Por REDACCION
En la previa de una nueva conmemoración del Día Internacional del Trabajo, lamentablemente existe una enorme incertidumbre sobre el futuro del mercado laboral, una de las víctimas de la pandemia del coronavirus que derivó en una desaceleración productiva extraordinaria. Miles de puestos de empleo en la Argentina y a nivel mundial corren peligro o incluso ya desaparecieron por lo que el índice de desocupación transita un explosivo aumento en todas las direcciones del planeta.
En la Argentina, que se acerca al mes y medio de una cuarentena que enfrió bruscamente la economía -que a su vez ya venía soportando una crisis de casi dos años-, se multiplican los problemas económicos de las empresas y perder el empleo dejó de ser una amenaza simbólica para ser una realidad. De alguna manera, cientos de miles de cuentapropistas, monotributistas e incluso profesionales perdieron temporalmente su trabajo al no poder desarrollar sus actividades económicas con normalidad por el aislamiento social y obligatorio impuesto por el Gobierno nacional. La misma situación se repite en gran parte de la geografía mundial.
En un nuevo documento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se advirtió que unas 1.500 millones de personas, casi la mitad de la fuerza laboral formal en el planeta, podrían perder sus trabajos debido a la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de coronavirus. La OIT elevó sus proyecciones de pérdida de puestos de trabajo hasta el equivalente a 305 millones de empleos solo en el segundo trimestre de 2020, es decir el que estamos transitando.
Además, el tercer informe del organismo, que reúne a gobiernos, empresas y sindicatos, calculó que unos 232 millones de empresas de comercio mayorista y minorista, 111 millones del sector turístico, 51 millones de la rama hotelera y 42 millones de otros sectores, como el inmobiliario, están en serio peligro de cierre. De acuerdo al reporte, millones de empresas en el mundo están al borde del colapso, carecen de ahorros y de acceso al crédito por lo que si no reciben ayudas directamente perecerán.
En Estados Unidos, el país más golpeado por el coronavirus, más de 22 millones de personas solicitaron desempleo en un período de cuatro semanas, y los economistas de la Reserva Federal proyectan hasta 47 millones de empleos perdidos para el verano del hemisferio norte para el que faltan dos meses. Según los informes, casi un tercio de los inquilinos estadounidenses no pagaron el alquiler a tiempo en abril y el uso del banco de alimentos se está disparando.
En el caso del Gobierno argentino, para amortiguar el impacto de la pandemia en la economía real tiene previsto para el trimestre abril-junio un paquete de asistencia económica que alcanzará el 5,6% del PBI, y un monto estimado entre gasto fiscal y facilidades financieras de unos 1,7 billones de pesos. Según se desprende de un informe elaborado por el Ministerio de Economía, en el primer grupo de las medidas de coyuntura ya anunciadas por el Gobierno se contemplan programas puntuales como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) o bonos extraordinarios, que tienen hasta ahora una frecuencia mensual e insume cerca de $350 mil millones, lo que equivale a casi 1,2% del PIB.
En tanto, el segundo paquete de medidas está vinculado a la financiación de créditos productivos orientados a empresas y sectores afectados por la emergencia, mediante aportes del Tesoro que se destinan para financiar líneas de créditos a tasas subsidiadas o programas de garantías. El trabajo del Palacio de Hacienda, por último, reseñó que el accionar del Estado se traduce en la implementación de un "paquete económico contracíclico de características y dimensiones excepcionales, en función de la situación recesiva por la que venía atravesando el país antes de la pandemia".
A este rescate de magnitud se suman los acuerdos sectoriales entre empresas y gremios o el más general alcanzado por la Unión Industrial Argentina y la CGT, con el aval del Gobierno, para garantizar el 75% del salario en las suspensiones de personal sin tareas.
En este escenario, pese a las medidas del gobierno nacional para proteger los empleos, asistir a la producción y aplicar un ingreso de emergencia para el personal informal en el contexto de la pandemia del coronavirus, los despidos, las suspensiones y las bajas salariales perjudicaron a 309.672 trabajadores entre el 15 de marzo y el 15 de abril, según un detallado informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). El relevamiento indicó que se produjeron 5.386 cesantías, 7.223 suspensiones, 3.070 atrasos de pago de salarios, 54.030 reducciones de haberes, 8.480 suspensiones y 231.483 convenios obrero-patronales de baja de ingresos, y puntualizó que "no obstante la crítica realidad nacional no se percibió en ese período una cantidad numerosa de casos de despidos".
Ante este tétrico panorama, el calendario marca la llegada de un nuevo Día Internacional del Trabajo en el que no habrá celebraciones pero sí grandísimos esfuerzos por cuidarlo, para lo cual todos tienen que resignar algo o mucho en algunos casos.
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