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Editorial Martes 11 de Febrero de 2020

Una amenaza mundial

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REDACCION

Por REDACCION

No transcurrió mucho tiempo desde que el coronavirus empezó a difundirse como una amenaza para la salud de una región de China, donde se habían declarado los primeros casos.

Desde ese momento se encendieron las alarmas en el gigante asiático, que con diferentes técnicas intentó erradicar un problema que desde su inicio puso en jaque a la población de una de las cuatro naciones más extensas del mundo, después de Rusia, Canadá y con una superficie similar a la de los Estados Unidos.

Pero, además, China es el país con mayor población, seguido de cerca por India, ambos muy lejos del tercero, lugar que ocupa Estados Unidos.

Esas cifras, de ninguna manera pueden interpretarse como un dato menor, a la hora de evaluar el riesgo que constituye una eventual propagación de una enfermedad que ya se cobró más de novecientas víctimas fatales.

El aislamiento de quienes manifiestan síntomas vinculados al coronavirus, se aplicó como medida preventiva inmediatamente después de conocerse las primeras afecciones.

Incluso, se construyó un hospital, en tiempo récord, como para evitar el contacto de quienes contrajeron el mal, con el resto de la población.

Las reacciones se concretaron en tiempo en forma por parte de los responsables de las áreas de salud de ese país, aunque no resulta tan sencillo, al menos por ahora, controlar definitivamente la delicada situación.

En los últimos días, en nuestro país, la difusión tuvo un mayor alcance, como consecuencia de la internación de una persona de nacionalidad argentina en Japón, siendo derivado a tierra firme desde un crucero.

El alerta se ha generalizado y hoy el coronavirus se ha transformado en una amenaza mundial, luego de contabilizarse los primeros casos en diferentes países, varios de ellos en nuestro continente.

De todos modos, las autoridades chinas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), estiman que si bien hay que tomar precauciones, lentamente se está neutralizando el avance de la enfermedad.

Está claro que cada uno debe tomar conciencia para reaccionar de manera correcta ante los primeros síntomas. Mientras tanto, se sigue experimentando con vacunas en distintos animales, como ocurre en este tipo de situaciones, con la firme convicción de encontrar una medicación efectiva.

El presidente chino, Xi Jinping, en un mensaje televisado a todo el país, anunció oficialmente que son más de novecientos los muertos. Pero, lo más llamativo, es que lo hizo con un barbijo protegiendo su boca y nariz, dejando a la comunidad un claro mensaje de concientización.

No puede negarse, a la luz de los acontecimientos, que el número de muertos y personas contagiadas sigue aumentando, no solo en China, sino en otras latitudes, aunque, lógicamente, en menor medida.

Al margen de la salud, que es el tema más preocupante, el coronavirus atenta contra las economías de algunos países que tienen un muy fuerte lazo de comercialización con el país asiático, entre ellos, Argentina.

Las fronteras, hoy están virtualmente cerradas y las exportaciones que habían sido acordadas en su momento, tendrán que seguir esperando hasta que se levante nuevamente la barrera sanitaria.

En materia de turismo, las agencias debieron cancelar las salidas con un destino que es particularmente atractivo por su legendaria historia. Quienes se vieron sorprendidos navegando o volando en los últimos días en inmediaciones de China, sin duda, no lo pudieron disfrutar.

Se reportaron contagios en cruceros en altamar y en aviones de pasajeros. En estos tiempos, es poco creíble que se hayan dado esas situaciones porque estamos viviendo en un mundo hiperconectado.

Una simple máscara, aparece, por el momento, como el antídoto más efectivo. Se trata, indudablemente, de una solución muy precaria y que como es bien definida por los especialistas en salud, se trata de una medida preventiva.

El trabajo realizado por el doctor Li Wenliang, que fue perseguido tras haber anunciado la existencia del virus, no dio en la tecla, a pesar de pagar con su propia vida las investigaciones realizadas en procura de hallar la fórmula adecuada para ganarle la batalla al coronavirus, que se ha convertido, definitivamente, en una amenaza mundial.

Hoy, todas las alarmas se encendieron y las luces rojas aparecen, por ahora de manera intermitente aunque con intensidad, en los tableros de las diferentes organizaciones de salud, que redoblan sus esfuerzos para terminar con la epidemia que terminó con la vida de casi un millar de personas.

Los registros, por ahora son preocupantes. De ninguna manera alarmantes, al margen de la cantidad de víctimas fatales. Pero no es cuestión de bajar la guardia, porque en la medida que eso pueda llegar a suceder, podrían incrementarse considerablemente las estadísticas.

Esos números son los que se pretenden frenar con las campañas y los estudios que vienen realizando los especialistas en un tema que por ahora les sigue quitando el sueño.

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