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Información General Domingo 13 de Febrero de 2022

Luisina Valenti y su libro “Cosas que quedaron lejos”

Luisina nos relata cómo vive esta gran experiencia, luego de que su poemario sea publicado al ganar el premio del Concurso Fondo Editorial Municipal de Rafaela que obtuvo en el año 2020.

REDACCION

Por REDACCION

FIORELLA MARTINA. - Luisina Valenti escribe y sus versos dejan un sinfín de imágenes rondando en nuestras mentes; el cielo verde y la lluvia lila, el yuyo entre la baldosa, las serpientes, la cortina fucsia, largos cuellos de dinosaurio, dedos pinza… Gracias al Fondo Editorial Municipal de la Ciudad de Rafaela, Luisina pudo publicar en el año 2021 su poemario “Cosas que quedaron lejos”. El jurado del concurso, conformado por Carlos Battilana, Verónica Yattah y Eugenia Almeida decidió otorgarle el premio, luego de leer un total de 22 obras inéditas. Parte de sus fundamentos dicen: “Este poemario apuesta a lo pequeño, con un registro fresco que crea su universo a la vez que lo detalla, deteniéndose en leves miniaturas de un territorio que enlaza esa voz con el mundo que la rodea y al que pertenece”. La frescura, los colores que pintan ese mundo, la transparencia de sus versos, lo lúdico, la oportunidad de leer jugando… todo confluye en este gran libro.
De esta manera nos remontamos al año 2020, más precisamente al momento en donde se abrió la convocatoria para participar de este concurso. “Hace unos años que hago taller de poesía con Roberta Iannamico, quien escribió las palabras de la contratapa. Poder hacer taller con ella es hermoso. Ahí hubo una situación en donde poníamos en común una carpeta de escritos para que las compañeras lean y se haga una devolución. Era un contexto muy amigable. Seleccioné al azar 15 poemas que salieron de una carpeta que yo tenía guardada que se titulaba “poemas tontos”. Ellas leyeron y me dijeron “acá ya tenés algo”. El proceso empezó así”. Entre devolución y devolución, entre lecturas amigas, surgió esta idea que terminó convirtiéndose en realidad.
Roberta Iannamico realiza una lectura del poemario: “Leer este libro es como ponerse un abrigo blando, como meter el hocico del cachorro en el hueco tibio de una clavícula y dormirse ahí”. Una apertura de sentidos que se disparan al leer, un “lejoscerca” al que Roberta define como una presencia amorosa que llena el alma de las cosas. “Luisi usa unos anteojos de ver lejoscerca y descubre en lo cotidiano destellos de belleza total”. Es así como el título elegido por la autora cobra otro significado a la luz de otra mirada. “Fue abrazarlo y darme cuenta de que yo también estoy muy hecha de ese tipo de cosas, de la distancia, la lejanía. Es algo muy marcado en mi vida. Ninguno de mis hermanos vive acá, tengo muchas amigas que se fueron… construyo muchas cosas en la distancia. Hago mucho puente”.
En base a esto, Luisina nos comenta cómo fue el proceso de presentación del proyecto y su posterior publicación. “Para llegar a lo que fue el resultado final, armé un recorte y un recorrido de cosas sueltas que yo tenía desde hace unos años. Había un arco amplio para elegir y el último trabajo que hice fue ese de montaje. Después elegí el orden para armar el recorrido que, en poesía, siempre es aleatorio. Yo por lo menos no leo poesía de corrido, abro el libro y voy leyendo. Es un recorrido tentativo”. Como un juego, leer a Luisina es elegir una página al azar y encontrarte con un universo lleno de palabras, de versos que conquistan. Atravesar la experiencia, recorrerlo como “un perro que camina por la calle y liviano se pierde”.
La ilustración de la tapa, a cargo de Sofía Pérez Benítez, es una obra sin título que, expuesta en las librerías de la ciudad, cautiva. Una combinación de lila, verde y la libertad de crear a partir de otra mirada. “Sofi y yo no nos conocíamos. La seguía y me gustaba lo que hacía. Le mandé el poemario y me presentó dos bocetos de este picnic que se arma. Yo identifico cosas del poemario que están ahí dibujadas… me encanta. Es un picnic, pero también un collage, todas esas cosas puestas a jugar. No hay una figura humana, eso me encantó también. Hay algo olvidado, algo dejado por irse a hacer otra cosa que quedó así”, reflexiona.
A su vez, es interesante pensar en sus comienzos, en sus primeros pasos dentro de la escritura. “Estaba en cuarto año del Profesorado de Letras y empecé a escribir en el diario La Opinión. Había un suplemento que se llamaba “Rastros”. Lo coordinaba y dirigía Santiago Alassia. Estuve escribiendo ahí dos años, me divertía mucho”. Contamos con el placer de saber que disfrutó su paso por este diario, que aquí comenzó lo que después sería un gran futuro, un gran presente. “La escritura tiene una tenacidad. No hay un momento ni un lugar preparado para escribir. Parece que siempre es a contramano de todo. Es una flecha de fuego. Tengo esta idea y la escribo. La escritura es una tarea muy solitaria que tiene que ver con el deseo y una voluntad del decir, una voz que aparece, a la cual hay que hacerle lugar”, detalla.
En este sentido, Luisina hizo varios aportes artísticos a la ciudad. Junto a Inés Roldán presentaron un proyecto llamado “revelar las pupilas/ el libro sin nombre” en el programa AJA! (Artistas Jóvenes Activos) impulsado por La Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rafaela. Ganaron y expusieron su obra, obteniendo un sinfín de halagos. “Fue un proyecto que surgió de un poema que ahora es parte de “Cosas que quedaron lejos”. Es un poema muy visual. Yo vivía en una casa y después de la mudanza lo que más me dolió fue dejar el juego de luces que entraban por distintas ventanas en la hora de la tarde. Eran bellísimas. Antes de irme agarré un cuaderno y traté de calcar las luces, dibujarlas. Inés es collagista, estudia arte. Estaba la convocatoria y nos organizamos para presentar el proyecto. Ella compuso algunas de esas luces que después se pudieron ver en la muestra.”
La poesía forma una parte central en la vida de Luisina y es así como sus proyectos transforman; entrar a este poemario significa salir diferente de él, ver el mundo con otros ojos. “Me emociona mucho que lo regalen. Ya el gesto de un regalo es hermoso y la elección de un libro significa mucho. Me gusta cuando me escribe gente que no conozco y veo que cada uno se quedó con algo”.
Antes de concluir la entrevista, le preguntamos que le recomendaría a los jóvenes escritores: “hay una cuestión con trabajar las ideas. Cuando las pones sobre el papel o en la computadora, ahí es donde las cosas empiezan a crecer. Muchas veces la idea muta, pero lo más importante es sentarse a hacerlo. No como un imperativo, sino como abandonar la idea en el aire, probarla y probar de vuelta hasta que algo surja”.
Tal como ella dice, la escritura es una flecha de fuego y quizás es eso lo que hace que este libro sea un antes y un después; la literatura en los puntos, los espacios en blanco, los versos y en todo lo que hace que “Cosas que quedaron lejos” sea una gran obra. 

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