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Internacionales Lunes 13 de Mayo de 2019

Berlín homenajea a su héroe 70 años después

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Agrandar imagen FOTO AFP-NA RECONOCIMIENTO. Gail Halvorsen, el antiguo piloto de Berlin Airlift de EE.UU.
FOTO AFP-NA RECONOCIMIENTO. Gail Halvorsen, el antiguo piloto de Berlin Airlift de EE.UU.
REDACCION

Por REDACCION

BERLIN, 13 (AFP-NA). - "Los héroes del puente aéreo de Berlín no fueron la gente que llevó comida sino la gente sobre el terreno, que se defendía", cuenta, a sus 98 años, Gail Halvorsen. Berlín celebra este domingo los 70 años del fin del bloqueo de la ciudad a manos de la Unión Soviética, un importante episodio de la Guerra Fría, con su héroe de aquel momento, uno de los primeros pilotos que abastecieron a la población del oeste de la ciudad con dulces y víveres.

Unas 50.000 personas asistieron a las conmemoraciones en el antiguo aeropuerto de Tempelhof, hoy transformado en parque urbano, escenario de una operación aérea sin precedentes de 15 meses, efectuada por los aliados.

En esta ocasión se proyectaron filmes, incluyendo grabaciones originales de la época, en pantallas gigantes y se organizaron conciertos, como el de United States Air Forces in Europe Band o el de la cantante Susan Wheeler Martosko.

Pero, sin duda, la estrella de este día sera el expiloto de la fuerza aérea estadounidense Gail Halvorsen, apodado "Tío que bate las alas" o "chocolate volante" por la población local.

Entre junio de 1948 y septiembre de 1949, participó en la famosa "Operación Víveres", el puente aéreo de Berlín.

Miles de aviones, principalmente británicos y estadounidenses, permitieron atender las necesidades de los más de dos millones de habitantes de Berlín occidental sometidos al bloqueo terrestre y marítimo puesto en marcha por los soviéticos.

Con esta medida, la URSS pretendía hacerse con el control de esta parte de la ciudad, administrada por los aliados, y dominar así todo el este de Alemania.


PARACAÍDAS

CON CARAMELOS 

Desde entonces, Halvorsen se convirtió en una figura emblemática del imaginario berlinés, pues fue uno de los primeros pilotos de los "Rosinenbomber", los bombarderos de uvas pasas.

Este era el mote que se dio a los aviones militares de los aliados que lanzaban golosinas para los niños en pequeños paracaídas cargados de caramelos, uvas pasas y chicles.

Gail Halvorsen explicó a unos niños berlineses cerca del aeropuerto que inclinaría las alas de su avión al sobrevolar la ciudad, y que así los avisaría de que iba a lanzar víveres. Esto le valió el apodo de "Tío que bate las alas".

Al final creó escuela. Los paracaídas, al principio hechos con pañuelos o mangas de camisas, se acabaron perfeccionando y los lanzamientos fueron aumentando gracias al entusiasmo mediático que generó la operación en Estados Unidos.

El exaviador estadounidense de 98 años, vestido con su uniforme militar de la época, regresó el sábado a Tempelhof durante una primera ceremonia en su honor, visitando un campo de béisbol que lleva su nombre, situado en el antiguo aeropuerto.

Saludó a los berlineses de aquella época. "Fueron los pilares de la confrontación con la Unión Soviética", declaró, acompañado de sus hijas Denise Williams y Marilyn Sorensen.


"MEJOR EMBAJADOR" 

El veterano, que fue ascendido al rango de coronel y que en los años 1970 regresó a Berlín como comandante del aeropuerto de Tempelhof, firmó varios autógrafos en fotos de época y repartió caramelos a los niños.

"Insto a los jóvenes a conservar un espíritu abierto para saber que algunos dirigentes conducirán a la gente libre en la mala dirección", advirtió Halvorsen.

"La libertad es importante y a veces hay que luchar por ella", agregó.

Continúa siendo una figura muy apreciada entre los berlineses que vivieron aquella época, como Mercedes Wild, de 78 años, que tenía siete cuando le escribió al piloto para quejarse porque todavía no había podido atrapar ningún paracaídas con dulces.

Para su sorpresa, recibió una carta del aviador, acompañada de chicles y de una piruleta, en lo que fue el inicio de una larga amistad entre ambas familias.

"Se convirtió en una figura paterna para mí [...] Es el mejor embajador que podríamos tener para valorar la amistad entre alemanes y estadounidenses", explicó.

En total, 277.000 vuelos aportaron unos dos millones de toneladas de productos básicos. Los pilotos habrían recorrido 175 millones de kilómetros, y 78 personas perdieron la vida. Al final, el bloqueo se levantó, sin condiciones.

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