Por CAPSF
Luego de finalizar sus estudios, en el 2018, partió rumbo a Nueva York en planes de viaje familiar. Si bien el recorrido turístico involucró otros destinos, el joven arquitecto eligió la gran manzana para describir sus sensaciones y experiencias.
“Una de las cosas que más me impactó de Nueva York, es como la gente se apropia de los espacios públicos, aun con tan bajas temperaturas como las que me tocó vivir a mí. Es palpable esa necesidad de naturaleza que tiene la gente en semejante mole urbana y por ello, entiendo que cada plaza, parque y zona verde es valorada y utilizada al máximo”, señala Gonzalo.
En este sentido, hizo hincapié en la más reciente intervención arquitectónica en la ciudad, denominada High Line. Una obra al aire libre montada sobre una vieja vía ferroviaria y que fue resultado del pedido conjunto de los vecinos de la zona que solicitaron reformular el espacio y no demolerlo como tenían pensado las autoridades locales.
El High Line es un parque urbano elevado, construido sobre una antigua línea de ferrocarril de Nueva York. La plataforma elevada dejó de utilizarse en 1980 y en 2003, 23 años más tarde, se comenzó a pensar en diversos usos de ésta. El proyecto fue terminado en 2014.
High Line Elevated Park recorre desde Gansevoort Street hasta la calle 34 de la parte oeste de Nueva York. El parque está dividido en tres secciones y se puede acceder a él de forma gratuita por diversos puntos de acceso a lo largo de su recorrido sobre la ciudad.
La transformación que lograron los arquitectos y paisajistas en ese lugar fue un revolucionario tipo de jardín o parque lineal: una pasarela de dos kilómetros y medio que serpentea a nueve metros de altura en una ciudad bulliciosa.
Actualmente es uno de los parques urbanos más importantes, en uno de los destinos más queridos y visitados de Nueva York. Con más de cuatro millones de visitantes al año, la High Line ya ha estimulado más de 5 mil millones dólares en nuevos desarrollos a lo largo de su trazado ayudando al barrio de Chelsea y al Meatpack a convertirse en uno de los barrios de moda de la ciudad.
Por otro lado, Gonzalo hizo foco en las soluciones habitacionales tan características de Nueva York y al mismo también con una diversidad propia que demuestran que por allí ha pasado historia, corrientes migratorias y muchas culturas.
Por ejemplo los edificios denominados Walk –up” (subir a pie) que contienen 4/5 pisos sin ascensores y alojan varias viviendas por planta, transformándose entre las alternativas más asequibles en cuanto a precios de alquiler y compra (aunque siempre dependiendo de la zona).
Estos edificios fueron construidos para alojar a los inmigrantes que llegaron a Nueva York en el siglo XVIII.La crítica general es que tienen un estilo un poco plano, sin embargo parte del imaginario colectivo gracias al cine, ya que todo el mundo recuerda haber visto escapar a algún personaje por sus escaleras de incendios.
En contraposición, el Arq. Gonzalo Eberhard, nos menciona lo impactante que resulta la VIA 57 WEST, un edificio residencial construido por el estudio de arquitectura danés BIG, que por su línea futurista rompe con cualquier paisaje. El VIΛ 57 tiene un total de 709 unidades y fue edificado con alto estándares de sostenibilidad. El edificio es de bajo consumo energético y fue construido usando madera responsablemente boscosa. La construcción contiene lujosas características y un diseño de estilo híbrido entre el bloque perimetral europeo y el rascacielos tradicional americano. El único edificio en forma de pirámide, con un patio inclinado de 22,000 pies cuadrados en su centro y ventanas de piso a techo; el edificio culmina a 137 metros en su esquina noreste, lo que maximiza el número de apartamentos y preserva gentilmente las vistas del río Hudson.
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