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Información General Sábado 30 de Septiembre de 2023

Un bibliotecario muy experto

REDACCION

Por REDACCION

Por Hugo Borgna

“El bibliotecario de la cárcel”, novela de Edgardo Peretti, edición de autor año 2023, de 111 páginas, está circulando y disponible.
Implica el regreso a un género en que el autor se mueve a sus anchas, por más que la imagen de una cárcel, más que una oportunidad para quitar límites puede suponer una sujeción. Peretti sugiere a través de lugares precisos un ámbito donde cada personaje desarrolla la libertad de acción, sin sentirse controlado por la duda; el autor los pone a vivir en el papel, conscientes de lo que significan y las consecuencias que puedan tener sus actos vitales.
Puestos a colocar una etiqueta a esta obra de Peretti, la tentación llega fácil para decir, clara y con efecto indubitable: “es novela policial”, pero en la escritura no todo está definido para siempre, bien puede encuadrar como de intriga y o suspenso. Es cierto, aquí hay un acto delincuencial y presencia de autor (o autores) determinados. Asimismo se advierte que el principio regidor de Dostovievsky de que el castigo debe llegar, inexorable, está también presente: el factor humano como medio para tomar decisiones asume como fuerza motivadora triunfante.
Por medio de una redacción que lo provee de una comprensión al instante de hechos y circunstancias (mérito de Edgardo Peretti), el autor lleva al lector por intrincados caminos convenciéndolo en cada caso de que en esas líneas que se están se están percibiendo la verdad y sus consecuencias. Sin embargo, se permite “orientar” por medio de claves que, sutilmente, va sembrando a lo largo de la obra: “pensar como bancario y no como delincuente”; y el principio rector, copiado a Les Luthiers, de que “el que piensa pierde”.
Peretti no se priva tampoco, como en el resto de su producción, de incluir frases sentenciadoras como “…la peatonal de la ciudad es un punto neurálgico de su esencia social (…) confluyen los triunfos y fracasos de una sociedad (…) todos están allí, todos los sexos, todos los gustos y todas las formas de miseria humana”.
Es notable el ritmo cinematográfico del relato: lo ha madurado Peretti a lo largo de buena cantidad de obras anteriores. En todas, la polifonía de voces participantes va descargando dosis de información como al pasar, y los lectores acompañan en cada caso jugándose por una resolución del hecho motivador; breve, rotundo y sin posibilidad de regreso. Por lo demás, como elemento “nuevo” en su escritura incorpora un modo de titularidad de los capítulos de evidente influencia Cortazariana en “Rayuela”.
Es una especie de obra cerrada y transparente al mismo tiempo, ejecutada por personas comunes puestos en una alternativa que tal vez no habían previsto que se les ofreciera. Es abarcadora y deja huella en los lectores, circundando un valorable espacio creativo en forma de novela.

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