Por REDACCION
En nuestro imaginario, trabajar en el Estado puede formar parte de nuestros objetivos de inserción laboral por la posibilidad de desarrollar una carrera y también por los beneficios que implica en materia de horarios. De todos modos, cabe admitir que el sector público en países como la Argentina no siempre está asociado a indicadores de calidad de gestión, como transparencia y eficiencia, sino todo lo contrario se lo vincula a disvalores éticos, como la corrupción -que además es un delito penal-.
En este escenario, diario Clarín publicó recientemente las conclusiones de una encuesta a 11.500 estudiantes universitarios, a quienes le preguntaron cuáles son los empleados más atractivos en la Argentina. Entre las respuestas, figura Mercadolibre como empresa favorita pero también el Gobierno logró hacerse lugar entre los diez primeros lugares y en varios ítems quedó incluso en el primer lugar. Ser empleado público en un país de alta informalidad laboral y con crisis económicas periódicas -o eternas en algunos casos- ofrece una garantía de estabilidad laboral y previsibilidad de que se cobrará un sueldo todos los meses.
De acuerdo al sondeo efectuado por la consultora sueca Universum, YPF, Banco Nación y Aerolíneas Argentinas, empresas de gestión estatal, figuran en esa lista como empleador "ideal" o al menos donde les gustaría trabajar a muchos universitarios que participaron de la encuesta.
La radiografía del mercado laboral muestra resultados pobres sobre la economía nacional, que en este caso no es tan popular. En la nota de Clarín, que firma uno de los editores del diario, Pablo Vaca, se repasan los principales datos, como que los asalariados informales constituyen el 37% de la fuerza laboral, lo que equivale a 5,6 millones de personas sin seguridad social.
En tanto, el empleo registrado en el sector privado no se expande desde hace una década, ya que en enero de 2012 había 6,1 millones de trabajadores formales mientras que en el 2022 la cantidad subió a 6,2 millones. Pero en este punto es preciso apuntar que en 2010 la cantidad de habitantes en todo el país era de 40 millones de personas y que ahora somos un poco más de 47 millones, según datos provisorios del INDEC, que está demorado en oficializar información sobre población.
En la vereda de enfrente se ubica el Estado en sus distintas variantes, municipios, provincias y la Nación, que empleaba a 2,2 millones de personas a comienzos de este siglo 21 y que ahora cuenta con 3,9 millones de trabajadores, lo que refleja un incremento del 78 por ciento en la dotación de personal de acuerdo a datos de la consultora FIEL citados por Clarín, que con cierta ironía afirma que la mayor empleabilidad estatal de alguna manera es la mejor evidencia del Estado presente del que tanto se vanaglorió el kirchnerismo.
Dos datos adicionales que vienen al caso, menciona Vaca. El primero es que ocho de cada diez argentinos de 15 a 24 años afirma que si pudiera emigraría para radicarse en otro país en busca de un futuro mejor que el que le ofrece nuestra maltratada Argentina, más allá del éxtasis mundialista de estos días. El segundo proviene de la consultora Management & Fit y una encuesta publicada recientemente sobre 2.200 casos, en la que el 83% de los menores de 40 años considera que la situación económica está peor o mucho peor que el año pasado. Y eso no es todo, pues el 70% considera que estará peor o mucho peor el año que viene.
Un pesimismo que contrasta con la felicidad extrema por la gesta de la Selección en Qatar. Pero esa coyuntura de crisis permanente explica por qué muchos estudiantes universitarios aspiran a insertarse laboralmente en las estructuras del Estado, donde además se encuentran los "ñoquis", que se definen como aquellas personas que reciben un salario mensual de la administración pública o de un organismo o empresa estatal, sin realizar ninguna actividad personal y útil para el organismo ente u organización a la que pertenece.
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