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Información General Viernes 20 de Marzo de 2020

Como dos extraños

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Agrandar imagen FOTO MSN.COM/ MARABÚ/ Fue uno de los más famosos cabaret de la época. FOTO CULTURA.GOB.AR// ANÍBAL TROILO./ El gran bandoneonista debutó en el Marabú.
FOTO MSN.COM/ MARABÚ/ Fue uno de los más famosos cabaret de la época. FOTO CULTURA.GOB.AR// ANÍBAL TROILO./ El gran bandoneonista debutó en el Marabú.
Pepe Marquínez (Sunchales)

Por Pepe Marquínez (Sunchales)

El Marabú (junto con el Chantecler) ubicado en la calle Maipú 359 de la ciudad de Buenos Aires fue uno de más famosos cabaret de la época. Aún hoy existe, pero con el nombre de Maracaibo y sus instalaciones cubren mil metros cuadrados, lugar cargado de leyendas y anécdotas.

El 1 de julio de 1937, debutó la orquesta que dirigía un muchacho de apenas 23 años que se llamaba Aníbal Troilo, tenía como pianista a Orlando Goñi, acaso el mejor pianista que dio el tango y también allí actuó durante mucho tiempo, la agrupación de un grande del tango Carlos Di Sarli.

La historia que les narraré, tiene como protagonista al personaje que dio origen al tango del título. Un gran bandoneonista como Pedro Laurenz andaba buscando al poeta que le pusiera nombre a un tango que había compuesto y lo encontró en un talentoso poeta que se llamo José María Contursi (Catunga). El argumento lo encontró en el mismo cabaret.

En dicho lugar trabajaba una chica proveniente de Córdoba, de una belleza incomparable. Al poco tiempo esta mujer formaría pareja con uno de los mozos del lugar. La finalidad era juntar unos pesos y buscar mejores horizontes.

Una noche se apersonaron al cabaret tres individuos que pretendieron llevarse a la mujer. Obviamente los mozos del lugar y su pareja salieron a defenderla, pero uno de los visitantes saco la libreta de casamiento y la tiró sobre la mesa oponiéndose a que la muchacha siguiera en ese lugar de perdición y baja moral argumentó el que era su esposo.

Obviamente hay que ponerse en el lugar y en la época de la cual estamos hablando.

La muchacha partió con su esposo, y el mozo, compañero de la mujer, quedo sumido en una gran depresión y desazón. Alentado por sus compañeros, transcurrido un tiempo prudencial, el mozo viajó a Córdoba y la encontró a la muchacha detrás de un mostrador en un almacén de mala muerte en las afueras de esa ciudad.

La muchacha era otra persona, totalmente abandonada, abatida y desaliñada.

“Me acobardo la soledad y el miedo enorme/ de morir lejos de ti que ganas tuve de llorar/ sintiendo junto a mi la burla de la realidad!/ y el corazón me suplico que te buscara y que le diera tu querer… me lo pedía el corazón y entonces te busque creyéndote mi salvación/ y ahora que estoy frente a ti parecemos, ya ves, dos extraños…/ lección que por fin aprendí ¡como cambian las cosas los años!/ angustia de saber muerta ya la ilusión y la fe…/ perdón si me ves lagrimear ¡los recuerdos me han hecho mal!/ palideció la luz del sol al escucharte fríamente conversar/ fue tan distinto nuestro amor y duele comprobar/ que todo, todo termino./ Que gran error volverte a ver para llevarme destrozado el corazón / son mil fantasmas al volver burlándose de mi las horas de ese muerto ayer".


 

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