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Editorial Domingo 17 de Noviembre de 2013

Un termómetro

El alta y baja de empresas en el país es un verdadero termómetro para medir la salud de la economía. Desde 2009 este índice se encuentra en retroceso.

REDACCION

Por REDACCION

Según el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial, un trabajo estadístico que lleva adelante el Ministerio de Trabajo de la Nación con su propia recolección de datos, en 2012 quebraron 56.108 empresas y se crearon 55.394, quedando en consecuencia un saldo negativo de 714, constituyendo una línea descendente que comenzó a notarse a partir de 2009, y que aún sin alcanzar cifras espectaculares viene retrocediendo en forma sostenida, y por demás sabido es que cuando no se crece o incluso se mantiene una condición estacionaria, es una manera de estar en condiciones negativas. De todos modos, y como para inyectar algo de optimismo, si retrocedemos en el tiempo a la última década, es decir desde 2003 en adelante la cantidad de empresas instaladas aumentó el 50%, pasando de 402.815 a 602.989.

De acuerdo con análisis realizados sobre esta situación, que resulta muy elocuente para medir el comportamiento de la actividad económica en su conjunto, los economistas no se muestran sorprendidos ya que es en cierta manera lógico que la creación de nuevas empresas se encuentra estrechamente ligada al crecimiento de la economía. Cuando hay expansión, existen condiciones para nuevos emprendimientos, lo que se detiene cuando hay estancamiento, como viene sucediendo ahora. "No están dadas las condiciones", se resume muy sintética pero expresivamente cuando se requiere una opinión de los expertos respecto a esta caída que viene teniendo la cantidad de empresas funcionando en la Argentina.

Este es un aspecto puntual, pero trascendente dentro de todo el andamiaje laboral y económico, ya que al caer la cantidad de empresas por lógica consecuencia decrece el empleo, se contrae aún más el crecimiento y por ende tiene un fuerte impacto en el resto de factores, como la pérdida de poder adquisitivo del salario y la contracción del consumo. Bien podría definirse como la conformación de un círculo vicioso, donde todo está relacionado con todo.

En general, se coincide que todo esto genera un clima desfavorable para el corto y mediano plazo, pero se descarta en cambio un escenario más dramático en el largo plazo.

Esta estadística oficial del Ministerio de Trabajo está elaborada en base a datos recolectados en sus propias dependencias del área laboral, de la AFIP y de la ANSES, destacándose que los mejores índices se registraron durante el período 2003-2007, pues durante esos años hubo el mayor número de creación de nuevas empresas y el más bajo de cierres, es decir, una combinación prácticamente perfecta. De todo ese ciclo el más positivo fue 2004, ofreciendo un saldo favorable de 59.242 nuevas empresas, lo cual significó una expansión del 14,7% respecto al año anterior.

Justamente ese crecimiento que se dio en esos años, contrasta claramente con lo sucedido en el tiempo previo, ya que por ejemplo en el lapso que va de 1998 a 2002 la cantidad de empresas experimentó una muy brusca caída pasando de 383.000 a 337.000. Una vez dejada atrás la crisis comenzó un tiempo de repunte, llegándose a 453.000 en 2008, significando un crecimiento del 34%, lapso en el cual con el crecimiento económico con un ritmo vertiginoso, fue el mejor para la aparición de nuevas empresas, con la consecuencia de nuevos empleos y mejores salarios.

El orden de esos años fue la creación de 26.052 empresas en 2003, 59.242 en 2004, 37.235 en 2005, 34.235 en 2006, 26.926 en 2007, y 22.139 en 2008. De allí en adelante y debido a la crisis internacional, el ciclo comenzó a revertirse, primero con muy reducidas cifras de nuevas empresas, y ahora con saldo negativo en la comparación entre altas y bajas.

Además del estancamiento de la actividad económica, de por si muy poco propicio para generar la creación de nuevas empresas, aparecen como influyentes las dificultades del sector laboral, la falta de apoyo crediticio y de estructuras de fomento, con una economía que tiene más restricciones que en otras épocas.

La desaparición de empresas comenzó a observarse con preocupación desde 2009 en adelante, una tendencia que ha ido profundizándose, en especial afectando a las empresas de hasta 3 años de puestas en actividad, que son las más expuestas a las dificultades. Destaca el Ministerio de Trabajo en tal sentido, que en 2008 había 154.165 empresas de hasta 3 años, mientras que en 2012 esa cantidad se redujo a 120.260.

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