperaturas bajo cero, pedían silencio a menudo para escuchar cualquier sonido de vida en los destrozados montículos de hormigón.
En el distrito turco de Samandag, los equipos de rescate se agacharon bajo las losas de hormigón y, susurrando "Inshallah" (si Dios quiere), introdujeron cuidadosamente la mano entre los escombros y rescataron a un bebé de solamente 10 días.
Yagiz Ulas, con los ojos bien abiertos, fue envuelto en una manta térmica y trasladado a un hospital de campaña. Los trabajadores de emergencia también se llevaron a su madre, aturdida y pálida pero consciente en una camilla, según mostraron las imágenes de un vídeo.
En Diyarbakir, al este, Sebahat Varli y su hijo Serhat fueron rescatados y trasladados al hospital ayer por la mañana, 100 horas después de ocurrido el sismo.
Una madre y sus dos hijas también fueron rescatadas de entre los escombros de un bloque de apartamentos en la ciudad de Kahramanmaras, las tres en buen estado de salud.
Al otro lado de la frontera, en Siria, los socorristas del grupo Cascos Blancos escarbaron con las manos en el yeso y el cemento hasta alcanzar el pie de una niña que sobrevivió a la tragedia.
El director de la Fundación de Ayuda Humanitaria turca, Bulent Yildirim, viajó a Siria para ver el impacto allí. "Era como si hubieran lanzado un misil sobre cada uno de los edificios", declaró.
Según las autoridades turcas y de las Naciones Unidas, unos 24,4 millones de personas se han visto afectadas en Siria y Turquía, en una zona que abarca aproximadamente 450 kilómetros desde Adana hasta Diyarbakir.

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