Por Redacción
DAMASCO, 27 (AFP-NA). - El Ejército sirio envió ayer refuerzos a la ciudad de Deraa (sur) donde siguió disparando contra los habitantes, al día siguiente de una violenta represión que dejó al menos 25 muertos y llevó a Estados Unidos a plantear "sanciones" contra Damasco.
"Nuevos refuerzos de las fuerzas de seguridad y del ejército ingresaron en Deraa. Hay un tanque en la plaza Kaziet al Balad, en el centro" de la ciudad situada a 100 km al sur de Damasco, indicó un militante de derechos humanos, Abdalá Abazid, contactado por teléfono por la AFP. "Los disparos continúan contra los habitantes", dijo.
"La mezquita Abu Bakr Asidiq es blanco de intensas ráfagas y un francotirador está apostado en la mezquita de Bilal al Habachi. Hay tanques y barreras instaladas en las entradas a la ciudad", lo que impide a la gente ingresar en Deraa, agregó el militante.
Según Abazid, "soldados de la 5ª división desertaron, se unieron a nosotros y se enfrentan" al ejército que rodea a Deraa.
Precisó que el domicilio del muftí que renunció el sábado para protestar contra la sangrienta represión lanzada por las fuerzas de seguridad "está rodeado, pero el muftí no se encuentra allí".
Según los habitantes de esta ciudad se cortó el agua y el suministro eléctrico.
El lunes, al menos 25 personas murieron en la represión de las protestas en esta ciudad agrícola de unos 75.000 habitantes. Más de 3.000 soldados respaldados por blindados y tanques habían llegado al alba, según militantes de derechos humanos.
Según las autoridades, que acusan desde el comienzo a "bandas criminales armadas" de estar en el origen del movimiento, el ejército ingresó en Deraa "en respuesta a los llamados de auxilio lanzados por los habitantes para poner fin a los sabotajes y asesinatos cometidos por grupos terroristas extremistas".
Una fuente militar indicó que se "detuvo a varios miembros de los grupos terroristas e incautó importantes cantidades de armas y municiones" dejando "muertos y heridos" en ambos bandos.
Desde el comienzo del movimiento de protesta el 15 de marzo, unas 390 personas murieron, de las cuales 160 desde que se levantó el estado de emergencia el 21 de abril, según un balance establecido por la AFP sobre la base de informaciones de organizaciones no gubernamentales extranjeras y militantes sirios.
Estas organizaciones denunciaron también la detención de cientos de opositores políticos y activistas humanitarios.
RECHAZO PERO
SIN MEDIDAS
En el extranjero, varios países criticaron la represión, sin proponer medidas concretas. Italia y Francia llamaron al régimen del presidente Bashar el Asad a "detener la violenta represión", dijo el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, tras entrevistarse con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que calificó de "inaceptable" la brutalidad de las fuerzas de seguridad sirias.
Sarkozy, cuyo país se encuentra inmerso en una operación militar en Libia, excluyó una intervención en Siria sin una resolución previa del Consejo de Seguridad de la ONU "que no es fácil de obtener".
Sólo el presidente venezolano, Hugo Chávez, envió un mensaje de apoyo a su homólogo sirio en el que critica el "cinismo" de la comunidad internacional que, según él, quiere intervenir militarmente en Siria pretextando "defender al pueblo".
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